Marimondas, congos, garabatos son algunos de los protagonistas del Carnaval de Barranquilla. Descubra el origen de cada uno de ellos.
Marimonda
Es probablemente el personaje más conocido del Carnaval. La Marimonda, fácil de reconocer sobre todo por su larga nariz, grandes orejas y protuberantes ojos y labios, surgió como una burla de un ciudadano común a la vestimenta de la alta sociedad barranquillera.
La historia cuenta que a comienzos del siglo XX, un hombre sin dinero decidió fabricar un disfraz con lo que encontró en su casa. Se puso un pantalón y una chaqueta al revés, unas medias de fútbol en las manos hasta los codos y con un saco de harina fabricó una careta a la que después le agregó, con una funda de una almohada y espuma, el borde de los labios y los ojos, así como su característica nariz.
Además, y como en Barranquilla se usaba la expresión ‘avión’ para referirse a los ladrones, agregó un par de grandes orejas y una corbata, con la que aludía tanto a la alta sociedad como al medio de transporte.
El disfraz tuvo una enorme aceptación entre la sociedad barranquillera, al punto de convertirse en un ícono del Carnaval.
Congos
La Danza del Congo es la más antigua del Carnaval. Su primera expresión se dio en 1875. Nació en el barrio Abajo y su fundador fue Joaquín Brachi, un barranquillero de ascendencia italiana que se inspiró en los palenques que se formaron durante la Colonia. Sin embargo, su origen se remonta a las danzas guerreras del Congo, en África.
Los hombres usan pantalones y camisas largas de colores vivos, decoradas con cintas y lentejuelas, que ahora suelen ser de colores verde, amarillo y rojo, por los colores de la bandera de Barranquilla.
Llevan gafas oscuras y sobre su cabeza usan altos sombreros y turbantes adornados con flores o muñecos. Por otra parte, las mujeres llevan largas faldas de colores, sobre su cabeza usan flores y, alrededor del cuello, brillantes colores.
Garabatos
La danza del Garabato se remonta a la Conquista. Fueron los habitantes de Ciénaga, a donde llegó originalmente, quienes la llevaron a Barranquilla a mitad del siglo XX. En ella se escenifica la lucha entre la vida y la muerte que vivían constantemente los esclavos en las bananeras.
Al final de cada cosecha, cuando los amos regalaban sus esclavos un día de descanso, estos representaban, con ironía, burlándose de su propia desgracia, del trabajo y de sus amos, esa lucha entre la vida y la muerte, acompañados de tambores y bailes.
Así, al ritmo del chandé, bailarines y bailarinas se alinean en filas, según el sexo, y La Muerte ronda a sus lados.
Todos van sucumbiendo y cayendo con el toque de La Muerte, hasta que surge un héroe de la comparsa que la confronta en un combate acompañado del redoble de los tambores. Al final, La Muerte es derrotada, los bailarines reviven y con ellos la alegría de la danza.
Joselito Carnaval
Según la tradición oral, Joselito es un personaje simbólico que disfruta del Carnaval, sin regresar a su casa, desde que comienza hasta que acaba. El martes previo al miércoles de ceniza, que tradicionalmente es el último día del Carnaval, lo encuentran inconsciente en la calle y creen que está muerto.
Le organizan un entierro y lo meten en un ataúd, pero antes se ser sepultado Joselito despierta y dice: ‘No estaba muerto, andaba de parranda’.
Esa es la puesta en escena que realizan los barranquilleros para pasar del jolgorio del Carnaval a la cotidianidad durante los últimos días de la fiesta. Aunque su origen es desconocido, hay quienes le atribuyen la historia a un cochero de principios del siglo XX llamado Nicolás Ariza.
De la misma manera, a la figura de Joselito también se le atribuyen orígenes globales, de lugares como España y Portugal donde, en carnavales antiguos se realizaban ceremonias de cierre acompañadas de un ataúd.
María Moñitos
Emil Castellanos es el nombre del creador de María Moñitos, un personaje célebre del Carnaval que, vestido de mujer, se pintaba los labios, usaba vestido, cubría de moños su cabeza y salía a bailar y a repartir besos a quien se encontraba en la calle.
Y aunque Emil murió hace más de veinte años ya, es un personaje querido por los barranquilleros, que se disfrazan de María Moñitos para rendirle homenaje.
El descabezado
Representa a un hombre de casi dos metros que se pasea por las calles con el cuello ensangrentado, empuñando un largo machete, mientras que en su otra mano sostiene una cabeza. El hoy reconocido disfraz de El descabezado fue idea de Ismael Escocia Medina, quien hoy tiene más de 90 años, pero cuyo legado mantienen vivos sus hijos, nietos y bisnietos.
Su inspiración para crear el disfraz fueron los cuentos del burro sin cabeza que de niño le contaba su abuela para obligarlo a comer, así como La Violencia, el sangriento periodo de enfrentamientos entre liberales y conservadores, desencadenado por la muerte de Jorge Eliecer Gaitán, un periodo que marcó la vida de Ismael.