Por 26 días, la expedición científica colomboalemana estudiará el delta del río Magdalena a bordo de la embarcación y con apoyo de la Universidad de Kiel. Es una de las investigaciones académicas más profundas que se han hecho sobre el afluente.
Pese a la importancia económica, social y cultural del río Magdalena, contrario a lo que se creería, en el afluente se han desarrollado pocas investigaciones académicas a profundidad para conocer, por ejemplo, los impactos que ha dejado la intervención humana en su cuenca.
Según Oscar Álvarez Silva, doctor en ciencias del Mar, profesor en el departamento de Física y Geociencia de la Universidad del Norte y uno de los coordinadores del proyecto, una de las razones alrededor de las escasas expediciones científicas es que, hasta el momento, se han invertido más recursos en la exploración de hidrocarburos, provocando que el acceso de la academia se reduzca.
Es por eso que la presencia del buque alemán Maria S. Merian resulta tan relevante para el país, ya que será la primera vez que una expedición de esta magnitud, y con fines netamente científicos, tendrá la libertad de recorrer el delta del río Magdalena por 26 días, del 19 de octubre y el 14 de noviembre.
Por Colombia , además de la Universidad del Norte, están la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Universidad de Antioquia, Centro de Innovación y Tecnología de Ecopetrol S.A. Y por alemania la Christian-Albrechts-Universität (Kiel) y el Leibniz-Institut für Ostseeforschung (Warnemünde)
La idea se viene gestando desde 2015, cuando Christian Winter, director del Instituto de Geociencias de la Universidad Kiel, notó la carencia de datos sobre la interacción del río Magdalena con el Mar Caribe, a través de la tesis doctoral de Óscar. “En Bocas de ceniza (Barranquilla) el río Magdalena se une con el Mar Caribe, pero en una desembocadura muy estrecha. Es la zona con las olas más grandes del mar Caribe y con los vientos más fuertes. Y sin embargo, pese a ser tan interesante, está muy poco estudiada”, comenta.
Álvarez reunió a un grupo de oceanógrafos, geólogos y biólogos marinos para armar la propuesta de investigación que presentaron a la Flota Alemana de Buques de Investigación, una entidad administrativa del estado alemán. En enero de 2019 recibieron la carta asignándoles el cupo para el buque, por el impacto que traería dicho proyecto a la ciencia oceanográfica mundial, aterrizado en cuatro preguntas fundamentales:
La primera busca averiguar cómo se dispersa lo que lleva el río Magdalena al mar Caribe (sedimentos, contaminantes, nutrientes, etc). La segunda tratará de responder cómo evoluciona el delta del río magdalena por debajo del mar:
“El río Magdalena es uno de los 10 ríos que más sedimento exporta al mar en el mundo. Es importante entender cómo es la forma de ese delta por debajo para saber si se producirán o no deslizamientos submarinos en ciertas zonas”, comenta Óscar.
Sobre el riesgo de deslizamiento, es importante tener en el radar que, hasta el momento, Colombia no cuenta con un sistema de monitoreo de los ríos que permita prevenir inundaciones y medir su caudal en tiempo real.
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El tercer objetivo es conocer cuáles han sido los impactos humanos transformando la cuenca a través de actividades como deforestación y construcción de embalses. Mientras la deforestación aumenta los sedimentos, los embalses los disminuyen.
“Las ciudades más importantes del país están en la cuenca del río Magdalena, que suma alrededor del 80% de los habitantes del país. Eso claramente provoca una huella ambiental. Lo que sale de las ciudades va a los ríos y termina en el mar Caribe. Queremos encontrar evidencias de esas afectaciones”, explica Óscar.
Pero la influencia del río Magdalena no se queda únicamente en el territorio marítimo nacional, también interactúa con otros sistemas.
Óscar explica que en el mundo hay unas corrientes globales de suma importancia como la corriente del Golfo, que le lleva mucho calor a Europa. Su relevancia es tanta que, en los inviernos del hemisferio norte, la corriente puede proveer más calor a los europeos que el mismo sol. Dicha corriente está mostrando señales de debilitamiento. Con esta expedición también buscan aprovechar los datos para determinar si el río Magdalena interactúa con ella en su paso por el Caribe.
Aunque las cuatro preguntas de investigación son muy claras, la expedición tiene un tinte aventurero pues, al ser un río tan desconocido científicamente, los expertos están a la expectativa frente a cualquier hallazgo.
Óscar describe que las jornadas en el barco serán tal cual ocurre en las escenas de películas: decenas de personas haciendo turnos las 24 horas, siguiendo el GPS y analizando datos en tiempo real a través de monitores. Así, podrán ver el fondo marino a detalle y direccionar las herramientas que les permitirán obtener sedimentos que, estiman, podrán arrojar datos entre 3.000 y 10.000 años en retrospectiva.
“De las imágenes satelitales uno puede ver el patrón café del río, la superficie, pero no sabemos por debajo hasta dónde va. Tampoco sabemos si se mezcla lenta o rápidamente, ni hacia qué dirección”, agrega Álvarez.
Las muestras se dividirán entre las instituciones colombianas y alemanas. Colombia tendrá uso exclusivo de los datos durante dos años, y toda la información deberá ser puesta en repositorios abiertos al público.