Este 10 de mayo se realizará el evento de avistamiento de aves más grande del mundo. La competencia, de la que Colombia es la ganadora vigente, llega en su onceava edición, y acá le recomendamos cinco regiones del país para participar.
El Global Big Day (GBD), organizado por el Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, es sin duda el evento de observación de aves más grande del mundo. Se trata de una fecha para celebrar la biodiversidad de nuestro planeta a través de una competencia que se desarrolla simultáneamente en más de 200 países, y que invita a ciudadanos de todas las edades y profesiones a dedicar al menos unos minutos para registrar las especies que ven u oyen desde su ventana, jardín, parque o cualquier rincón.
Para Luis Eduardo Ureña, biólogo de la Universidad del Tolima, representante del Comite de Coordinacion Nacional del Global Big Day y director de Manakin Nature Tours —una de las compañías pioneras en el aviturismo en Colombia—, “más allá de la competencia, el objetivo es generar conciencia sobre la conservación de las aves y sus hábitats. Utilizamos a las aves como símbolo porque son fáciles de ver, están en todas partes y nos conectan con los ecosistemas que debemos proteger”.
El GBD de este 10 de mayo coincide con el Día Mundial de las Aves Migratorias (DMAM), que este año tiene como lema: “Espacios compartidos: creando ciudades y comunidades amigables con las aves”. Participar del evento es sencillo y gratuito: solo se necesita una cuenta en eBird, plataforma utilizada por millones de observadores, para registrar los avistamientos y contribuir a una base de datos científica que monitorea las poblaciones de aves a nivel global.

Colombia, que ha ganado el certamen en nueve ocasiones incluyendo la edición de 2024 con un recuento de 1.526 especies registradas, según eBird, encuentra en su riqueza geográfica y de biodiversidad, el motivo de tal cantidad de títulos. Por eso, a continuación, y de la mano de Urueña, presentamos una selección de cinco locaciones ideales para el avistamiento de aves, una en cada región del país.
Orinoquía: Reserva Natural Hato La Aurora
- La espátula rosada (Platalea ajaja) se alimenta de camarones y otros invertebrados acuáticos filtrando el agua mientras mueve su pico de lado a lado. | Foto: Cortesía - Laura Rodríguez - Cunaguaro Travel
- La bandurria común (Theristicus caudatus) se encuentra a menudo lejos del agua, a diferencia de la mayoría de los demás ibis. | Foto: Cortesía - Laura Rodríguez - Cunaguaro Travel
- El fanso del Orinoco (Oressochen jubatus) se encuentra a lo largo de ríos y praderas inundadas, donde nada y camina. | Foto: Cortesía Laura - Rodríguez - Cunaguaro Travel
Ubicado entre los municipios Paz de Ariporo y Hato Corozal, en pleno corazón de los llanos de Casanare, el Hato La Aurora se ha convertido en un destino imperdible para los amantes de la naturaleza, el aviturismo y el ecoturismo. Según Laura Miranda, directora de la agencia de turismo Cunaguaro Travel y coordinadora departamental para el GBD, es un territorio en el que “se han registrado más de 300 especies de aves”.
Entre las más emblemáticas se encuentran el ganso del Orinoco (Oressochen jubatus), el saltarín uirapuru (Pipra filicauda) y el ibis rabudo o ibis de la Orinoquía (Cercibis oxycerca). Pero la riqueza del lugar no termina con las aves, quienes visitan La Aurora también pueden observar monos aulladores, jaguares, anacondas y grandes manadas de chigüiros.
Andina: Parque Nacional Natural Chingaza
- Algunas poblaciones de atlapetes pizarroso (grupo schistaceus, Atlapetes schistaceus) tienen un parche blanco en la base de las plumas primarias de las alas. | Foto: Cortesía - Rafael Gonzalez
- Algunas poblaciones de tangara cabecibaya (Tangara gyrola) tienen las partes inferiores de color azul eléctrico, otras enteramente verdes, pero siempre tienen las alas verdes. | Foto: Cortesía - Rafael González
- El clorofonia nuquiazul (Chlorophonia cyanea) forrajea (comportamiento natural de las aves de buscar, manipular y comer alimentos) en todos los niveles, pero con mayor frecuencia en el dosel del bosque. | Foto: Cortesía Rafael González
Enclavado en la cordillera Oriental de los Andes, el complejo Chingaza se erige como uno de los escenarios más ricos y diversos para el avistamiento de aves en Colombia. Este territorio es hogar de especies únicas como el periquito de alas amarillas (Brotogeris jugularis) y el Colibrí Chivito de Bogotá (Oxypogon guerinii), aves endémicas que representan el invaluable patrimonio natural de los páramos colombianos.
Los municipios que conforman el complejo Chingaza —siete en Cundinamarca (Fómeque, Choachí, La Calera, Guasca, Junín, Gachalá y Medina) y cuatro en el Meta (San Juanito, El Calvario, Restrepo y Cumaral)— han desarrollado una creciente comunidad de pajareros locales que promueven la conservación a través del ecoturismo y la ciencia ciudadana.
Quienes deseen sumarse a los recorridos en el complejo pueden contactar con Rafael González, coordinador departamental para el GBD, a través del correo electrónico GBDorganismocentral@gmail.com o al número 314-206-3857.
Amazonía: Puerto Inírida
- El Bucco capensis (Collared Puffbird) es típicamente silencioso durante el día; emite su canto mucho antes de la primera luz. | Foto: Cortesía - Daniel Camilo Orjuela Ducuara
- El macho de la coqueta verde norteña (Lophornis verreauxii) se diferencia de la hembra por la ausencia de rayas en la garganta. | Foto: Cortesía - Daniel Camilo Orjuela Ducuara
- El buco cabecirrojo (Bucco macrodactylus) puede ser difícil de encontrar, ya que se posa inmóvil en una percha durante largos períodos de tiempo. | Foto: Cortesía - Daniel Camilo Orjuela Ducuara
Según afirma Daniel Orjuela, guía profesional y coordinador departamental para el GBD, la capital del departamento del Guainía «se encuentra en una zona donde confluyen ecosistemas del escudo guyanés, la Amazonía y los llanos. Esto hace que la región sea rica en biodiversidad y atractiva para los observadores de aves”.
Aunque no hay especies endémicas exclusivas de Puerto Inírida, sí hay algunas que solo se ven en esta región del país con cierta facilidad. Algunas de estas son el hormiguero del Yapacana (Aprositornis disjuncta) y el pijuí del Orinoco (Synallaxis beverlyae).
Pacífico: San Cipriano
- El hormiguero ocelado (Phaenostictus mcleannani) es poco común, además de ser más grande que otros hormigueros en su rango. | Foto: Cortesía - Juan Pablo Arboleda
- El búho crestado (Lophostrix cristata) además de ser poco común, tiene un “gruñido” corto, gutural y creciente, que típicamente se repite cada cinco a diez segundos. | Foto: Cortesía - Juan Pablo Pablo Arboleda
- La paloma-perdiz cariblanca (Leptotrygon veraguensis) anda principalmente en el suelo, es pequeña para una paloma perdiz y mucho más oscura que otras. | Foto: Cortesía - Juan Pablo Pablo Arboleda
Este corregimiento ubicado en el Valle del Cauca forma parte de la región del Chocó biogeográfico, lo que significa que alberga una gran variedad de especies de aves del Pacífico. Según Juan Pablo Arboleda (coordinador departamental para el GBD), “se estima que hay alrededor de 400 especies de aves en San Cipriano, y se pueden registrar fácilmente 120 especies en una jornada de Global Big Day”.
Entre las más buscadas en se encuentran el saltarín piquigrueso (Sapayoa aenigma), el cuco-terrestre escamado (Neomorphus radiolosus) y el chotacabras del Chocó (Nyctiphrynus rosenbergi), un ave que se puede observar al amanecer o al atardecer.
Existen varias opciones para organizar salidas con el fin de observar de aves en el Valle del Cauca. Para Arboleda, la agencia de viajes Ensifera ofrece servicios de observación de aves que cumplen con los estándares requeridos.
Caribe: San Lorenzo
- El colibrí florido de Santa Marta (Anthocephala floriceps) habita exclusivamente del bosque nublado de la Sierra Nevada de Santa Marta. | Foto: Cortesía - Gualberto Naranjo
- El atlapetes de Santa Marta (Atlapetes melanocephalus) es endémico de la Sierra Nevada; a menudo es la primera especie endémica que encuentran los observadores de aves que visitan esta cordillera. | Foto: Cortesía - Gualberto Naranjo
- El inca coliblanco (Coeligena phalerata) habita en el bosque húmedo a elevaciones moderadamente altas y se alimenta de una amplia variedad de flores, así como de insectos y artrópodos. | Foto: Cortesía - Gualberto Naranjo
Ubicado a 15 km de Santa Marta, es un destino ideal para los amantes de la observación de aves. Según Gualberto Naranjo (coordinador departamental para el GBD), este corregimiento perteneciente a la Sierra Nevada de Santa Marta “es un centro de endemismo, con 28 especies endémicas, 7 casi endémicas y 42 subespecies”.
Entre las aves endémicas que se pueden observar en San Lorenzo se encuentran el atlapetes de Santa Marta (Atlapetes melanocephalus) o el colibrí astral (Chaetocercus astreans). Para llegar, los visitantes deben ir por su cuenta. Hay varias agencias que ofrecen servicios de turismo de observación de aves y transporte, como Silvana Travels y Juanca Nature.