La Capilla de Nuestra Señora de la Candelaria fue construida entre 1600 y 1615, aproximadamente, en el corregimiento de Sabaletas, en Montebello, a dos horas de Medellín.
Al verla, no es una construcción imponente. Parece la representación en tres dimensiones de lo que dibujan los niños al pintar una casa: una construcción rectangular con un techo en forma de triángulo. Sin embargo, la de Sabaletas tiene un título y un lugar especial en la historia de Antioquia: fue la primera capilla católica construida por los españoles en la época de la Colonia en el departamento, cuando este ni siquiera existía.
El nombre de Sabaletas no es muy reconocido. Es un corregimiento de Montebello, en el Suroeste antioqueño, a dos horas de Medellín. Y sobre su origen poco se sabe, más allá de que en la Colonia era paso obligado entre Antioquia y Popayán. Además, no es particularmente grande. Consta apenas de una sola calle que termina donde está construida la Capilla de Nuestra Señora de la Candelaria y allí viven alrededor de 200 personas.
Lo que se sabe de esa capilla de 535 metros cuadrados, piso es de tierra compacta y con muros de tapia hechos con una mezcla de boñiga y cal, de 80 centímetros de grosor, es que fue construida en el siglo XVII, entre 1600 y 1615. Y que fue levantada sobre lo que era un cementerio indígena. Cuando la visitan, las personas pueden apreciar en el piso algunas de las tumbas de quienes fueron sepultados allí.
Mantener en pie la historia
Entre los años 1997 y 2000, la Fundación Ferrocarril de Antioquia (que se dedica a la restauración y cuidado del patrimonio arquitectónico del departamento) restauró la iglesia, que había sido declarada Monumento Nacional en 1984.
En un libro de 2007, publicado por la Fundación Ferrocarril para conmemorar sus dos décadas de existencia, se explica que años antes de esa intervención, ya había sucedido un intento de restauración. Este falló y afectó hasta los cimientos a la capilla.
“En 1978 sufrió una inadecuada transformación: el campanario que se encontraba en mal estado fue suprimido y reemplazado por uno de ladrillo y cemento que averió los muros en tapia de la fachada; además se modificó la estructura de madera de la cubierta, se le puso piso de cemento a la sacristía, se corrigieron los deterioros de las tapias con pañete de cemento y se desmontaron las puertas y ventanas originales para reemplazarlas por burdas copias”, explica el documento.
La capilla, explica la Fundación, “por su valor histórico, testimonial y arquitectónico, ofrece una idea precisa acerca de los métodos constructivos utilizados en Antioquia durante el periodo colonial”.
Por eso, el interés por mantener en pie esa capilla testigo de la historia antioqueña. Cuentan los pobladores, que alrededor del año 1540, llegaron los primeros españoles a lo que es hoy Sabaletas y encontraron un poblado indígena. Allí vivían, según recoge la tesis de maestría ‘Capilla de Nuestra Señora de la Candelaria, Sabaletas. Reconstrucción histórica. Siglos XVIII – XIX‘, de Uber Larrea Gómez de la Universidad Nacional, apenas 14 familias repartidas en el mismo número de ranchos.
Y todos se organizaban alrededor de un espacio plano que les servía de cementerio. “Vivían en grandes chozas redondas en medio de cultivos de maíz, yuca y frutales como eran la pitahaya y las uvillas, y rodeados de sus elementos ornamentales, todos en oro, que los caracterizaba y determinaba su posición dentro de la tribu”, escribió Larrea
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El mito fundacional de la iglesia de Sabaletas
El paso del tiempo y la falta de cuidado en su preservación, archivos como el acta de construcción, así como, por ejemplo, los primeros bautizos y demás ritos católicos celebrados allí, se perdieron. Sin embargo, y como suele pasar en casos así, los mitos se han utilizado para explicar el origen de la capilla.
Hay uno en particular. Margarita Quirama, habitante de Sabaletas, contó a Larrea, que días antes de la llegada de los primeros españoles al poblado indígena, una de las mujeres estaba en la cascada recolectando agua cuando escuchó una voz: “Yo quiero que me hagan una capilla”.
“Cuando ella terminó de lavar, al lado de la piedra, donde ella estaba lavando, había un bulto de una imagen, que ella no entendía qué era. Se preguntaba ‘y ¿eso qué será?’. Le dio varias vueltas en redondo, sin saber de dónde había salido”, relata Quirama.
Y continúa: “Dijo: ‘ahí no estaba ese bulto, entonces ella sería la que me dijo eso, que me hicieran una iglesia’ (…) pensó en llevárselo a su taita o sea su marido, y se llevó la imagen de la virgen a su casa”.
Poco después, un monje llegó a Sabaletas y, al escuchar descreído el relato de los habitantes, decidió que la imagen fuera trasladada a la parroquia de Santa Bárbara (ahora, un municipio cercano a Montebello). Sin embargo, dice Quirama, no fue posible.
“Enviaron trabajadores por ella, se la llevaron y solo fueron capaces de llevársela hasta el último rancho de Sabaletas, de ahí no fueron capaces de pasar con ella, pues se puso muy pesada la estatua de la virgen”. El sitio no era otro distinto al lugar donde aún hoy está la iglesia.
Más allá de lo verídico de esta historia, confirma que, aunque escondida en un corregimiento rodeado de monte, la primera iglesia de Antioquia sigue teniendo un papel protagónico para entender la historia del departamento.