La Fundación She Is seleccionó a 35 mujeres jóvenes de todas las regiones del país para participar en un programa de inmersión que las llevará al Centro Espacial Johnson de la NASA, en Houston. Desde Colombia Visible hablamos con cinco de ellas sobre sus proyectos y expectativas. Jairem es la primera.
La playa y el mar, dice Jairem Reyes, de 13 años, son dos de sus lugares favoritos: “Me gusta mucho ir a bañarme. Tanto que mi mamá siempre me dice ‘niña, tú parece’ un pe’cao meti’a en el agua, ni te queré’ salir’, y yo: ‘Ay, mami, un ratico má»”.
Nació en Uribia, La Guajira, la capital indígena de Colombia, cosa que recuerda con ahínco y orgullo durante la conversación con Colombia Visible. De ahí su marcado acento. Dice que no esconde, ni a su tierra o su cultura, así le pagaran ‘toda la plata del mundo’.
Fue allí, sentada descalza sobre la arena, viendo el amanecer con su más grande compañera y confidente, su mamá, que, hace años, Jairem comenzó a interesarse por la Ciencia.
“Yo me quedaba mirando el amanecer y me preguntaba: porqué se ve así en la mañana y en la tarde, porqué el cielo se ve de color anaranjado. Me hacía muchas preguntas así, por qué Marte es rojo, por qué las estrellas son redondas y no como pensamos que son, y decía: tengo que investigar”, cuenta.
Esa infinita curiosidad, tan característica en los niños y tan rara cuando crecemos, fue la que, en últimas, la llevó a ser elegida para ser parte del programa ‘Ella es astronauta’, que la Fundación She Is lanzó en 2021 y que está repitiendo este año a raíz de la positiva experiencia.
A grandes rasgos, She Is se dedica a empoderar mujeres y niñas para que reconozcan sus derechos y rompan con estigmas y categorizaciones limitantes. Así, entre otras cosas, formó una alianza con la NASA gracias a la que, este año, llevará a 35 niñas, entre los nueve y los 15 años, de 21 departamentos, a los Estados Unidos para visitar las instalaciones del Centro Espacial Johnson en Houston, Texas.
“Las niñas irán durante una semana a vivir una experiencia de inmersión. Tendrán contacto con astronautas que les contarán su experiencia y cómo llegaron a esa profesión; recibirán clases de robótica, tecnología, cohetes, entre otras cosas, y podrán experimentar los simuladores de astronautas”, cuenta Leidy Martínez, coordinadora del proyecto.
Cuando a Jairem le dieron la noticia de que había sido seleccionada, no pudo contener las lágrimas. De la misma manera que tampoco pudo contenerlas cuando, hace poco, por cuenta de su curiosidad innata, se enteró de cómo mueren las ballenas.
“Cuando están en edad avanzada ya las ballenas no tienen la fuerza para subir hacia la superficie y agarrar oxígeno para seguir, entonces se hunden y llegan a una zona donde la presión del agua es tan fuerte y la temperatura tan helada que terminan asfixiadas”, explica.
Y agrega sacudiendo la cabeza: “Yo dije ‘qué feo, pobrecitas, ellas no se merecen eso’”.
Aunque por sus gestos y expresiones es claro que le duele en realidad, cuando cuenta la historia lo hace también con un tono de fascinación por el mundo natural que deja entrever una ya profunda y sorprendente claridad de cómo funciona el ciclo de la vida, que constantemente la motiva a seguir leyendo, explorando y, sobre todo, preguntando.
Creatividad y aspiraciones sin límites
A las preguntas que hacía cuando era más pequeña, su madre, Marta Karina Bravo, no sabía cómo responder. Jairem recuerda que le decía que le preguntara a sus profesores, pues ella no había cursado sino hasta el bachillerato.
Pensando en eso, en su hogar siempre la motivaron a que estudiara: “Mis padres y mis abuelos siempre me han dicho ‘niña, tú tienes que ir a la universidad, vas a ir a la que tú quieras, te vas a graduar y vas a lograr cualquier cosa que te propongas’”.
Marta Karina cuenta que Uribia puede ser un contexto difícil para que Jairem y su hermana menor, Jissel, crezcan y que, por eso, educarlas desde el respeto y el amor hacia el prójimo, así como apoyarlas en todo, ha sido su más grande meta.
De ahí que Jairem cuente que, cuando les decía que soñaba con comprarle a todos sus familiares casas de cien pisos, su familia siempre le decía: «Bueno, niña, para eso tienes que estudiar, ser profesional, ser empoderada y decidida».
Eso la ha llevado, con la más grande de las convicciones, a creer que puede cumplir todos y cada uno de sus sueños, que en la lista de los niños, suelen ser varios.
Además de comprarle esas casas a toda su familia, Jairem sueña con conocer otros países, “conocer el mundo, otras culturas, no solo de Colombia sino de otros países: Argentina, Chile, Ecuador, Italia, Francia, Japón, China, Corea del Sur, el mundo entero”, dice.
También, claro, quiere graduarse de profesional, solo que todavía no sabe muy bien de qué carrera. No porque no tenga ninguna que le interese. Al contrario: maravillada por la infinidad de posibilidades que supone la vida, todo la fascina.
“Me gustan muchas cosas. Por el momento he investigado para ser diseñadora gráfica, porque me gusta mucho dibujar; también quiero ser oftalmóloga, porque me enteré en una cita médica que por medio de los ojos se pueden detectar enfermedades en todo el cuerpo y yo también quiero experimentar eso, y también quiero estudiar sociología y cambiar la realidad de muchas personas”.
Asimismo, dice que le gusta escuchar música, cantar y bailar con su hermana, con quien suele buscar coreografías en Youtube para aprenderse e imitar en su cuarto, lo cual considera que hace ‘bastante bien’, por lo no que no descarta, tampoco, ser bailarina.
Y aunque pareciera que Jairem no conoce la palabra ‘límite’, confiesa que el viaje la tiene un poco nerviosa y que, a veces, incluso, le quita el sueño: hay noches en que se queda pensativa sobre su cama preguntándose si todo esto es real y si es ella en realidad la que se va para la NASA.
“Pero ya no hay vuelta atrás, ya se sacó el pasaporte y estamos haciendo el tramite de la visa. Ya me toca coger mis sueños sin miedo al éxito, porque esas oportunidades por acá no se ven mucho. Yo nunca en mi vida he armado un robot, de vainas sé manejar una computadora. Acá en La Guajira no están esos recursos”, aclara.
Por eso, luego de enumerar algunos de sus grandes sueños, se queda en silencio por un segundo y concluye: “Si llego a ser alguien grande en la vida, quiero cambiar la realidad de muchos niños y niñas de acá de mi departamento”.
“Yo quiero ser como tú, Jairem”.
Ese sueño, sin embargo, ya ha comenzado a hacerlo realidad.
Cuenta que, desde el momento en el que en su comunidad se enteraron de que había sido seleccionada para el programa, varias niñas le han dicho que quieren ser como ella, que quieren que les ayude con los trabajos del colegio, con las tareas y le preguntan que cuándo va a hacer un encuentro para contar su experiencia.
“Eso me motiva bastante, porque poquito a poquito estoy ayudando a cambiar la realidad de ellas. Muchas quieren estudiar, pero no pueden, pues les toca cuidar hermanitos o hacer el aseo en la casa y no van al colegio. Pero ahora me dicen que sí van a hacerlo, que quieren ponerse ‘las pilas’, ser unas ‘echadas pa’lante’, ir a la universidad, ser una doctora, y eso es un sentimiento muy bonito que se tiene cuando me dicen ‘yo quiero ser como tú, Jairem’”.
Además, y como requerimiento en el marco del proyecto de She Is, Jairem está diseñando un proyecto en el que debe resolver una problemática de su comunidad a través de las materias Steam: ciencias, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas (por sus siglas en inglés).
Para eso, ella escogió el tema de la contaminación y el exceso de plástico. Así, tiene pensado trabajar junto a niños y niñas de jardines infantiles de su comunidad para crear, rellenando botellas de plástico con envolturas de paquetes, bolsas y otros residuos, un parque y un mural “donde ellos puedan plasmar qué quieren hacer en el futuro”.
Pero el liderazgo no es algo en lo que Jairem se esté estrenando ahora que va a ser astronauta por una semana.
Ya desde antes estaba involucrada en proyectos comunitarios con enfoque de género. Específicamente, participaba del proyecto ‘Valientes’, liderado por Profamilia y auspiciado por la Embajada de Canadá, que trabaja en temas de derechos sexuales y reproductivos, y la prevención del embarazo adolescente.
“Esa es una problemática que se ve bastante en mi comunidad y en Colombia en general. Es muy grave, porque las niñas que quedan embarazadas tienen que tomar un rol que ellas todavía no deben tomar. Son niñas que a pesar de ser madres, son niñas todavía. También se ven afectadas físicamente, porque nuestro cuerpo está muy joven para dar a luz. Por eso, intentamos enfrentarlo”, cuenta Jairem.
Los temas de género son otro de sus grandes intereses, cosa que le atribuye, en gran parte, al linaje wayúu que lleva en sus venas y al que se refiere como “un gran privilegio”.
Algo que le gusta en particular, cuenta, es que dentro de la cultura wayúu, las mujeres son quienes ocupan los puestos de mando y liderazgo. “Las mujeres somos la autoridad, nacemos con ese don”.
Eso le ha servido para confirmar que el discurso que secundariza a las mujeres y las tilda de incapaces no es más que una ‘perezosa mentira’. En ese sentido, dice que es de vital importancia concientizar a las personas, sobre todo a aquellas en el centro del país, de que las mujeres pueden estar donde quieran estar, «no solo en la casa».