Casa del Colibrí: el proyecto de turismo comunitario que enseña los saberes de los Misak en Cauca

De destino rojo a ejemplo de turismo comunitario. En Silvia, Cauca, el pueblo Misak, con su resiliencia y sabiduría ancestral, abre las puertas de su territorio para compartir su cultura y construir un futuro de paz y prosperidad a través del proyecto Casa del Colibrí.

Posterior a la firma del Acuerdo de Paz en 2016, muchos territorios de Colombia decidieron abrirse al turismo. Uno de ellos fue el municipio de Silvia, ubicado entre los 1.800 y 3.800 metros sobre el nivel del mar, escondido entre las montañas del departamento del Cauca. Es el hogar del pueblo Misakcuyos orígenes datan del periodo preincaico. El pueblo es reconocido en todo el país por mantener viva su lengua y tradiciones a pesar del paso del tiempo y las adversidades derivadas del conflicto armado.

Viviana Tombé, joven perteneciente a la comunidad, cuenta cómo fue el proceso para construir una oferta turística en el territorio: “Hicimos parte de un proyecto que se llamaba Destinos de Paz. Empezamos a participar en diferentes talleres y capacitaciones en las instituciones. Nosotros inicialmente nos formalizamos como un taller artesanal, pero empezó a moverse más el tema turístico. Con el Acuerdo de Paz, Silvia dejó de ser ese destino rojo”.

Con lo aprendido en las diferentes capacitaciones y la demanda turística en aumento, en el año 2018, Tombé funda ‘Tsatso Ya‘, que traduce del Nam trik, su lengua nativa, Casa del colibrí, una agencia de turismo comunitario que actualmente impacta a más de 15 familias del territorio y tiene como misión brindar al que llega una conexión con el territorio, la comunidad y la naturaleza

«La cosmovisión de las comunidades indígenas está muy conectada con la naturaleza y eso es lo que nosotros buscamos, enseñarle a la gente a cuidar y conectar con la madre tierra; que conozca cómo cuidamos el territorio y cómo conservamos nuestras tradiciones”, agrega Tombé.

Los turistas pueden visitar las casas de algunas familias de la comunidad que prestan su hogar para mostrar sus tradiciones y cultura a los visitantes. | Foto: Cortesía Tsatso Ya

Viviana comenta que este proyecto nace como una iniciativa de la propia comunidad Misak, quienes desde su creencias se reconocen como “hijos del agua, la palabra, el sueño y del arcoíris”. Son ellos quienes guían a los turistas en los diferentes recorridos y, desde sus saberes, enseñan sus tradiciones, abriendo las puertas del territorio a locales y extranjeros.

Los Misak hacen parte del Resguardo de Guambía, que data de 1700, cuando se le entregaron al cacique Juan Tama los derechos de propiedad del territorio, estableciendo también los resguardos de Quisgó, Pitayó, Quichaya, Jambaló, Caldono y Pueblo Nuevo. El censo realizado por el Dane en 2005, reconoció 21.085 personas pertenecientes al pueblo Misak, de las cuales el 50,4% son hombres y el 49,6% mujeres. «El pueblo Misak se concentra en el departamento de Cauca, en donde habita el 91,3% del total de la población”, informa el sitio web de la Organización Nacional Indigena de Colombia.

A pesar de que la pandemia los obligó a frenar operaciones en 2020, utilizaron el tiempo de inactividad para seguir capacitándose. Tombé agrega que, incluso, hubo un incremento de turistas nacionales que llegaron al territorio buscando conectar con la naturaleza después del encierro.

Actualmente, en temporadas altas, Casa del Colibrí recibe alrededor de 400 turistas al mes, quienes disfrutan de los diferentes recorridos, caminatas y experiencias inmersivas con la comunidad en las que conocen las tradiciones y saberes de los Misak.

Debido a la geografía, en Silvia hay diferentes pisos térmicos que permiten cultivar una gran variedad de alimentos que nutren el tradicional mercado local. | Foto: Cortesía Tsatso Ya.

Uno de los atractivos más llamativos de la comunidad es el mercado de Silvia, que se realiza semanalmente los días martes y que es organizado por la misma comunidad indígena:

 «Hay una gama de productos y colores muy diversos, ya que por un lado están los productos de clima frío, como las papas y las fresas, y por el otro están los productos de clima más templado y cálido, como el frijol y la mora. También te puedes encontrar con personas de las comunidades afro que llegan a vender. Esto lo hace un mercado diverso y único”, comenta.

Casa Colibrí ofrece diversos recorridos que el turista puede adaptar según sus preferencias, eligiendo así la duración de su estancia en la comunidad. Además del mercado, Silvia también brinda una amplia variedad de actividades para disfrutar.

Los visitantes, por ejemplo, pueden participar en experiencias didácticas que incluyen charlas sobre medicina tradicional en las que la comunidad enseña a realizar medicamentos a partir de plantas de la región y talleres de música, danza tradicional y elaboración de artesanías

Por otro lado, también ofrecen experiencias de naturaleza enfocadas en caminatas al Páramo de Moras y diversas lagunas del territorio, como El Chimán, El Margarital y Santa Clara, con muestras culturales en vivo, palabreo y visita a cultivos de alimentos.

De acuerdo con Viviana Tombé, durante todos estos años, Silvia, con sus 6 resguardos indígenas, ha enfocado su progreso en el trabajo comunitario, ya que han entendido que “lo comunitario es un legado que nos han dejado nuestros ancestros. Nos han enseñado en colectivo. No somos seres individuales, nos preocupamos por el bienestar de los demás y para nosotros siempre ha sido un eje para todo nuestro diario vivir”, concluye.