Lo que comenzó con la curiosidad de una niña por las manchas en el carro de su papá, es hoy una empresa premiada a nivel global. Con Ecol-air, Mariana Pérez creó "pulmones artificiales" para convertir gases contaminantes en materiales biodegradables.
Ecol-air se ha consolidado como una de las iniciativas tecnológicas más prometedoras en la lucha contra la contaminación del aire. Fundada en 2019 por Mariana Pérez, una joven médica veterinaria —nacida en Itagüí, pero criada en Envigado—, esta empresa desarrolló un sistema capaz de capturar gases contaminantes y transformarlos en materiales biodegradables útiles para diferentes industrias.
La tecnología de Ecol-air simula el sistema respiratorio humano, a través de alvéolos y bronquiolos mecánicos que atrapan gases nocivos como dióxido de carbono, dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre, purificando el aire con una eficiencia certificada de entre el 75 % y el 99 %.
Su dispositivo principal, llamado Fiva, funciona como “una aspiradora gigante, que succiona volúmenes de aire cargados de toda la polución que existe en el aire que respiramos. Dentro, el aire pasa a través de diferentes filtros que al final entregan el aire purificado”, explica Pérez.
Lo que hace única a esta máquina es que los residuos recolectados no se descartan, sino que se transforman en polímeros biodegradables, utilizados luego para fabricar baldosas, plásticos y otros productos sostenibles.
Aunque Ecol-air como empresa legalmente constituida nace en 2019, la innovación tecnológica viene de tiempo atrás. Mariana, quien creció junto a una vía principal del municipio de Envigado —que actualmente tiene un ICA⁺ US de 56, convirtiendola en una de las ciudades con peor calidad del aire en el país—, se preguntaba, desde que tenía ocho años “¿por qué si el carro se había lavado en la mañana, en la noche ya tenía manchas negras?». Una duda que la lleva por el camino de la investigación.
En ese sentido, la formación del colegio Liceo Restrepo Molina fue esencial para su desarrollo profesional: “Me enseñaron todo con base en proyectos: matemáticas, español, inglés, pero siempre basado en una idea”. Este enfoque le permitió participar de diferentes ferias de ciencia, y así, ir puliendo su trabajo al punto de asistir a la Feria Internacional de Ciencias Intel Isef, donde fue finalista cuando cursaba el grado once.
Con los años se vio en la necesidad de crear empresa, ya que «cuando tú ya tienes un producto que funciona y lo quieres vender, no hay quien haga un contrato contigo siendo persona natural». El nacimiento de Ecol-air coincidió con el inicio de la pandemia, lo que representó un desafío enorme para un proyecto que necesitaba personal técnico altamente calificado, recursos y, sobre todo, inversionistas dispuestos a creer en un producto aún intangible.
Sin embargo, el compromiso de Mariana con su proyecto y su estrategia de demostrar resultados concretos —como la instalación gratuita de sus sistemas en fábricas— permitió que el modelo empezara a ganar visibilidad. Gracias a ello, logró atraer socios estratégicos y consolidar alianzas con actores públicos y privados.

Uno de los hitos de la empresa fue la instalación en 2021 de una planta de tratamiento de aire en Girardota, que comenzó limpiando 70 toneladas diarias y posteriormente amplió su capacidad a 260 toneladas. Actualmente, desarrollan una nueva planta en Barbosa, diseñada para tratar hasta 497 toneladas de aire al día. Este proyecto incluye además una estrategia educativa que involucra a la comunidad en la comprensión y el cuidado de la calidad del aire.
La empresa explora también el tratamiento de aguas, ampliando su enfoque hacia una sostenibilidad ambiental integral. Además, sostiene relación con empresas como Incolmotos, Yamaha y Sumicol, que adoptaron su sistema de control de emisiones, demostrando la versatilidad de la tecnología en diferentes sectores industriales.
El modelo de negocio de Ecol-air combina innovación tecnológica con economía circular. Al transformar los contaminantes en productos útiles, la empresa no solo reduce el impacto ambiental, sino que ofrece soluciones prácticas para sectores que requieren materiales sostenibles. Es decir, propone una nueva lógica de producción basada en el reaprovechamiento de residuos.
Este enfoque ha sido reconocido a nivel internacional. La Oficina Europea de Patentes reconoció a Mariana como una de las diez ganadoras del Premio Jóvenes Inventores 2025, destacando su propuesta como un ejemplo de ciencia aplicada para responder a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Además, ha llevado a la empresa a ganar el Premio Social Skin de Davivienda y Grupo Bolívar, entre otros reconocimientos.

Mientras se prepara para expandir Ecol-air a otros países, Mariana continúa liderando desde la investigación y el desarrollo. Con más de una docena de patentes registradas, la empresa mantiene su compromiso con la propiedad intelectual como base para proteger y escalar sus proyectos.
Aunque el camino no ha sido sencillo, Mariana, en cabeza de Ecol-air, ha enfrentado, además de una pandemia, la estereotipación por su juventud. Para ella lo más importante es “no derrumbarse cuando alguien no crea en las ideas, porque la primera persona que tiene que creer en eso es usted mismo. Si usted no se la cree, nadie va a creer en usted. Usted tiene que ser su fan número uno”.