Con un programa desarrollado desde la Secretaría de Minas, el departamento le apuesta a la minería sustentable como motor de desarrollo tanto económico como social.
Para Jorge Alberto Jaramillo, secretario de minas de Antioquía, el pasado, el presente y el futuro del departamento está en la minería: “Antioquia es el único departamento que se formó gracias a la minería: sus exportaciones mineras representan el 47,1 % del total nacional; somos el mayor productor de oro de Colombia con el 62 %, y de las seis empresas exportadoras que hay en el departamento, cinco son mineras”.
El funcionario dice que, incluso, el nombre del departamento responde a su vocación por esa práctica: “El nombre indígena de Antioquia era Antoshia. ‘Ant’ quiere decir montaña y ‘Oshia’, significa oro. Montaña de oro”.
Es por ello, y enmarcado dentro de la apuesta por el crecimiento verde que tiene el plan de desarrollo departamental, que desde la Secretaría de Minas se encuentran desarrollando un programa de ecominería con el que buscan aportar y liderar el desarrollo económico del departamento, al tiempo que fortalecen diversas capacidades de los habitantes de los territorios donde se desarrolla la industria.
Ecominería y buenas prácticas mineras para el desarrollo
El programa consiste, fundamentalmente, en la transformación de la minería tradicional en ecominería y, en ese sentido, en la implementación de prácticas ecomineras.
Entre ellas, por ejemplo, el carbono neutro, la reforestación, la recirculación del agua, los altos estándares en la seguridad minera, el cierre de minas, la implementación de economías circulares y la generación de una mínima huella minera.
Esta última se refiere al rastro físico que tiene una mina: “Por ejemplo, la mina de oro subterránea más grande que tiene el departamento tiene una titulación de 1.852 hectáreas y la huella minera, que es donde queda la bocamina, las instalaciones y la escombrera, es de 52 hectáreas, un 2,5 % de la titulación total”, cuenta Jaramillo.
Asimismo, tanto en el segundo semestre de este año como a lo largo del próximo se hará un barrido de las practicas sostenibles y ecológicas que tienen diversas empresas mineras con el objetivo de incluirlas en el plan departamental de ecominería y que, así, otras unidades mineras a nivel departamental comiencen a implementarlas.
Por otra parte, para el próximo año la Secretaría tiene contemplado crear un sistema de gestión con el que pretende recolectar información estructurada sobre cuáles son las buenas prácticas mineras existentes en el departamento, así como identificar y evaluar aquellas que hacen falta para implementarlas.
De acuerdo con el secretario, el Informe Burtland, publicado para las Naciones Unidas en el que se aborda la relación entre el desarrollo económico con la sostenibilidad ambiental, “define la sostenibilidad como la satisfacción de las necesidades presentes sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades, garantizando un equilibrio entre lo económico, lo ambiental y el bienestar social. Por ello, podríamos decir que por definición la minería es sostenible”.
Aun así, dice, desde la Secretaría no se refieren a ella como sostenible sino como sustentable que, en sus palabras, significa darle soporte a una actividad extractiva que requiere un acompañamiento técnico para que sea un modelo de desarrollo.
De todas formas, la Secretaría cuenta con una serie de mecanismos para mitigar los impactos ambientales y sociales que puedan llegar a tener los proyectos mineros. Estos, los está desarrollando con el apoyo de dos expertos: Alfonso Monje Urueña, geólogo costarricense especialista en temas de ecominería y Luis Alfonso Escobar, exdirector de Corantioquia y exviceministro del Agua, entre otras cosas.
Uno de dichos mecanismos es una gran apuesta por la reforestación de zonas afectadas por la extracción ilícita de minerales, con la siembra de especies inducidas y nativas que revitalicen los bosques y, en general, la cobertura vegetal de esos terrenos.
De la misma manera, la Secretaría tiene una gran apuesta por las economías circulares en donde, por ejemplo, cuenta Jaramillo, en una antigua mina de asbesto clausurada luego de la prohibición de ese material, quedaron toneladas de desechos ricos en magnesio que habrían podido simplemente desecharse. En cambio, hoy se usan como fertilizante, lo cual también ayuda a la reforestación.
Además, y en el marco de la Agenda Antioquia 2040, dice Jaramillo, la minería y, sobre todo, la ecominería son un proyecto al largo plazo; por lo que, en ese sentido, se convierte en un pilar fundamental para el desarrollo futuro del departamento.
Lo anterior, teniendo en cuenta que con este proyecto se atienden algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Según el secretario, este proyecto se enmarca dentro del octavo: trabajo decente y crecimiento económico; el noveno: industria, innovación e infraestructura; el doceavo: producción y consumo responsables, y en el 17: alianzas para lograr los objetivos.
El desarrollo de las comunidades, un pilar de la minería
Para el departamento, dice Jaramillo, “la ecominería es el futuro, a través de ella buscamos el crecimiento económico y el desarrollo sostenible de las comunidades”.
En ese sentido, asegura que lo que se busca es tanto aprovechar las ventajas competitivas del territorio, las cuales se refieren a las condiciones naturales que hacen de Antioquia un departamento con vocación minera, así como las de sus habitantes, que son sus talentos.
Con el proyecto de ecominería la Secretaría busca estimular las habilidades de las personas en las regiones mineras del departamento, con el objetivo de que ese desarrollo individual impacte positivamente en el progreso colectivo.
“Por ejemplo, en el Bajo Cauca tenemos un centro minero ambiental de formación de capital humano en diversas áreas, con el que queremos desarrollar capacidades en la población para todo el fortalecimiento del entorno minero. También vamos a hacer un centro mineroambiental de formación con enfoque en buenas prácticas para esa región y todo el nordeste antioqueño”, explica.
Eso de la mano del Sena, el Ministerio de Minas, las administraciones municipales y Mineros CCA, una empresa tradicional de la región.
Según Jaramillo, “la formación del talento humano es clave para nosotros, porque además nadie trabaja con tanto esfuerzo y cariño como las personas del territorio, entonces eso es lo que queremos aprovechar para construir futuro, entre todos”.