Kolokolo ofrece información acerca de aves y mamíferos representativos de la región, al tiempo que le permite a la ciudadanía registrar el avistamiento de especies.
Andrea Morales es bióloga ornitóloga, docente del programa de biología de la Universidad de Los Llanos y lleva más de 20 años trabajando en temas de evolución, ecología y conservación de aves, así como en aviturismo.
Ella es una de las personas detrás de Kolokolo, una aplicación para conocer la fauna característica de la región donde trabaja actualmente.
Según cuenta, la información que se tiene y distribuye en colegios e incluso universidades para aprender acerca de biodiversidad y animales está siempre construida a partir de lo que hay en otras partes del mundo y, muy pocas veces o casi nunca, a partir de las especies autóctonas.
“Siempre para aprender de animales se habla del león, la jirafa o el elefante. A mi como bióloga y como investigadora me da mucha ‘piedra’ (rabia), porque acá tenemos mucha biodiversidad y hay que resaltar eso. Es muy importante que los chicos empiecen desde chiquitos a trabajar conociendo lo que hay en su región. Si no conocemos lo que tenemos, no generamos apropiación y no lo cuidamos”, indica Andrea.
De ahí, cuenta, surgió el interés de desarrollar la aplicación como una herramienta de apoyo en colegios a la hora de trabajar con niños y jóvenes en temas de biodiversidad y en materias de Ciencias Naturales.
El nombre, Kolokolo, hace referencia y es un homenaje al legado indígena en la región, así como a la biodiversidad del territorio. En lengua sikuani, la etnia indígena que habita allí, kolo kolo significa corocora, que es, a su vez, el nombre de una de las aves más características de la Orinoquía (eudocimus ruber): “Es esa ave roja, divina, que uno ve siempre en los esteros y que apenas uno la ve, piensa en los Llanos”, cuenta Andrea.
Además de ella, en el desarrollo de la aplicación participó Francisco Sánchez, ecólogo experto en mamíferos y docente de Biología de la Universidad de los Llanos (Unillanos), así como César Díaz, profesor de la facultad de Ingeniería de la misma institución.
Conocer para cuidar y conservar
Kolokolo, entonces, tiene en esta primera versión dos funciones fundamentales. La primera es que opera como un catálogo de especies de mamíferos y de aves, que son los dos grupos con los que han trabajado durante toda su carrera Andrea y Francisco, y que cuenta con información taxonómica de las especies, su dieta, su distribución, su hábitat y demás.
Por otra parte, la aplicación también permite que sus usuarios creen inventarios de las especies que encuentran en sus entornos inmediatos: sus hogares, escuelas y universidades, entre otros. “Eso genera un reporte y una gráfica de cuántas especies viste, cuál es la más frecuente y otras cosas”, cuenta Andrea.
Y es que, explica la bióloga, los Llanos Orientales son una región con enorme diversidad. Solo en el terreno en el que está ubicado el Campus Barcelona, la sede de la Universidad de Los Llanos donde ella trabaja, en la vía a Puerto López, a unos 15 minutos de Villavicencio, han registrado 220 especies de aves y unas de 30 de mamíferos, dentro de las cuales se encuentra un mono endémico y amenazado.
“Los docentes y los estudiantes se quedaban sorprendidos, porque no sabían que tenían eso en su universidad. Yo sí creo que uno tiene que conocer el entorno que lo rodea, saber uno dónde vive para ayudar a conservarlo, y eso es lo que queremos también con la aplicación”, afirma Andrea.
Actualmente, Kolokolo cuenta con un catálogo de 40 especies de mamíferos y 40 de aves. Sin embargo, para una segunda fase, esperan ampliar ese catálogo una vez la institución anuncie nuevas convocatorias de financiación de proyectos, así como aumentar los grupos de animales que se encuentran allí.
Y a pesar de que ha recibido algunas críticas por las pocas especies de aves que componen su catálogo actual (teniendo en cuenta que Colombia es el país con mayor diversidad de esos animales), la aplicación ha tenido gran acogida en instituciones educativas, con niños y jóvenes, y, para sorpresa del equipo desarrollador, entre trabajadores de empresas como Agrosavia y aquellas que en general se dedican al trabajo agrícola.
Aun así, cuenta Andrea, hay todavía retos que afrontar: “Uno piensa al principio que todo el mundo tiene celular y que todo el mundo puede descargar una aplicación; pero luego uno se encuentra con la realidad de este país en donde en muchos casos no hay internet, las personas no tienen celular. En La Macarena, por ejemplo, hace poco duraron un mes sin luz, entonces esas tecnologías no funcionan del todo bien en la realidad nacional”.
Por ello, para la segunda fase de la aplicación quieren también desarrollar una versión que funcione en el computador, pensando en que los profesores por lo general sí tienen acceso a internet y desde el computador pueden proyectar en los salones de clase para trabajar con los estudiantes.
Por lo pronto, Kolokolo está disponible para dispositivos Android –(esperan también tenerla disponible para Apple en su segunda versión) de manera gratuita.
De acuerdo con Andrea, “yo que creo que sí, hay que publicar científicamente y toda la parte ‘ñoña’ y demás, muy importante, pero la parte con la gente es fundamental, porque si uno no comparte lo que sabe la gente, no está haciendo nada. Incluso es ‘chévere’, porque la gente le enseña a uno más, pues sabe dónde se reproducen los animales, qué comen, dónde se la pasan y ese intercambio es muy bonito”.