Varios de estos establecimientos, que se fundaron en la capital antioqueña durante la segunda mitad del siglo XX, se mantienen por el interés que despierta el género argentino entre los locales.
En Medellín, como en la novela de Manuel Mejía Vallejo, se mantiene el aire de tango. Ni el paso de los años ni la pandemia terminaron con la tradición tanguera en la capital antioqueña que se desarrolló a comienzos del siglo XX.
Aunque el tango nació en los barrios populares de Buenos Aires (Argentina) y Montevideo (Uruguay) durante el siglo XIX, eventualmente sus letras, su ritmo y esa forma particular en la que se baila llegó a otras partes del mundo. En el caso de la capital antioqueña, se tiene registro de conciertos desde 1908, en los que se presentaron artistas como Vicente Greco, Juan Maglio, Eduardo Arolas, Higinio Cazón y Gabino Ezeiza.
En la Medellín de principios del siglo XX (particularmente en los años 20), que empezaba a crecer gracias a la industrialización de sectores como el textil, el género se hizo popular en los barrios de trabajadores de las grandes empresas. Y fue tal el impacto que tuvo, que para la década de los años ochenta había más de 100 establecimientos dedicados al tango en Medellín.
Aunque la cantidad ha disminuido con los años, en la actualidad hay varios que mantienen viva esa parte de la cultura rioplatense. Y no solo eso. En la última semana de junio de cada año se realiza el Festival Internacional de Tango de Medellín, que conmemora la muerte de Carlos Gardel en un accidente aéreo, cuando su avión despegaba de la capital antioqueña rumbo a Cali en 1935.
El tango ya era un género popular en Medellín. Pero la muerte de Gardel trajo consigo un culto al artista, que aún se mantiene en bares y establecimientos fundados hace ya varias décadas, como los presentados a continuación.
Salón Málaga
Fundado en 1957 por Gustavo Arteaga, el Salón Málaga se ha convertido en uno de los puntos de mayor referencia en Medellín, en lo que al tango se refiere. Ubicado entre las calles Amador y Maturín, debajo del viaducto del metro en la estación San Antonio, se ha mantenido a pesar de la transformación de la zona. Uno de sus principales atractivos es una colección de fotos de personajes, como Carlos Gardel, y lugares, como Buenos Aires, de la primera mitad del siglo XX. Además del servicio de bar, en el Málaga se dictan clases de canto y baile.
Casa cultural del tango ‘Homero Manzi’
Homero Manzi, en Argentina, es conocido como uno de los principales compositores de tangos. Y en la ciudad de Buenos Aires una esquina lleva su nombre, pues en el café ubicado entre las calles San Juan y Boedo escribió su tango ‘Sur’ en 1948.
Mientras tanto, en Medellín, también en una esquina, se le rinde homenaje con cuadros de la cultura tanguera y poemas del cantautor escritos en las paredes. Se trata de la casa cultural Homero Manzi, fundada en 1988 por Francisco Javier Ocampo en una esquina cerca de las Torres de Bomboná.
Como otros puntos, la casa Homero Manzi ha sido testigo de los cambios de Medellín, incluyendo la construcción del tranvía de Ayacucho. Allí, los fanáticos del tango pueden ir a compartir una cerveza mientras, desde una rockola, se escuchan algunas de las canciones más populares del género argentino.
Museo Casa Gardeliana
El Museo Casa Gardeliana está ubicado en la carrera 45 con calle 76, punto neurálgico de Manrique. Fue fundado por el argentino Leonardo Nieto, quien en los años sesenta se radicó en Medellín y es el creador del restaurante Salón Versalles, punto turístico del centro de la ciudad.
El museo fue fundado en 1972 y es tal su importancia que, en 2002, fue declarado Monumento Histórico y Patrimonio Cultural de Medellín. El escritor Manuel Mejía Vallejo, quien era conocido de Nieto, escribió buena parte de ‘Aire de tango’ en el museo, que servía como punto de reunión para los fanáticos del género. Cada junio, el lugar también es protagonista del Festival Internacional de Tango de Medellín.
Patio del Tango
Se encuentra en el barrio Guayabal y, junto con el Salón Málaga, es uno de los espacios tangueros más viejos de la ciudad, pues fue fundado en 1958 cerca del lugar donde se estrelló el avión de Carlos Gardel, cuyo legado protagoniza el lugar. En este espacio, se realizan cada semana presentaciones musicales. También en su menú se encuentran platos tradicionales en las cocinas argentinas.
Adiós Muchachos
Toma el nombre de la canción compuesta por el poeta argentino César Vedani en 1927 e interpretada por Carlos Gardel. Fue fundado a finales de los años noventa por Julio Ernesto Valencia y, desde entonces, es propiedad de esta familia. Aunque no cuenta con el reconocimiento de otros de los lugares aquí mencionados, apuesta por mantener con vida el género.