Hasta el 30 de septiembre estarán vigentes las inscripciones para todos los artistas que crean e interpretan música popular y tradicional amazonense (MPTA), no solo en Colombia, sino también en Brasil y Perú.
Del 23 al 26 de noviembre de este año, en Leticia retumbarán sonidos ancestrales y propuestas innovadoras con el Festival Internacional de Música Popular Amazonense (FINMUPA), el Pirarucú de Oro, uno de los eventos culturales más grandes de la región. La organización estará a cargo de la Gobernación del Amazonas y de la Secretaría de Turismo y Cultura departamental.
El festival, que nació en 1987, se celebra anualmente en Leticia, en la Triple Frontera, y es un encuentro que se caracteriza por la diversidad cultural, ya que en él se reúnen y presentan muestras de los sectores de la música, la danza, la gastronomía y las artesanías de Brasil, Perú y Colombia.
“Siempre con la idea de fortalecer y dar a conocer, cada vez más, la mixtura cultural de las obras musicales que participan en este evento”, asegura Emilio Erazo Dosantos, director artístico del Festival.
Para él, preservar e impulsar el encuentro cultural más importante de la Triple Frontera, es también una posibilidad de fortalecer y visibilizar la diversidad cultural amazonense.
Las bases del encuentro
Erazo aclara que el festival maneja dos bases, unas regionales y otras internacionales.
Dentro de las regionales se encuentran las siguientes modalidades:
La modalidad de interpretación vocal e instrumental, con categoría infantil, hasta los 13 años, y categoría juvenil, desde los 14 a los 17 años. La modalidad de murgas amazonenses, con las categorías infantojuveniles, hasta los 17 años, y las de mayores de edad.
“Las murgas nacen en el Amazonas entre los 50 y los 60, en el entorno de las fiestas, de las agrupaciones que se encargaban de amenizar los eventos. El formato que manejaban estaba compuesto por instrumentos de percusión, guitarras y un solo instrumento melódico que solía ser; el rondín, la dulzaina o el acordeón de teclas, estos acompañados de voces”, comenta Erazo.
Y continúa “lo interesante ha sido que este formato comenzó a trasladarse a las poblaciones que viven a lo largo del río, quienes empezaron a apropiarse del mismo y a proponer murgas a partir de elementos sonoros propios de sus culturas, por lo que es muy llamativo ver las propuestas que traen en esta modalidad todos los años”.
Otra de las modalidades es la de experiencias sonoras, en la que cada año el festival rinde homenaje a un artista de la región de la Triple Frontera, que ha tenido gran trayectoria musical.
En esta versión número 33 el comité técnico eligió al maestro José Nory Erazo Ferrera, compositor y multi-instrumentista con una trayectoria bastante amplia en la historia y la cultura musical de la región.
En la modalidad de experiencias sonoras los participantes deberán interpretar una de las obras del maestro Nory y esta debe incluir: arreglos musicales, estilo, género y ritmo de libre elección.
Dentro de las bases internacionales, por otro lado, se encuentran las siguientes modalidades:
La modalidad de intérprete vocal internacional, solo con la categoría de mayores de edad, en la que pueden participar cantantes de los tres países.
Y, por último, la modalidad de autor y compositor que es considerada la más importante del Festival, donde “aflora la creatividad en letra y propuesta musical”, opina Erazo. En ella participan también artistas de los tres países.
Una mixtura de géneros y ritmos
Según aclara el director artístico del festival, la música popular y tradicional amazonense se caracteriza por ser una combinación musical entre las diversas influencias culturales de los tres países que conforman la triple frontera Amazónica: Brasil, Colombia y Perú.
“Gracias a la mixtura de géneros y ritmos, y a los elementos lingüísticos y musicales, nace una sonoridad única”, comenta Erazo.
De igual forma, la riqueza cultural del lugar tiene como raíz la influencia de las comunidades y entorno de la zona: “cuando se crea o se interpreta un porro colombiano, un carimbó brasileño o un vals peruano, es clave que estos ritmos tengan elementos y características musicales diferentes que los hagan sonar a Amazonas, a selva”, dice el director artístico.
Gracias a eventos como el Festival El Pirarucú de Oro, Erazo ha podido, justamente, identificar las semejanzas entre los tres países que conviven en el Amazonas.
Pero también existen diferencias e identidades únicas que impregnan las muestras culturales de cada comunidad en cada país. “Precisamente allí es donde encontramos la riqueza cultural propia de cada zona, de cada país: los acentos, los ritmos, las fiestas, los rituales y la gastronomía. Lo más bonito es que gran parte de todas esas diferencias convergen aquí; en El Pirarucú de Oro”, concluye Erazo.