Ada Alomia creó Dulzuritas del Pacífico para transmitir los sabores de su infancia y los frutos tradicionales del Pacífico, a través de la repostería.
El pepepán, el chontaduro, el naidí, el viche y el curao son algunos de los sabores tradicionales del litoral Pacífico que Ada Alomia plasma en su pastelería, algo que para ella comenzó como una forma de pasar tiempo con sus hijos y que hoy, se ha convertido en un proyecto de innovación gastronómica.
Esta mujer, de 41 años, nació y vive en Buenaventura. Creció además con la influencia de distintos lugares del litoral, pues su madre que viene del río Satinga del municipio Olaya Herrera, en Nariño, y su padre del río Payán, en el Valle del Cauca.
Hace tres años creó Dulzuritas del Pacífico, un emprendimiento que, aunque pequeño, ya ha conquistado escenarios de talla nacional como los stands de mecatos tradicionales del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, en representación de Buenaventura.
Alma de repostera y del Pacífico
Para Ada todo comenzó porque quería pasar más tiempo con sus hijos María José, Adda Lucia y Jesús Eduardo. Buscó un horno en Cali, lo compró y decidió pagar un curso de repostería en esa ciudad. Empezó a visitar la capital del Valle con más frecuencia para seguir formándose, hasta que un día decidió hacer su primera torta sola.
“Esa torta la regalé y fue un éxito total. La persona a la que se la di, que fue una amiga mía, me preguntó ‘dónde la había comprado’, pues ella quería comprar más. ‘La hice yo’, le dije con orgullo, y ahí decidí comenzar a venderlas”, cuenta.
Ada comenzó a formarse más para ser una emprendedora exitosa. Entró a un curso de la Fundación María Luisa de Moreno llamado Despertar Emprendedor, donde comenzó a gestar lo que se convertiría en el ADN de Dulzuritas del Pacífico: volver a cocinar los sabores de su infancia.
“Nací en un hogar humilde y viví en la casa de mi abuelo, que tenía un pequeño terreno en el que había pringamoza, borojó, palma de chontaduro, palo de zapote y árboles de pepepán, que es un fruto similar a las nueces y, además, la merienda que comíamos cocinada acompañada de agua de panela”, cuenta Ada.
Ada recogía todas las mañanas los frutos de pepepán del solar de su abuelo, las pelaba para que luego él las cocinara y las vendiera en la calle de su barrio, junto con agua de panela y tinto.
“Recordando esos momentos, quise entonces hacer una fusión entre la repostería clásica con los productos de nuestra infancia: los productos tradicionales del Pacífico. Y es que estos no solo le dan un sabor particular, sino que tienen muchos beneficios para la salud”, cuenta la repostera.
Repostería sostenible y tradicional
Más que sabores exóticos, los frutos que incorpora Dulzuritas del Pacífico hacen de estos una alternativa más saludable. Y, en palabras de Ada, “aunque no son propiamente saludables, si es posible hacer alternativas que puedan consumir personas alérgicas al gluten e incluso diabéticas. Con pepepán he podido fabricar mi propia harina y no depender del trigo, lo mismo ocurre con el chontaduro. Con la guerra que ocurre actualmente en Ucrania algunos insumos se han encarecido, particularmente el trigo, así que es una bendición no tener que depender del trigo para poder hornear tortas”.
Y más allá de ello, los ingredientes aportan nutrientes que usualmente no se consumen en postres. Por ejemplo, el pepepán es rico en omegas y en vitaminas, tanto así que en algunas comunidades hacen colada para los niños con él. La pringamoza, como le llaman a la ortiga en el Pacífico, es una planta rica en antioxidantes, así como el naidí, conocido como el asaí en otras regiones.
Con la intención de hacer productos más nutritivos y que recogieran sus raíces del litoral, Ada comenzó haciendo su propia versión de tortas de chontaduro. Luego innovó creando tortas de pepepán, blondies de chontaduro y, su última creación, que además fue un éxito en cuanto a ventas en el Festival Petronio Álvarez, es la genovesa con crema de viche.
“La genovesa a mí me gusta mucho, así que decidí experimentar a mi manera. Hice un bizcochuelo y preparé mi propia crema de viche. La crema chantillí la preparé con viche curao, y así fue que surgió este postre”, cuenta ella sobre su receta.
Hoy, cada vez es más grande el menú de Dulzuritas del Pacífico. Venden cheesecakes de chontaduro, preparaciones con borojó y todos sus postres son un producto que mezcla los conocimientos en repostería que Ada aprendió de Cali, de los sabores con los que creció y con los que crecen las personas afrodescendientes del Pacífico colombiano.