Investigadores colombianos desarrollaron una patente para proteger a las abejas de los insecticidas

La fórmula las ayuda a incrementar sus mecanismos de protección para que logren desintoxicarse de los plaguicidas más fácilmente.

En las últimas décadas, a nivel mundial se ha registrado una preocupante disminución de las poblaciones de abejas. Los investigadores explican que esta problemática se debe, principalmente, a la pérdida de los hábitats naturales, el crecimiento de los monocultivos y el uso indiscriminado de insecticidas.

Estos últimos son desarrollados de tal forma que puedan atacar el sistema nervioso de los insectos. Sin embargo, cuando los efectos no llegan a ser letales, comienzan a provocarles daños en, por ejemplo, su capacidad de aprendizaje, memoria y toma de decisiones.

Así lo explica André Josafat Riveros, profesor de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario y líder del grupo de investigación que, tras siete años de trabajo, logró desarrollar un nutracéutico para proteger a las abejas. La patente fue otorgada por la Oficina de Propiedad Intelectual del Reino Unido en enero del presente año, luego de que los resultados se publicaran en la revista Journal of Experimental Biology.

“Un nutracéutico es un nutriente con ‘funciones medicinales’ que se le puede suministrar a las abejas antes de que se expongan a los pesticidas. Lo que hemos encontrado es que muestran mayores niveles de protección en funciones muy importantes como el aprendizaje, la memoria y el movimiento”, explica el docente. 

En el mundo existen 20 mil especies de abejas. Se estima que en Colombia la cifra puede superar las 1.500. / Foto: cortesía André Riveros

Aunque en principio se podría creer, erróneamente, que estás “habilidades cognitivas” no son tan necesarias en los insectos, lo cierto es que son fundamentales para su supervivencia:

“Cuando las abejas salen a buscar sus recursos exploran todas las flores. Las flores son como los anuncios publicitarios de las plantas; varían en colores, tamaños… Las abejas intentan aprender cuáles de estos ‘anuncios publicitarios’ son los que dan las mejores recompensas, en términos de proteína y carbohidratos”, aclara André. 

La investigación se realizó en alianza con el Departamento de Ciencias Fisiológicas de la Pontificia Universidad Javeriana y el Departamento de Neurociencia de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos. 

Según explica el docente, la participación de científicos internacionales fue clave para lograr dar un mayor alcance a la investigación, que tomó como muestra dos tipos de abejas: la Apis mellifera —las abejas melíferas—, y la Bombus —conocidas como abejorras—. 

Este polinizador manejado es el segundo más importante del mundo, por lo que desempeñan un papel crucial en la polinización de cultivos de gran alcance como el tomate en Estados Unidos y Europa.

La investigación se centró en dos especies de abejas especialmente importantes por sus servicios ecosistémicos de polinización. / Foto: cortesía André Riveros

El nutracéutico desarrollado tiene varios frentes de acción: puede competir con los plaguicidas a nivel molecular y evitar, así, que las toxinas se unan al sistema nervioso de las abejas. Además, incrementar los mecanismos de protección de estos polinizadores para que logren desintoxicarse más fácilmente.

“Los insectos plaga, al evolucionar, desarrollaron unos mecanismos de desintoxicación muy poderosos. Las abejas, en cambio, no lo hicieron con mecanismos tan elaborados, por lo que son más vulnerables (…) El suplemento fortalece esos mecanismos para que puedan deshacerse más rápido de los plaguicidas”, comenta Riveros, quien aclara que esta fórmula no debe interpretarse como un apoyo o fomento al uso de plaguicidas.

Para él, se trata más bien de una respuesta inmediata a un problema urgente, pues la transición hacia una agricultura totalmente orgánica lleva tiempo, al igual que el aumento de regulación hacia estos productos. 

La fórmula fue puesta a prueba con diferentes plaguicidas. / Foto: cortesía André Riveros
Los investigadores planean continuar optimizando la suplementación. / Foto: cortesía André Riveros

“No es algo para lo que nos podamos sentar a esperar, toma demasiado tiempo. Esto no es una invitación a que se utilicen plaguicidas, sino una solución a un problema inmediato que está acabando con las abejas de todo el planeta y compromete la producción de alimentos y, en consecuencia, la seguridad alimentaria”, comenta André.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen de las abejas.

La idea es que, a partir de esta investigación, el país comience a diversificar y enfocar mejor sus estrategias de protección hacia las abejas. 

Una alternativa que plantea el docente, además de implementar su propuesta debido a su fácil uso y bajo costo, es que se comiencen a fomentar investigaciones sobre las flores más adecuadas para sembrar en los famosos jardínes urbanos, una de las estrategias más prometedoras hasta el momento a la hora de abordar esta crisis global