La Asociación Arte y Paz busca recursos para continuar con su labor de diez años haciendo artesanías en las playas de Tumaco.
“Si vas a las orillas de Tumaco te darían ganas de llorar por ver tanta basura”, dice Marisol Wisamamo Lara, representante legal de la Asociación Arte Y Paz, la cual nació en 2009 con tres objetivos: crear identidad alrededor de las artesanías, ayudar al planeta utilizando el material reciclable de las playas y conseguir recursos para transformar las vidas de quienes trabajan allí.
Para crear una artesanía las mujeres de la Asociación recorren las playas de Tumaco recolectando el material reciclable que encuentran en el mar. “Recogemos lo que vemos bonito y consideramos que nos puede servir. Lo lavamos y luego entre todas hacemos una lluvia de ideas, ¿a qué se nos parece? ¿Qué podemos hacer con él?”, cuenta Wisamamo.
Cuando se trata de una artesanía tejida o un bolso el proceso es diferente. En él se invita a que cada una de las participantes dibuje en una hoja un diseño de cómo se imagina el producto y desde ahí se hace la artesanía.
“Aunque a veces nos queda muy diferente al dibujo, porque en el camino se transforma”, comenta la representante entre risas.
El trabajo de estas mujeres es en cadena, cada quien tiene una labor diferente y juntas hacen las artesanías. Según aclaran pueden demorarse cuatro días haciendo un producto, tipo souvenir, y cada una queda distinta a las demás, ya que son hechas a mano completamente.
“Aprendimos a hacer nuestras artesanías de manera empírica y ancestral. También tuvimos ayuda del Sena, del sentido común, la creatividad y la búsqueda del acomodo a lo que esté en el piso”, explica.
Un tiempo intentaron hacer semilleros con los adultos mayores que albergan el conocimiento ancestral de la zona para la creación de artesanías, pero no fue posible sostener el proyecto, ya que no se tenían los recursos suficientes para pagarles por sus lecciones y en Tumaco, donde se vive del rebusque, no se puede regalar el tiempo.
“Queremos hacer estos semilleros, porque tenemos miedo de que el conocimiento, como el del tejido de fibra, se pierda. Nos gustaría hacer un censo de las personas que hacen la labor artesanal tradicional y tratar de conseguir unas asesorías para que nos traspasen el conocimiento”, dice Wisamamo.
Sin embargo, cuando se le pregunta a la representante legal por las ayudas que les gustaría recibir, dice que más que plata lo que ellos necesitan son insumos, algo de maquinaria y asesorías técnicas, para poder trabajar y hacer su propio dinero.
“También nos serviría saber cómo se plantea de manera correcta un proyecto, para poder aplicar a ayudas del estado”, recalca.
A futuro les gustaría que el proyecto contase con un local y un taller donde las mujeres puedan trabajar, porque ahora hacen las labores en casa de Wisamamo y antes las hacían en la calle.
“El hacer artesanías nos ha dado resistencia, porque, aunque sabíamos que en nuestro territorio había conflicto, nosotras veníamos a hacer nuestras artesanías en la calle. Si sonaban disparos nos refugiábamos y cuando se detenían volvíamos a salir, para seguir trabajando”, recuerda la representante.
La Asociación Arte y Paz trabaja con la esperanza de que el turismo reviva en Tumaco y la venta de las artesanías sea un trabajo sostenible, porque en este momento estos son productos que no se venden muy seguido, lo que ha hecho que la gente no pueda continuar con la labor.
“Empezamos con 18 personas en la asociación. Luego fuimos siete y después de la pandemia algunas salieron y otras nuevas llegaron. Quienes llegan y tienen mucho afán por conseguir el dinero se van rápido de la asociación. Pero nosotros recibimos a quien quiera entrar y nos ayudamos entre nosotras. Queremos que la asociación sea un referente de Tumaco, en el que se sepa que se puede ayudar a los demás”, aclara.
Un espacio seguro para los jóvenes de Tumaco
Una labor inesperada que realizó la Asociación Arte y Paz fue la de proteger a los jóvenes de los grupos armados ilegales.
A lo largo de estos 10 años de labor, el proyecto apoyó a muchos jóvenes en época del conflicto. “Nos tocaba arrancarlos de los grupos armados y brindarles un lugar seguro donde pudieran trabajar en la artesanía”, cuenta Wisamamo.
Trabajan en una zona de mucho conflicto, que es la comuna 5, y pudieron retener a diversos jóvenes para que no hicieran parte de los grupos armados ilegales.
También hicieron un frente para cuidar de las niñas jóvenes, “porque saliendo del colegio o yendo a comprar algo podían toparse con alguien de los grupos ilegales”.
De igual forma, decidieron convertir a las artesanías en un medio para contar una historia diferente de Tumaco. Utilizarlas como lienzo para plasmar el vivir diario de la zona, lo que hicieron sus ancestros y lo que viven ahora, “que todavía es conflicto”.
“Nosotros transformamos lo que nos dolió en arte, lo convertimos en un algo bello, para poder recordar nuestra historia, no repetir y valorar. Las artesanías nos han sanado. Particularmente a mí”, reconoce Wisamamo.