Desde Medellín, Colombia, hasta Oaxaca, México, Jaime Andrés Roldán pedalea llevando talleres gratuitos de lectura, escritura creativa y comunicación a más de 3.000 niños, jóvenes y adultos en el continente.
Rueda Libre no es solo un viaje sobre dos ruedas, es una propuesta pedagógica en movimiento. Desde julio de 2024, el colombiano Jaime Andrés Roldán ha recorrido más de 20.000 kilómetros en bicicleta promoviendo la lectura y la escritura en comunidades rurales, zonas urbanas, escuelas, universidades, bibliotecas y fundaciones de Colombia, Centroamérica y México.
Roldán es viajero, promotor cultural y educador con más de 15 años de experiencia. Es licenciado en Filosofía y Letras, técnico en teatro y autor del libro Suramérica Rodada, que recoge sus primeras crónicas viajeras tras recorrer diez países del continente en bicicleta. A lo largo de su carrera ha trabajado con instituciones como la Universidad de Antioquia, Comfenalco, Fundalectura y la Fundación Terpel, donde consolidó su metodología de talleres vivenciales para fomentar la lectura desde lo lúdico.
Su proyecto actual, Rueda Libre, se basa en un enfoque de educación alternativa: no tiene patrocinadores, no depende de apoyos institucionales y su sostenibilidad proviene de la economía colaborativa. “Arranqué con mis ahorros y me mantengo con intercambios: hospedaje, alimentación o un pequeño pago voluntario por taller. También imparto charlas a maestros, lo cual ha sido clave para multiplicar el impacto”, explica.
Cada taller se adapta al contexto: puede ser con niños desde siete años, adolescentes, personas mayores o grupos de maestros. La metodología combina cinco momentos: activación lúdica, creación colectiva, lectura compartida, ejercicios creativos con consignas literarias y socialización final, en encuentros que suelen durar entre una y dos horas.

Valga mencionar que no se trata de la primera experiencia del docente llevando educación a territorios apartados. Jaime ya había tenido un primer proyecto con características similares a bordo de una casa rodante. Hoy, por cuestiones personales, lo hace desde su bicicleta.
En su primer año de recorrido, ha sostenido más de 150 talleres en 11 países: Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice y ahora México, donde ya ha visitado zonas costeras en camino hacia Oaxaca, Ciudad de México y Puebla. Entre los públicos más especiales, destaca su trabajo con personas mayores en casas de cultura y sus encuentros con comunidades rurales que, en muchos casos, no tienen acceso a bibliotecas ni actividades culturales.
“Cada parada tiene una magia distinta. He aprendido formas de narrar en zonas indígenas, he conocido historias ancestrales en comunidades afrodescendientes y he compartido saberes con campesinos y pescadores”, cuenta Jaime.
En cifras, su trayectoria viajera suma más de 24.000 kilómetros entre su primer viaje por Suramérica y su actual travesía por Centroamérica. Ha realizado cerca de 500 talleres acumulados y superado los 3.000 participantes a lo largo de sus recorridos pedagógicos. El objetivo final es llegar a Alaska, cruzando América del Norte en bicicleta con el mismo propósito: acercar la palabra, el cuento y la escritura a públicos que usualmente no tienen estas oportunidades.
“El viaje también es una postura política: no quiero acumular cosas, quiero acumular experiencias. En cada taller siembro una semilla que puede florecer cuando menos se espere”, afirma. Además de las actividades en campo, Jaime comparte sus experiencias a través de sus redes sociales @ruedalibrerueda, donde documenta sus rutas, anécdotas y algunos ejercicios creativos que cualquier persona puede replicar.

Rueda Libre es hoy una red de afectos, un proyecto vivo que demuestra que la pedagogía no tiene por qué estar confinada a un aula. Para quienes deseen participar, pueden vincularse a través de aportes voluntarios o invitando a Jaime a sus comunidades. “Esto va más allá de un viaje, es una manera de tejer humanidad desde la palabra”, resume desde la carretera, con su bicicleta como escuela y el camino como aula sin fronteras.