Biobservadores: ecoturismo y educación para conocer la riqueza natural del Caribe Antioqueño

Biobservadores es un proyecto que busca transformar la manera como las personas se relacionan con la naturaleza en el Urabá y el Caribe Antioqueño. A través de recorridos guiados por biólogos, los viajeros aprenden sobre la importancia de los ecosistemas y el impacto de sus acciones en el medioambiente.

La idea de Biobservadores surgió ante la necesidad que sentían los biólogos Antonia Espinosa y Sergio Penagos de difundir un mensaje sobre la necesidad de proteger la biodiversidad colombiana y la responsabilidad que, como sociedad, tenemos con ello. Empezaron el proyecto en sus años universitarios y, a pesar de que sus compañeros fueron enfocándose en otros caminos, ellos, desde el inicio, tenían clara su idea: 

«Nuestro proyecto empezó hace poco menos de un año. Durante ese tiempo, hemos tenido un recorrido por trimestre, con más o menos 20 personas por trayecto. Yo llevo trabajando en el turismo 4 años con otras entidades», comenta Antonia. Es decir, en promedio, han recibido a 60 visitantes.

Su inspiración vino de una frase del novelista francés Marcel Proust: “No se ama lo que no se conoce”, citada por su entonces profesor universitario Ricardo Callejas, quien fue clave en su motivación: “Nos dimos cuenta de que es imposible conservar algo sin conocerlo primero. Por eso, vimos en el turismo una herramienta poderosa para divulgar este mensaje y cambiar la forma como las personas se relacionan con la naturaleza”, explican Espinosa y Penagos.

Fue así como nació este emprendimiento, que busca generar conciencia a través de experiencias de inmersión en ecosistemas importantes para el país, promoviendo el turismo sostenible y el respeto por el entorno. Actualmente, prestan sus servicios en la subregión del Urabá y el Caribe Antioqueño. En sus diferentes recorridos, ofrecen actividades como limpieza de playas, monitoreo de especies y restauración de ecosistemas degradados. 

«Tenemos rutas como Necoclí Biodiverso’, donde hacemos un aporte al territorio por medio de la siembra de mangle en un ecosistema en recuperación. También, otra de avistamiento de ballenas en Bahía Málaga, Valle del Cauca, con jornadas de avistamiento responsables. Respetamos muchísimo su distancia mínima y no lo hacemos junto con más lanchas para no agobiarlas. Solo una lancha y sin perseguirlas», agrega Antonia. 

La idea de Biobservadores surgió de la necesidad de proteger la biodiversidad colombiana y de la responsabilidad que sentían sus creadores, como biólogos, de difundir este mensaje. | Foto: cortesía Biobservadores

El propósito de Biobservadores es claro: enseñar a los viajeros que la mejor manera de proteger el medio ambiente es a través del conocimiento. Cada recorrido está diseñado, precisamente, para generar una conexión con la naturaleza, sensibilizando sobre la importancia de la biodiversidad y el impacto de nuestras acciones.

En el corto plazo, el equipo busca expandir su comunidad de viajeros y consolidar sus rutas ecológicas. A largo plazo, sueñan con adquirir tierras para establecer una reserva natural donde turistas, estudiantes y profesionales encuentren un lugar fijo para adelantar investigaciones y desarrollar estrategias de conservación, siembra de manglares y restauración de ecosistemas, tres actividades que ya implementan en sus recorridos, pero a menor escala. 

De acuerdo con los fundadores, uno de sus mayores desafíos ha sido generar confianza en los viajeros para que se animen a participar en estas experiencias: “Este tipo de emprendimientos dependen mucho de la credibilidad y de lo convencidos que estén las personas de que podemos ofrecerles una experiencia enriquecedora”, cuenta la pareja de biólogos.

En el corto plazo, el equipo busca expandir su comunidad de viajeros y consolidar sus rutas ecológicas. | Foto: Biobservadores

En el camino, han descubierto que las comunidades locales son aliadas clave para identificar zonas degradadas y organizar actividades de reforestación. En Necoclí, Urabá Antioqueño, por ejemplo, han trabajado con pobladores en la siembra de manglares y la restauración de ecosistemas. Las plántulas son proporcionadas por fundaciones locales, y las comunidades participan activamente en la reforestación. A estos esfuerzos se han sumado también fundaciones y alcaldías locales.

Cada viaje de Biobservadores genera beneficios no solo para la biodiversidad, sino también para las comunidades que habitan los territorios visitados: 

“Además de una retribución económica por su trabajo, lo más valioso es el impacto a largo plazo. Conservar los ecosistemas en los que viven mejora su calidad de vida y fortalece su relación con la naturaleza”, aseguran.

En el transcurso de 2025, realizarán un recorrido de avistamiento de ballenas en Bahía Málaga, en el Pacífico colombiano, donde los viajeros podrán conocer de cerca estos majestuosos cetáceos en una experiencia no invasiva. | Foto: cortesía Biobservadores

Desde el avistamiento de fauna hasta la exploración de ecosistemas, en cada recorrido, los guías resaltan la importancia biológica de cada especie y fenómeno natural, entendiendo que cada trayectoes una oportunidad de aprendizaje y conexión con el entorno.

“La educación ambiental es parte esencial de la experiencia. Queremos que cada viajero entienda que sus acciones tienen consecuencias y que el turismo puede ser una herramienta de conservación si se hace de manera responsable”, explican.  

El futuro del proyecto está lleno de nuevas metas. Además de consolidar sus rutas actuales, buscan expandirse a regiones poco exploradas, donde la biodiversidad es abundante, pero la presencia humana debe ser cuidadosamente manejada para evitar impactos negativos.  

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