La barranquillera que fue premiada por crear 160 puntos de lectura en el país

Con su proyecto, Heidy Mejía Sánchez, ha logrado la donación de más de 50.000 libros durante los diez años que lleva trabajando como gestora en la creación de bibliotecas comunitarias en zonas apartadas del país.

Hace diez años Heidy Mejía Sánchez se acercó a los líderes de la Junta de Acción Comunal de su barrio manifestando su interés por hacer ‘algo’ para la comunidad, al ver los riesgos psicosociales asociados al microtráfico en el sector. “¿Qué sabes hacer?”, le respondieron. Desde ese momento, su vida tomó otro rumbo, uno que la llevó a ser galardonada con el Premio Iberoamericano al Liderazgo Social, por la Organización de Estados Iberoamericanos y el Centro Ricardo B. Salinas Pliego.

“Yo me pregunté, ¿a qué actividad dedicaría toda mi vida sin que me pagaran? Y de inmediato pensé en los libros”. Así recuerda Heidy los inicios del proyecto familiar Libros Libres para Todos, en el que trabaja la promoción de la lectura en compañía de su esposo y de una red de voluntarios y gestores ubicados en todos los rincones del país. 

El premio busca reconocer y visibilizar los liderazgos sociales. Este año se postularon 600 personas y sólo fueron seleccionadas seis de ellas. /FOTO: Centro Ricardo B. Salinas Pliego

Durante estos años han logrado crear 160 puntos de lectura en seis departamentos:  Antioquia, Amazonas, Atlántico, Cesar, Magdalena y La Guajira. En este último, por ejemplo, construyeron el salón de la biblioteca gracias a la donación de una ciudadana estadounidense que quedó ‘enamorada’ con el proyecto. Donaciones que, según cuenta Heidy, “han permitido la sostenibilidad de esta organización que ha logrado impactar profundamente la educación en los sectores vulnerables de las zonas rurales de Colombia”.  

Y no son solo donaciones materiales. Libros Libres Para Todos ha logrado conectar a expertos internacionales para dictar talleres que buscan responder a problemáticas como la violencia de género en las comunidades. 

“Tenemos un proyecto que se llama ‘Mi cuerpo se respeta, mi cuerpo no se toca’ en el que hablamos, con los niños y sus padres, sobre cómo aprender a identificar situaciones de abuso y cómo abordarlas. Para el desarrollo nos apoya Marcela López, escritora argentina y terapeuta familiar, autora del libro Las vacaciones de Helena, cuya trama se centra en eso”, explica Heidy, quien considera que la literatura es el puente perfecto para ‘tocar fibras’.

Según cuenta Heidy Mejía Sánchez, con Libros Libres para Todos han logrado donar más de 100.000 libros. /FOTO: Libros Libres para Todos

Las 14 bibliotecas con las que cuentan actualmente se distinguen entre sí porque cada una tiene un método de trabajo distinto, dependiendo de las necesidades de la zona y de las historias de vida de quienes las dirigen, que son mujeres todas, cuenta Heidy.  

Esto último genera un impacto adicional; pues, además de ofrecerles herramientas de educación a los niños, también trabajan el empoderamiento femenino en territorios con altos niveles de machismo. Según Heidy, lo que hacen es darle la vuelta al contexto y guiarlas a que respondan la pregunta que una vez le hicieron a ella pues “todas saben hacer algo, solo es necesario impulsarlas”. 

“Hay una biblioteca en Cartagena que se llama Rayitos de Sol. Allí se creó la Escuelita soñadora, que es dirigida por una señora de 60 años. Ella vió que había muchos niños desescolarizados o que eran expulsados de los colegios por su comportamiento. Lo que hace es darles clases bajo la premisa ‘juego y amor para poder educar’”, explica la lideresa. 

Para Heidy, este premio es una demostración de que la pobreza no solo disminuye cuando se trabaja en lo económico, sino también cuando se busca reducir el desconocimiento para lograr una mayor prosperidad mental. Cada biblioteca cuenta con más de 400 libros. Algunas de sus sedes eran tabernas y casas olvidadas, las cuales fueron restauradas “hasta con materiales reciclables” con el fin de demostrar que la promoción de lectura es un arte, aunque muchas veces no se incluya en esa categoría. 

Con este reconocimiento, Heidy manifiesta que “no busca fama ni que su nombre se exalte, sino poder en discusión el universo de las bibliotecas comunitarias en Colombia”. Para ella, estos espacios no deben reducirse a meros estantes y libros, sino que son lugares donde se construye país y se cambian perspectivas, justo lo que su proyecto familiar ha hecho con las vidas de las más de 900 personas que son atendidas mensualmente en las bibliotecas. 

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