Casi 1.900 familias en Cundinamarca dejaron de pagar arriendos para cumplir su sueño de tener una Vivienda de Interés Prioritario: dos de ellas nos cuentan sus historias.
Este junio, casi 1.900 familias recibieron una casa propia en los municipios de Guasca, Villapinzón, Nilo, Villeta, La Mesa, Ricaurte y Tolima. La razón es que fueron beneficiarios de la primera fase del programa ‘Podemos Casa’, una iniciativa de la Gobernación de Cundinamarca que otorga Vivienda de Interés Prioritario a aquellas personas del departamento que más la necesitan.
La particularidad de este programa se debe a la colaboración entre diferentes entidades estatales y no estatales que unieron esfuerzos para poder lograr una iniciativa de vivienda asequible para muchos cundinamarqueses. Aquí, si una persona cumple una serie de requisitos, puede recibir subsidios del Gobierno nacional, departamental, municipal e incluso de su caja de compensación si se encuentra afiliado.
Además, debido a que son Viviendas de Interés Prioritario, estas son las más económicas dentro de la oferta de programas sociales que entregan hogares a nivel nacional.
“Uno de los aspectos positivos de los proyectos de vivienda que hemos adelantado es que son construidos en los cascos urbanos. En ese sentido, evitamos la segregación espacial de los beneficiaros, pues viven en lugares centrales que permiten integrarse con el municipio y movilizarse facilmente”, señala Elica Milena Almansa Varela, secretaria de Hábitat y Vivienda de Cundinamarca.
Además de ello, los proyectos se enfocaron en construir espacios comunes que impactan positivamente la calidad de vida de sus habitantes. Un ejemplo de ello es el proyecto de Villapinzón, que dentro de sus zonas sociales cuenta con una piscina.
“Lo más lindo del proyecto, quizás, son las historias que hemos escuchado de las familias que son beneficiarias. La mayoría de estas personas pagaban arriendos de 800.000 pesos y, hoy, pagan cuotas muy bajas, que llegan a los 120.000 pesos, por una vivienda propia”, dice Almansa.
Gloria Patricia Torres, William Prieto y Germán Castro son tres de los 1.888 cundinamarqueses beneficiados por el programa. Estas son sus historias.
Gloria Patricia Torres – Villapinzón
Siendo madre soltera y cabeza de familia, Gloria es estudiante de contaduría pública y espera graduarse en septiembre. Actualmente trabaja como auxiliar contable y, aunque nació en Villapinzón, ha vivido en diferentes lugares de Cundinamarca buscando oportunidades para ella, su hijo y su nieto ‘Tato’, el gato que adoptaron.
Gloria empezó a trabajar desde los 16 años y aunque cuenta que ha tenido altos y bajos en su vida laboral, se siente afortunada porque ha logrado conquistar sus propias oportunidades.
“Cuando se es madre soltera, una tiene que aprender a administrar los recursos y a buscar alternativas para ahorrar la ‘platica’. He vivido en muchos lugares, y esos cambios de residencia han sido para facilitarme el desplazamiento hacia mis lugares de trabajo”, cuenta Gloria.
La mujer, que en promedio pagaba 500.000 pesos de arriendo mensuales, incluyendo sus servicios, recibió un apartamento de la Urbanización Torres del Futuro.
“Cada uno de nosotros tiene su propio cuarto, hay una sala-comedor, un baño, un baño comunitario y una cocina con el espacio para la lavadora. Es un apartamento que podría parecer pequeño, pero está muy bien distribuido y es acogedor entrar. Creo que lo construyeron con mucho amor porque uno entra a ese apartamento y se siente el ‘calorcito’”, señala.
Para ella, tener su propia casa es un sueño hecho realidad. Además, la ubicación le permite desplazarse a la zona rural de Villapinzón que es donde trabaja. Junto a su hijo, Brandon Alejandro, que se gradúa en dos años como bachiller, planean disfrutar su apartamento y en el mediano plazo comprar un carro para hacer que sus trayectos al trabajo sean más sencillos.
William Prieto – La Mesa
William nació en La Mesa y cuenta que ha vivido toda su vida allí. En La Mesa estudió y también empezó a ejercer su profesión como conductor desde hace 32 años.
A sus 24 años conoció a su esposa, con quien conformó una familia y tuvieron cuatro hijos. “Me he dedicado la mayor parte de mi vida a trabajar para sacar mi familia adelante y poder lograr este sueño que es tener mi vivienda digna”, cuenta William.
Dice que su proceso para conseguir casa fue muy difícil. Vivieron un tiempo con sus padres, luego al independizarse se dedicaron a cuidar una finca, pero debido a los bajos ingresos renunciaron y comenzaron a buscar nuevas oportunidades para empezar a pagar arriendo. Luego de 20 años de mudanzas y arriendos y servicios de unos 850.000 pesos mientras William ganaba un salario mínimo, seguían con la esperanza intacta de que algún día tendrían su propia casa.
“El día menos esperado estábamos todos reunidos mirando televisión. En ese momento comenzó un comercial que decía que la Gobernación iba a hacer un programa de vivienda algunos pueblos y que iban a postular familias para ese proyecto. Días después me acerqué emocionado a la Alcaldía pidiendo más información y nos contaron que podíamos postularnos si cumplíamos los requisitos”, cuenta William.
Hoy su familia estrena un apartamento de 54 metros cuadrados, que además queda muy cerca del trabajo de William. Los seis están felices y William siente que, desde entonces, su calidad de vida y la de su familia han mejorado considerablemente.
Ramón Olivares - Villeta
Ramón nació en La Palma, Cundinamarca, pero a sus cinco fue una de las personas que fue desplazada forzosamente se su hogar a causa del conflicto armado en el país. Se mudó a Bogotá, donde hizo sus estudios de primaria y secundaria.
Al crecer se convirtió en conductor. Trabajó primero como conductor en buses, luego fue escolta y taxista. Junto a Luz Amparo, su esposa, y sus dos hijos Daniel Felipe y Miguel Ángel Olivares González se mudaron a Villeta, donde Ramón sigue trabajando como taxista.
Actualmente, la familia de Ramón vive en una casa arrendada, donde pagan 720.000 pesos en arriendo, más los servicios del hogar. Sin embargo, pronto estrenará una de las viviendas del programa Podemos Casa en Villeta.
«El proceso ha sido largo y duro para llegar a cumplir este sueño de tener una casa digna y propia. Estoy muy contento, al igual que mi señora y mis hijos, además, porque esto va a hacer que sea seamos más unidos«, dice Ramón.