La colombiana Blanca Huertas, curadora desde hace 15 años en el Museo de Historia Natural de Londres, vino al país a presentar su libro sobre mariposas endémicas.
Blanca Huertas, o Madame Butterfly, es colombiana y trabaja desde hace 15 años en Londres, en el Museo de Historia Natural, donde es curadora senior de la colección de mariposas más grande y antigua del mundo.
Su pasión por la naturaleza nació desde muy joven.
Pudo ser gracias a su familia. Su padre era de la sabana cundiboyacense, por lo que viajaban mucho a visitar las montañas del altiplano. De ahí, dice, surgió la pasión que la llevó a estudiar biología.
Eso sí, cuando era pequeña Huertas no tuvo mucho contacto con las mariposas. Según explica, son insectos elusivos y rápidos, difíciles de apreciar si no se tienen los implementos adecuados para observarlas con calma.
Ya en la universidad, además del acceso a las herramientas para estudiarlas, también tuvo un buen mentor, a quien le gustaban las mariposas. Desde ahí se dedicó completamente a estos insectos.
Huertas cuenta que el Museo de Historia Natural de Londres es el lugar ideal para quienes estudian grupos grandes como los escarabajos, las aves y las mariposas, porque allá las colecciones son súmamente extensas.
Por eso, cuando estaba terminando su carrera decidió ir al museo como una pasantía, después de trabajar en Inglaterra, pero se quedó un periodo muy corto porque mantenerse en Londres era difícil.
Más adelante consiguió la beca de la Universidad el Imperial College, donde fue a hacer su maestría y en ese tiempo se inscribió como voluntaria en el museo. Todas las noches, después de estar en la universidad, se iba a trabajar allá.
Más adelante, cuando se empezaron a pensionar los miembros mayores del equipo se presentó una oportunidad a la que aplicó y se le posibilitó un trabajo de medio tiempo en el lugar, así siguió escalando hasta conseguir una posición permanente y de tiempo completo.
Actualmente es la curadora senior de la colección más grande de mariposas del mundo. Manejando una colección de cinco millones de ejemplares, que han sido colectados en todas las regiones del planeta.
“Algunos de los millones de ejemplares fueron colectados hace más de 150 años. Eso significa que no solo son las más abundantes, sino también las más antiguas que se conocen. Gracias a eso podemos tener una buena muestra que nos enseña qué pasaba desde hace más de 150 años hasta el presente. Es una colección que se convierte en la meta para muchos que nos dedicamos a ciertos grupos de estudio”, comenta Huertas.
El fin de semana pasado Huertas estuvo en Colombia para el lanzamiento oficial del libro sobre las mariposas endémicas de Colombia, el cual enumera los casi 200 ‘tesoros alados’ que solo se encuentran en el país y que el territorio tiene la responsabilidad de cuidar.
“Procolombia, que fue el patrocinador, se preocupa mucho en que el turismo que se haga en el país tenga un impacto positivo en la comunidad y la conservación del medioambiente. Una forma de apostarle a esto fue a través de esta publicación, la cual fue una inversión no comercial, ya que el libro es gratuito”, cuenta Huertas.
¿Cómo fue el proceso para ocupar el cargo que tiene ahora?
Fue un poco complejo, porque en el tiempo en que yo llegué ser extranjera y ser mujer no hacía fácil el trabajo.
Fue bastante duro entrar a una cultura tan tradicional, donde todos son hombres, todos son ingleses estudiados en Inglaterra y todos hablan perfecto inglés.
Fue un proceso muy largo, pero creo que fue importante ganarme el corazón de la gente.
Al principio me metí de voluntaria al museo y fui demostrando las habilidades que aquí en Colombia a veces pensamos que son cosas básicas, como extender mariposas, ir al campo, tomar notas. Ese tipo de cosas se ha perdido bastante en los países más desarrollados.
Cuando llegas a una cultura donde todos están acostumbrados a procesos más automatizados y tú todavía puedes escribir etiquetas y extender mariposas, eso permite que brilles un poco más.
Pero fue un proceso de mucha paciencia, en el que también fue muy importante hacer mi maestría y mi doctorado allá para poder conseguir la posición en la que estoy en este momento.
¿Cuál es la mariposa que más le gusta de la colección?
Es difícil escoger. Siempre siento más cariño hacia las mariposas de Colombia y mucho más ahora, ya que estoy escribiendo un libro sobre mariposas del país desde hace 2 años.
Me gusta mucho el grupo de mariposas que son cafés y que han sido poco estudiadas en las colecciones. Como no tienen tanto color, han perdido, históricamente, atención de mucha gente. Pero esas mariposas han traído mis mayores satisfacciones en el encuentro de nuevas especies, porque nadie las estudia, por lo que siempre hay cosas nuevas por descubrir.
Cuál es la mariposa que, para usted, ¿tiene la mejor historia?
Cada mariposa, cada uno de los cinco millones de ejemplares que tenemos en el museo, tiene una etiqueta en la que se encuentra toda la información que uno quiere poner sobre esa mariposa: de dónde viene, cuándo llegó, quién la colectó, entre otras cosas. Eso permite que de cada mariposa podamos hacer una historia.
Para mí las que yo he nombrado, al ser especies nuevas, tienen un valor sentimental más grande. Pero, recientemente, por estar trabajando tanto con mariposas de Colombia, me ha gustado mucho una mariposa amarilla que solo vuela en la Sierra Nevada de Santa Marta.
En el museo, hasta hace poco, solo teníamos dos ejemplares de estas mariposas amarillas, una colectada en los 1800 y otra en 1970.
Pero ahora, con la tecnología, las redes sociales y el email, tenemos más contacto con colegas colombianos, con gente que va a campo, con naturalistas, lo que nos permitió encontrar varias de esas mariposas guardadas en colecciones de otras partes de Colombia.
Finalmente descubrimos la hembra de esta especie de mariposas amarilla, que por su color asociamos a Gabriel García Márquez, y en un artículo científico donde contamos su historia pusimos que habían sido cien años de soledad de esta mariposa, porque casi pasaron cien años para que nosotros los científicos viéramos cómo lucía la hembra de esa especie.
¿Sigue atrapando mariposas?
Sí, pero por la pandemia he dejado de ir a campo.
El sábado estuve en la zona cafetera y fue muy emocionante porque volví a campo en Colombia.
Pero, por ahora, me he dedicado más al museo. Además, yo soy madre y me ha tocado ajustarme a esta nueva vida. Se acabaron todas esas excursiones de un mes fuera de la casa o dos meses sin agua o un mes sin bañarme (risas). Ya no puedo darme esos lujos, por lo menos mientras mi hijo crece un poco más.
Ahora hago un trabajo de campo menos arriesgado, incluso ya llevé a mi hijo una vez.
Adicionalmente, cuando yo empecé en el trabajo habían cuatro personas a cargo de la colección. Pero por los cambios en el mundo ahora solo estoy yo a cargo de todo, por lo que es una responsabilidad muy grande cargar la historia y toda la información que te ha dado la gente durante todos estos años.
Si yo me voy, se va un poquito la historia de la colección, por lo que ahora tengo esa responsabilidad de empezar a entrenar gente y no irme tan seguido, porque cada vez que salgo a campo la cantidad de trabajo que se acumula es enorme.
¿Por qué considera importante que se estudie a las mariposas?
Una de las razones más importantes es porque a nivel global las mariposas son organismos muy importantes en la cadena alimenticia. Por ejemplo, las lagartijas, las arañas y los pájaros se alimentan de ellas, por lo que si no hay mariposas no habría esos otros organismos y sin ellos empezaría a fallar toda la cadena.
Pero otro de los motivos, que hemos utilizado los científicos, es porque las mariposas pueden medir la calidad del ambiente. Ellas son bioindicadores. Esto significa que, si se encuentran cierto tipo de mariposas en una zona, podemos decir si el hábitat todavía es prístino, si es un bosque primario o uno transformado.
De igual forma, hay varias especies de mariposas que son polinizadoras, otras que funcionan como plaga, por ejemplo, hay una que se come las palmas en Colombia.
Las mariposas tienen muchos roles diferentes en la sociedad, por eso es muy importante estudiarlas y sacarle provecho a las que son buenas para poder entender el cambio climático, las extinciones, entre muchas otras cosas.
También son fundamentales solo para su contemplación. Las mariposas están muy marcadas en la literatura, el diseño y le traen a la gente buena vibra y energía. Tienen un contexto cultural muy fuerte en la sociedad.
¿Cómo ve la situación actual de las mariposas?
Depende de las regiones, pero en general es un poco preocupante. Las mariposas han recibido mucha atención porque son bonitas, grandes y le gustan a la gente. Pero, eso ha creado una distracción sobre el hecho de cuáles son las mariposas que necesitan atención.
De las 20 mil especies que hay en el mundo, solo hemos hecho análisis de riegos de extinción para tal vez 500 de ellas.
La situación es bastante complicada. El año pasado publiqué con mis colegas en Singapur la lista de las mariposas extintas y encontramos que el 50% de ese país ya no existen. En el Reino Unido la diversidad también es muy bajita. En Colombia todavía no se llega a ese punto.
El año pasado sacamos la primera lista de especies que hay en Colombia y este año se lanzó el libro de las mariposas endémicas que hay en el país y realizándolo entendimos que hay varias especies que es necesario confirmar si ya están extintas.
Ahora los humanos somos más despreocupados del ambiente y nos gusta tener jardines plásticos y químicos para que las plantas crezcan más y no se le pegue la plaga. Eso ha hecho que se presente un declive en las especies de mariposas y de insectos en general a nivel global.
Los científicos ya enviamos una alerta roja este año, con varias publicaciones donde hemos mostrado que se ha bajado la diversidad de insectos en general.