La Fundación “Soy Oportunidad“ ofrece programas formativos gratuitos que buscan generar mayores oportunidades productivas para mujeres cuidadoras en situación de vulnerabilidad. De las 460 mujeres que han participado, 60 han logrado vincularse laboralmente y otras 120 han consolidado sus ideas de negocio.!
Una de las principales preocupaciones a la hora de hablar de equidad de género es la desigualdad existente entre las oportunidades laborales y educativas a las que acceden las mujeres en comparación con la población masculina. Este panorama se incrementa cuando ellas, además, son cuidadoras o cabezas de hogar.
Para 2017, según el DANE, de las 22 millones de mujeres registradas en el país, 56% eran madres cabeza de familia y menos de la mitad (el 42%) tenía algún tipo de ocupación laboral fuera del hogar. Una de las claves detrás de la cifra es que la carga por responsabilidades familiares es tan alta que, a menudo, limita la disponibilidad para cumplir una jornada laboral completa o cursar programas educativos.
Entendiendo este panorama es que nació, en 2016, la Fundación Soy Oportunidad. Un espacio que ofrece formación y fortalecimiento de capacidades para la empleabilidad y el emprendimiento a mujeres cabeza de hogar mayores de edad y de estratos 1 y 2.
Hasta el momento han sido 460 mujeres beneficiadas con los programas. El más reciente, ‘Tripulantes’, se ha convertido, según la creadora María del Mar Jaramillo, en un modelo de educación adaptada a las necesidades y realidades de esta población.
Con este, las estudiantes aprenden habilidades digitales, ya sea para potencializar sus ideas de negocio en redes sociales o para vincularse con trabajos remotos en alguna de las compañías aliadas. Un programa que ya logró que 60 de ellas estén trabajando en empresas como Scotiabank Colpatria.
«Un programa formativo no puede asumir que todas las mujeres saben manejar herramientas digitales para poder acceder a estas oportunidades laborales en remoto (…) Queremos que estas mujeres, que son tal vez quienes más necesitan estos trabajos a distancia, tengan mayores posibilidades de acceder a ellos, para eso toca empezar desde lo más básico, como enseñarles a trabajar en Excel«, explica Jaramillo.
Maoli Arias es una de las emprendedoras que llegó a la fundación sin una idea de negocio clara, pero con las ganas de “desaprender para aprender”:
“Soy administradora de empresas de profesión. Llegué al país desde Venezuela buscando oportunidades para ejercer mi carrera, pero en el camino tuve que dedicarme a otras cosas. Hice algunos cursos de emprendimiento antes de llegar a Soy Oportunidad, pero fue allí donde me ayudaron a consolidar mi idea de negocio, Mao Verde, un emprendimiento de postres sin azúcar añadida”, comenta.
Además de acompañamiento técnico para estructurar su producto y aprender a comercializarlo, Maoli recuerda con sentimiento lo importante que fue contar con acompañamiento psicológico para tramitar, además de su experiencia de vida como persona migrante, su caso como ex paciente TCA.
Según relata, encontrar su vocación emprendedora no solo representó una oportunidad para generar ingresos, sino también una manera de mostrar su historia de vida como inspiración para otras personas que, como ella, buscan mejorar su relación con la comida a través de productos saludables.
“Éramos 30 madres que nos conectábamos dos días a la semana por cuatro horas. Todo era muy cercano; nos entendíamos cuando, por ejemplo, tocaba detener la sesión porque algún bebé lloraba. Desarrollamos una conexión muy fuerte porque entendíamos la situación de las demás”, agrega la emprendedora.
En 2020, Soy Oportunidad fue reconocido como uno de los 500 proyectos sociales más importantes en América Latina por los Premios Verdes LATAM. En 2021, resultaron ganadores de un capital semilla en la categoría Equidad de género por Young America’s Business Trust, Estados Unidos.
La fundación cuenta con convocatorias disponibles cada seis meses. Además de recibir alfabetización digital, las ‘capitanas’ participantes, se gradúan con conocimientos en habilidades blandas, marketing, salud sexual y educación financiera.
«A las mujeres que han pasado por la fundación les ha ido muy bien. Las empresas que están trabajando con ellas están contentas por su compromiso (…) No deberíamos seguir romantizando a esas mujeres que les toca ‘partirse el alma’ trabajando para tener un ingreso más o menos bueno. Ellas debería tener mejores oportunidad de trabajo o una empresa que se adapte a su situación. De esa forma estarían conciliando la maternidad y su proyecto de vida laboral«, concluye Jaramillo.