El programa con el que Antioquia le pone la lupa a la salud mental

Se trata de Salud para el Alma, una iniciativa que está por cumplir dos años brindando atención en salud mental a la población antioqueña.

Desde 2020, a través del programa Salud Para el Alma, la secretaria de Salud de la Gobernación de Antioquia le pone la lupa a la salud mental, uno de los temas que agudizó la pandemia y que abrió una discusión más profunda sobre la necesidad de construir políticas públicas enfocadas en estos cuidados.

La secretaria de Salud de Antioquia, Ligia Amparo Torres, explica que la idea del proyecto era “mejorar la comunicación intersectorial y hacer que el bienestar emocional fuese un tema transversal en todos los planes de la administración”.

El programa se implementa a través de tres líneas: la comunitaria, la de prestación de servicios y la atención en salud. Cada una, aunque complementarias entre sí, se distingue por los tipos de trabajo que adelanta.

En la comunitaria, por ejemplo, Salud Para el Alma se centra en el fortalecimiento de los gestores institucionales y comunitarios. La participación de las comunidades es fundamental para aplicar las actividades de promoción y prevención. Para ello, se adelantan una serie de talleres en varios municipios del departamento. “La idea es que cualquier persona conozca las herramientas para intervenir cuando se episodios o cosas de desequilibrio emocional se trate”, comenta la secretaria.  

La segunda línea, en cambio, va más enfocada en la prestación de los servicios de asistencia psicológica. Salud Para el Alma trabaja para fortalecer las capacidades técnicas de los profesionales de la salud en los territorios y lograr que las instituciones y la red hospitalaria pueda darle al tema un abordaje más oportuno y aumentar la cobertura de los beneficiados sin perder la calidad de los servicios.

Cuando de atención en salud se trata, el programa ha dispuesto varias líneas telefónicas para el acompañamiento de la población antioqueña. “Así como se habla de paz, de infraestructura, de movilidad también es necesario pensar la salud mental. Actualmente somos alrededor de 60 personas trabajando en la gestión y coordinación del programa”, explica Ligia Amparo Torres. 

Para la implementación del programa se tuvo en cuenta las diferencias territoriales, culturales, étnicas y de edad que tenía cada población pues, según comentan, todos esos factores están relacionados con el tipo de vulnerabilidad emocional que presentan quienes solicitan ayuda en el programa. Con los niños, por ejemplo, se tiene un enfoque más de “desarrollo de habilidades para la vida”; con los jóvenes, por otro lado, se trabajan más los temas relacionados con la resiliencia. Incluso, se hace un involucramiento parental para lograr prestar un servicio más completo. 

“Trabajamos en coordinación con el Ministerio de salud y Protección Social; contamos con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). También con Sura, Coosalud, Nueva EPS con el objetivo de fortalecer la prestación del servicio y de hacer que la red pública hospitalaria se apropie de este tema tan importante”, agrega.

Ante la importancia de que una administración esté implementando estos temas como parte de la política pública, Ligia Amparo menciona que existe una diferencia significativa en la manera como se entiende el bienestar emocional cuando el apoyo es particular a cuando es ofrecido directamente por las instituciones pues, en el segundo caso, los trabajos son más articulados. Por ejemplo, uno de los aspectos positivos que destaca de Salud Para el Alma es que tiene la capacidad de movilizar a las comunidades y de conectar territorios. “Eso hace que las personas recuperen la confianza en el sector público”, comenta.

Este proyecto tiene un gran interés de continuar en el largo plazo y su objetivo se articula de manera directa con la Agenda Antioquia 2040 en la que uno de los pilares principales es el diálogo permanente con los territorios alrededor de estos grandes desafíos de la sociedad. La salud mental ha sido relevante en la más de mil conversaciones de la Antioquia 2040 a lo largo del territorio departamental. Eso, para Ligia Amparo Torres, agrega formalidad, uniformidad y asertividad a las propuestas.

“También estamos dialogando con las universidades para introducir un componente investigativo que nos permita evaluar, desde la academia, la efectividad de las estrategias, los impactos y cuáles modificaciones debemos ir haciendo en el camino”, explica.

Lo que se espera en un futuro es que todos los proyectos continúen expandiéndose a lo largo del departamento hasta que el personal de salud, pedagogos, e incluso miembros de una familia, interioricen que el bienestar económico, cultural y social de un departamento también depende del estado mental de su población.