Cundinamarca es uno de los departamentos con mayor oferta de destinos y deportes extremos, ideales para los amantes de la adrenalina. Conozca aquí cuáles son, su ubicación y todo lo que necesita para practicarlos.
Los deportes extremos en Colombia han ganado protagonismo en los últimos años ,principalmente por la participación – en una gran cantidad de competencias internacionales- de deportistas como Mariana Pajón (BMX) Orlando Duque (clavadista) y Jhonathan Flórez (paracaidista). Sin embargo, también existe un buen número de destinos dentro del territorio nacional a los que la gran mayoría pueden asistir solo para tener una prueba de esa adrenalina.
Varios de esos destinos se encuentran en Cundinamarca, departamento que destaca por su diversidad de condiciones geográficas que incluyen montañas, cascadas, ríos y senderos en medio de los bosques, por lo que para cada paisaje existe una opción de deporte extremo.
Algunos municipios como Tobia, Guaduas o Suesca se caracterizan por su largo trayecto en este tipo de actividades que permiten, por ejemplo, conocer los paisajes colombianos desde el aire, a través de deportes como el cánopy.
Tobia Extremen es una de las empresas más reconocidas por su oferta de deportes extremos a nivel nacional. De hecho, los encargados de diseñar los planes para actividades extremas que enfrentaron los participantes en la versión pasada del Desafío The Box.
Hablamos con Jhon Freddy Garavito, quien hace parte de Tobia Extremen y, además, es experto en turismo de aventura de la región, sobre 4 destinos y planes de deportes extremos que todo turista debe realizar en su paso por el departamento.
Rafting en el Río Negro
El río Negro está ubicado a 90 kilómetros de Bogotá, en el municipio de Nimaima, cerca de Tobia, donde es posible encontrar el afluente utilizado para practicar rafting.
El rafting es un deporte extremo que se realiza sobre una balsa inflable cuya estructura facilita la interacción con rápidos de forma segura. Son balsas especializadas, capaces de soportar choques contra las rocas.
“Entre más alto esté el río, mayor será la adrenalina porque la balsa se desliza con mayor velocidad. Otras veces la corriente no es tan fuerte y la experiencia es menos agitada, pero se pueden saltar las rocas, hacer equilibrio y demás”, comenta.
Para la realización de este deporte es importante contar con chaleco, casco y un remo certificado, que garanticen la seguridad de los visitantes. También es indispensable tener un guía de seguridad que cuente con el entrenamiento y conocimientos adecuados para direccionar la balsa y poder maniobrar en el río.
El desplazamiento dentro del río lo hacen desde un punto llamado Paso del Rejo, a 7 kilómetros dese Tobia. De allí, comienza un descenso por el río de alrededor de 7.5 kilómetros hasta llegar nuevamente hasta el pueblo. En el trayecto se encuentran con rápidos de diferentes clases: clase 2, clase 3, clase 3 plus (cuando el río está con buen caudal). Sin embargo, cuando el caudal es bajo, el recorrido se reduce a solo 5 kilómetros.
Pese a su nombre, el Río Negro está libre de contaminación. En realidad, según explica Garavito, recibe ese nombre porque en todo el cañón que baña el río abunda una piedra llamada lutita, de tonalidad oscura.
Garavito comenta que no es recomendable que a esta actividad asistan personas con prótesis recién implantadas, con operaciones o que sufran de desmayos. La edad mínima para participar de este deporte son 8 años y la edad máxima depende de la capacidad física de la persona interesada.
Cánopy en Vergara (El Escobo)
El cánopy es uno de los deportes extremos más famosos de la región pues la persona puede ‘volar’ de una montaña a otra, con el soporte de un arnés que lo asegure durante el trayecto.
En Cundinamarca, para practicar este deporte es necesario llegar a una montaña ubicada en el municipio de Nimaima, desde donde se extiende la diagonal del recorrido hasta otra montaña ubicada en el municipio de Vergara. Son 1.200 metros en el aire y, una vez se llega a la montaña de Vergara, se puede descender hasta la cascada El Escobo, otro de los atractivos turísticos de la región, gracias a su altura de 55 metros.
Desde la cima de la montaña también es posible divisar el paisaje y los atardeceres de la región gracias a los miradores con los que cuenta.
Para llegar a practicar el deporte desde Tobia hasta el Nimaima son alrededor de 30 minutos en carro y, desde el pueblo de Nimaima hasta el cánopy El Escobo, otros son 10 minutos.
“Las personas van en postura estilo ‘Súper Man’ y recorren más de 1 kilómetro. Es una experiencia inigualable”, comenta Jhon quien, además, aclara que los interesados en participar en cánopy en Tobia deben pesar máximo 85 kg.
Por otro lado, en Tobia también hay otro punto para hacer cánopy, donde se unen las montañas del municipio de Quebradanegra con las del municipio de Útica. El recorrido abarca casi los 1.000 metros, pero se divide en dos tramos: el segundo tiene un recorrido aproximado de 600 metros, con una diagonal más pronunciada, lo cual ofrece mayor velocidad.
Del pueblo al cánopy de Tobia son alrededor de 5 minutos caminando. Los interesados pueden tener un peso máximo de 120 kg.
Con respecto a la edad para practicar cánopy, Garavito explica que depende más del desarrollo corporal de la persona para llenar el arnés de seguridad. Los niños mayores de 8 años que cumplan este requisito pueden acceder a la actividad.
Antes del deslizamiento, las personas reciben una capacitación sobre algunas recomendaciones a tener en cuenta, tales como la técnica correcta para frenar y evitar maltratos en el cuerpo.
Escalada en Suesca
Otro de los deportes extremos en los que un municipio de Cundinamarca destaca es la escalada en Suesca.
El torrentismo es una modalidad de rappel con agua, no obstante, mientras el rappel es escalando, el torrentismo es descendiendo. Ambos deportes se realizan con la misma lógica de deslizamiento vertical.
Para llegar a los Farallones de Suesca, es necesario atravesar un sendero donde se puede observar una vía férrea antigua que comunicaba el centro del país con el Caribe, lo cual hace que la experiencia sea doblemente provechosa pues, además de practicar el deporte, también se conoce una zona relevante para el desarrollo económico de la región.
Allí también es posible divisar los famosos túneles de Suesca: “estos túneles fueron hechos a mano por afrodescendientes y traídos por ingenieros alemanes. Esa obra de ingeniería era muy adelantada para su época”, comenta Garavito, quien destaca el recorrido como uno de los valores agregados de la visita a este municipio.
Los Farallones de Suesca se encuentran a 62 kilómetros de Bogotá. Una vez en la parte alta de las rocas,se comienza a descender en cuerda. Se dice que fue allí donde inició la escalada en Colombia gracias a sus piedras de 120 metros de alto, lo cual requiere de cierta preparación física y resistencia a la hora de realizar la actividad.
Se puede llegar en carro desde Bogotá, tomando la vía a Tunja por la autopista norte hasta el Kilómetro 60, donde se encuentra el desvío hacia Suesca.
Las personas interesadas en contratar los servicios con Tobias Extremen pueden hacerlo con anticipación a través del WhatsApp +57 321 2321725.
Parapente en Guaduas
Este deporte es ideal para quienes desean recrear la experiencia de un vuelo, pero con un mecanismo de cuerdas y tela, cuya ligereza da al visitante una mayor libertad de movimiento que el cánopy.
Cundinamarca tiene dos destinos principales para practicarlo: el primero es Sopó, que limita con Zipaquirá. En dicho municipio se puede realizar parapente en lugares que prestan el servicio hace varios años, como el Parapente Paraíso. Por otro lado, en Guaduas (pueblo patrimonio de Cundinamarca), se puede encontrar el Parque de Altura Bamah.
Durante el recorrido en parapente, los visitantes pueden disfrutar de la vista del valle del Magdalena Medio, donde se puede divisar al fondo la línea del río Magdalena.
Garavito explica que para realizar esta actividad en Guaduas se parte y se regresa al Alto de la Mona.“En otros voladeros como el Coconá en Antioquia, por ejemplo, se maneja un tipo de vuelo llamados pianos, es decir, se arranca desde un punto A y se desplaza descendiendo hasta un punto B. Sin embargo, en voladeros como el de Sopó y Guaduas, se arranca en ese punto A y se regresa a ese mismo punto”, explica.
La duración promedio de cada recorrido aéreo es de alrededor de 15 a 20 minutos. En el Parque, además, las personas pueden encontrar diferentes planes de estadía otras opciones como cabalgatas, cuatrimotos o senderismo.