«Las niñas somos poderosas», así es la escuela que ha cambiado las vidas de más de cien mujeres en Cali

Desde 2021, la Escuela para Niñas y Adolescentes Katherine Eslava Rivera ha formado a cien mujeres en derechos y liderazgo. El feminismo es su herramienta principal para concientizarlas en la lucha contra la explotación sexual en Colombia.

“Me atrevo a decir que somos la única fundación con enfoque feminista abolicionista de la explotación sexual y animal en Colombia”. Así presenta Laura Isabel Muñoz Bravo a la Escuela de Estudios Feministas de Cali (Esfemica), una fundación dedicada a la formación académica, teórica y política de carácter popular dirigida a mujeres y niñas radicadas en Valle del Cauca.

Laura Muñoz es la coordinadora del Área de Comunicaciones e Incidencia, ACI. Explica que primero comenzó vinculada a la fundación como voluntaria, pues siempre le ha apasionado teorizar el feminismo, darle un enfoque social a la comunicación y educar. 

La fundación inició hace cinco años. Su directora es Melissa Rojas, quien tiene alrededor de diecisiete años de recorrido en el activismo feminista en Cali. Melissa creó la fundación en compañía de su madre, Yolanda Molina. Ambas tomaron la decisión de abrir este espacio porque, según ellas, el país carecía de procesos organizativos comprometidos en la lucha contra la explotación sexual. A partir de ese momento se comienzan a vincular otras mujeres que también compartían la idea de que “mientras continúe la explotación sexual de mujeres y niñas no es posible declarar nuestra liberación sexual».

En estos cinco años de trabajo, la Escuela de Estudios Feministas de Cali ha impactado a 600 niñas, adolescentes y madres con su trabajo. / FOTO: cortesía: Escuela de Estudios Feministas de Cali.

La escuela ofrece espacios para escuchar a mujeres sobrevivientes de explotación sexual, talleres de escritura autobiográfica para  procesar experiencias personales relacionadas con el tema y cursos de introducción a la teoría feminista. 

Hace tres años iniciaron con uno de sus proyectos más destacados: la ‘Escuela para Niñas y Adolescentes Katherine Eslava Rivera: por la equidad, los derechos y el protagonismo infantil y juvenil de las mujeres’. Con ella, hasta el momento, han graduado dos cohortes que han impactado a cien mujeres en total, entre niñas, madres y adolescentes.

Los contenidos de la Escuela para Niñas y Adolescentes Katherine Eslava Rivera, o Escuela KER, están centrados en la enseñanza a las niñas de sus derechos como mujeres, sexuales y reproductivos y a una vida libre de violencias. Además, a la desmitificación de temas relacionados con el cuerpo femenino, como la menstruación. Con esto buscan que las mujeres que quedarán con la batuta del feminismo en las próximas generaciones aprendan que existe más de una aproximación a las problemáticas que enfrentan las mujeres. Además, que no se continúe hablando de regulación de la prostitución, ya que eso no solo representa una precarización de la vida laboral de las mujeres, sino que también perpetúa la cosificación de sus cuerpos y sus vias.

Las niñas que asisten a la escuela no solo reciben formación, sino que también son las ponentes de algunos encuentros en los que hablan de feminismo y derechos de las mujeres desde la perspectiva de la niñez. / FOTO: cortesía Escuela de Estudios Feministas de Cali.

La primera cohorte, apoyada por USAID, se enfocó en educación en derechos; hacerlas conscientes de que, a futuro, cuando crezcan, tendrán plena voz y voto sobre sus cuerpos. 

«La segunda cohorte se centró en la prevención de la explotación sexual ligada a la trata de mujeres y niñas, una problemática que agudizado por el uso de redes sociales. Desafortunadamente, las características de Colombia como país lo hacen un caldo de cultivo para que emerja el proxenetismo. Y la explotación sexual también conecta con otros negocios ilícitos como el narcotráfico y el tráfico de armas», comenta Laura, quien aclara que para poder abordar con las niñas todos los contenidos mencionados, utilizan metodologías y herramientas lúdicas y TIC. Así, los temas resultan más digeribles y dinámicos.

La escuela ya cuenta con varios casos de éxito de niñas que se destacan por su liderazgo y la apropiación que tienen a la hora de hablar de temas como anatomía de la mujer y algunas problemáticas que enfrentan en temas como ocupación del espacio público. Algunas, incluso, hasta han liderado paneles titulados ‘Las niñas somos poderosas‘. 

La idea de estos encuentros es lograr que el feminismo involucre las opiniones de la niñez y construir una educación que reduzca estereotipos desde la primera infancia

La Escuela para Niñas y Adolescentes Katherine Eslava Rivera involucra a niñas, adolescentes y mujeres colombianas y venezolanas residentes en Valle del Cauca desde 2021. / FOTO: cortesía Escuela de Estudios Feministas de Cali.

Los programas que ofrece la fundación son gratuitos. Participan mujeres tanto colombianas como venezolanas. Además de ser un espacio de formación, también se ha convertido en un espacio de terapia en el que reciben ayuda para superar, de a poco, las violencias que vivían y/o viven en sus contextos. 

Con respecto a los casos de éxito más destacados, Laura menciona el de Annara, una niña de 11 años que ha explorado su talento para cantar participando en la escuela. Como parte de la Escuela popular de mujeres en Puerto Rellena, un proceso llevado a cabo en el marco del estallido social del 2021 en Cali, Annara se presentó junto a otras mujeres en el evento de inauguración del ‘Monumento a la Resistencia’. 

Allí cantó una versión de ‘Canción sin miedo’ (original de Vivir Quintana), la cual posteriormente sería grabada como parte de una colaboración musical liderada por Esfemica que reunió las voces de cincuenta madres y niñas residentes en Cali en rechazo a las violencias contra las mujeres. 

“Para nosotras es importante que se sepa que hay una organización en Colombia conformada por mujeres que rechaza la explotación sexual. Queremos ser un referente de feminismo crítico, sin dogmas. La regulación de la prostitución representa una falta a los derechos humanos que contribuye a que se perpetúe la opresión de mujeres y niñas”, concluye Muñoz.