Con más de $16.695 millones en 30 Alianzas Productivas, la Gobernación le devuelve la confianza al campo quindiano.
En el marco de la convocatoria Alianzas Productivas del Ministerio de Agricultura, en el Quindío 1.170 familias campesinas se han visto beneficiadas por proyectos dedicados a contribuir con la seguridad alimentaria del departamento.
“Las Alianzas Productivas son un programa que empezó hace más de 20 años el Ministerio de Agricultura y que utilizan para aumentar el conocimiento y las capacidades entre los productores del territorio”, explica Luis Alberto Gómez, director de Desarrollo Agropecuario de la Secretaría de Agricultura del departamento del Quindío.
Más de 16.116 millones de pesos de gestión del gobernador Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas, se han invertido en 30 proyectos productivos en lo que va de su gobierno, representando una revolución en el campo quindiano, donde la Secretaría de Agricultura del departamento trabaja como facilitadora, articulándose con las instituciones y los entes territoriales para que todo el modelo funcione.
“En el desarrollo de los proyectos de las Alianzas Productivas es importante destacar el trabajo interinstitucional con el ICA (Instituto Colombiano Agropecuario), para todo el tema de certificación de Buenas Prácticas Agrícolas; con Asohofrucol, quien está cofinanciando diferentes proyectos del departamento; con las 12 alcaldías que participaron desde la formulación y la contrapartida; con el Sena, que ha sido un aliado estratégico, y las universidades del departamento; el Banco Agrario que en convenio con la gobernación ha entregado créditos a los beneficiados por las alianzas, y con Finagro, con quienes se está articulando un círculo de cosecha para las alianzas de plátano y banano”, señala Julio César Cortés Pulido, secretario de Agricultura, Desarrollo Rural y Ambiental.
Cabe destacar que los diferentes proyectos le apuestan a fortalecer la capacidad productiva de diversas cadenas productivas, con la compra asegurada del total de su producción y la mejora de los ingresos de 1.170 familias campesinas del departamento, a través de la figura del agronegocio.
“El agronegocio es una ecuación donde, por un lado, se tiene a los productores con una apuesta productiva y, por el otro lado, está el aliado comercial, un comprador dispuesto a firmar una carta de compromiso para entrar en un modelo de agricultura empresarial. Lo que llama el gobierno la “compra y venta a la fija”, o como se llama en el Quindío, “agricultura por contrato””, aclara Gómez.
Por medio de esta convocatoria, la administración de Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas le apuesta a la producción y diversificación de su oferta agroindustrial, con sectores como hortalizas, apicultura, mora, plátano, cúrcuma y jengibre, granadilla, aguacate, leche, cacao, ganadería, porcicultura, piscicultura, guadua y huevo.
“El departamento del Quindío está en proceso en ejecución de este programa. Ya casi terminamos la fase I con algunos perfiles, estamos implementando la fase II con otros, y vamos a entrar en la etapa de pre-inversión, un monitoreo que hace el Ministerio directamente desde Bogotá, para validar la condición de la alianza, su viabilidad”, comentó Gómez.
A través de estas alianzas el Gobierno busca que los territorios empiecen a crear conocimiento. El Ministerio, por su parte, pretende que se empiecen a crear asociaciones o a mejorar las condiciones de producción a través de esa figura.
“Por ejemplo, nosotros no somos cultivadores de hortalizas, pero podemos ir creando la cultura, formando las organizaciones, estructurando la logística y los procesos de comercialización, para que cuando vengan las dificultades – como una pandemia, un paro o escasez por la guerra –, no nos afecte tanto y nos deje desabastecidos, tanto por la disponibilidad de los mismos, como por la falta de movilidad, que impedía que estos llegaran a los municipios del Quindío”, agregó, “por ejemplo, toda la hortaliza que consumimos viene de Bogotá, pero en la pandemia estas no llegaban y la producción local era muy pobre en este aspecto”, reconoce Gómez.
Por eso, el Ministerio de Agricultura empezó a cerrar brechas y generó una estrategia que permitiera incrementar el número de alianzas. Buscó productores en los territorios, implementó proyectos, brindó las capacitaciones y en 2022, la fase III del programa incrementó los logros de la administración departamental, con 8 proyectos adicionales que en la actualidad atraviesan su etapa de legalización.
En la voz de los beneficiados
Entre las beneficiadas de una Alianza Productiva en Córdoba, se encuentra Lizeth Quevedo, la representante legal de la Asociación de Productores Campesinos de Córdoba (Procor). Según ella, 40 familias de nueve veredas del municipio se han visto beneficiadas por el programa.
“El beneficio que obtenemos es la posibilidad de producir hortalizas en nuestra zona, recopilar tradiciones, saberes y entrar nuevamente a un mercado donde vendamos de manera directa y de esta forma podamos generar valor y mejorar la calidad de vida para nuestra sociedad”, dice Quevedo.
La creación de Procor surgió como resultado de una estrategia de comercialización que maneja la Agencia de Desarrollo Rural llamada Circuitos Cortos de Comercialización y Mercados Campesinos: “Nosotros asistimos inicialmente a ella como productores individuales y, tras una participación constante, nos dieron la opción, a través de esa misma estrategia, de conformarnos como asociación. Una vez lo hicimos se presentó la posibilidad de entrar en la convocatoria del programa, porque tenemos diversos productos: plátano, banano, cebollas, zanahorias, cilantro y estamos incursionando en el tema de huertas caseras”, explica ella.
Procor agradece que se hayan acordado de su zona, ya que se han visto beneficiados con insumos, material vegetal, tecnología y con ayudas del gobierno, para mejorar los procesos para implementar en el predio. “Tener un aliado comercial directo, como sugiere un proyecto de Alianzas Productivas, con el cual se busca tener una comercialización establecida, es muy beneficioso”, comenta Quevedo.