Colombia tiene 122 zonas francas en 21 departamentos, que aportan en su conjunto 147 mil empleos formales. Juan Carlos Botero, presidente ejecutivo de la Zona Franca del Pacífico, habla sobre la importancia de este instrumento para "diversificar la canasta exportadora del país".
Dentro de las características que hacen a Colombia un país apetecido por empresas extranjeras se encuentra su estratégica ubicación geográfica, al ser la puerta de entrada a Sudamérica, y la proximidad de varias zonas francas con puertos marítimos.
También se destacan su flexibilidad en materia arancelaria, aduanera y fiscal, sumándole algunos beneficios tributarios como, por ejemplo, que las empresas dentro de las zonas francas manejan una tasa especial en el impuesto de renta, que es del 20%, mientras que las que no están en las zonas francas tributan renta sobre el 35%.
Juan Carlos Botero, presidente ejecutivo de la Zona Franca del Pacífico, ubicada en Palmira, Valle del Cauca, también menciona que los parques logísticos, industriales o de servicios que constituyen zonas francas tienen una serie de servicios, seguridad en las operaciones y de almacenamiento que atraen a empresas nacionales y extranjeras para instalarse en zonas francas.
Conversamos con él sobre el panorama actual de las zonas francas, su impacto para el desarrollo regional y las expectativas de este gremio con la reforma tributaria que se debate actualmente.
¿Cuál es el panorama actual de las zonas francas en el país?
Primero hay que tener claro que este sector lo que busca es el desarrollo económico de las regiones de Colombia, y también de las cadenas productivas en las que participa.
Actualmente el país cuenta con 122 zonas francas que generan en su conjunto más de 147 mil empleos formales. En esas zonas francas están operando más de mil empresas ‘usuarias’ de diferentes sectores: industrial, logística, manufacturero y de servicios. Hablando de cifras, en el acumulado histórico las inversiones que hemos hecho estas 122 zonas francas ascienden a $45,7 billones en activos e infraestructura.
Las zonas francas tienen unos requisitos de generación de empleo y de volúmenes de inversión exigidos por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Con todos ellos cumplimos con creces, incluso casi el doble del presupuesto y las metas que ha establecido el Ministerio.
Además, las siete zonas francas del suroccidente del país generan más de 15 mil empleos directos, que se traducen en un impacto notable en las tasas de ocupación.
¿Cuál es la importancia de las zonas francas en la economía nacional?
Las zonas francas en su conjunto exportamos 289 millones de dólares y a través de nosotros se da el 7% de las exportaciones totales.
Sin embargo, también hay que destacar que un 10% de nuestras exportaciones corresponden a las no tradicionales, es decir, distintas a petróleo, café y carbón.
Las zonas francas tienen muy diversificada su canasta exportadora. Buena parte de las zonas francas están encadenadas productivamente y tenemos varios clústeres económicos (grupo de empresas e instituciones concentradas en un espacio y que compiten en un mismo negocio) muy consolidados en agroindustria, alimentos, confecciones, servicios y logística.
¿De qué manera contribuyen las zonas francas en ese proceso de diversificación de la economía?
Desde la Zona Franca del Pacífico, por ejemplo, se exportan más de 400 productos distintos, con destino a más de 60 países, entre confecciones, alimentos, fibra óptica, componentes industriales y otros productos.
Eso también pasa en otras regiones, a mayor o menos escala, lo cual significa que las zonas francas son un vehículo a través del cual el país puede internacionalizar y diversificar más su canasta exportadora.
¿Cómo se da el encadenamiento-valor dentro de las zonas francas en Colombia?
Hay algunas empresas de zona franca que le proveen a otras (que pueden estar dentro o fuera de zona franca) un servicio, insumo o materia prima que, a su vez, es transformada y se convierte finalmente en exportación.
En otras palabras, hay empresas locales que terminan entrando a estas cadenas de valor territoriales y globales al funcionar como abastecedoras de servicios y productos. Resultan siendo un exportador indirecto. Ellas no exportan o facturan directamente al exterior, pero sí le venden insumos o servicios al exportador final.
Esa cadena termina en el aeropuerto o en el puerto marítimo. Hay muchos puertos en Colombia que son Zona Franca Especial, que están en la cadena exportadora y la hacen competitiva, porque por ahí salen las mercancías al resto del mundo.
Buena parte del mejoramiento de la economía y productividad nacional es la creación y el fortalecimiento de las Pymes, que representan alrededor del 90% del tejido empresarial colombiano. ¿Cuál es la participación de las Pymes en las zonas francas?
De esas más de mil empresas que te mencioné al principio que operan en zonas francas, alrededor del 90% son microempresas y las pequeñas y medianas empresas (Pymes). Algunas son exportadoras, otras medianamente exportadora y otras no exportan.
Nosotros acompañamos al gobierno nacional en su propósito de internacionalizar más a Colombia que, sin duda, necesita aumentar sus exportaciones y diversificar la canasta exportadora. Pero ese proceso de internacionalización es gradual y transitorio. En el gremio hemos acuñado una frase: “nadie exporta por decreto”.
Con un plan de internacionalización gradual y transitorio por supuesto que las Pymes podrán insertarse más y mejor en las cadenas de valor internacionales.
¿A qué se refiere cuando dice que “nadie exporta por decreto”?
Hay un parágrafo dentro de la Reforma Tributaria del gobierno actual que aborda puntualmente las zonas francas.
La semana en la que salió el primer borrador de la reforma tributaria, también se celebró el Congreso Empresarial Colombiano de la ANDI, en Cartagena. Allí, una vez leídos esos textos iniciales, tuvimos la oportunidad de conversar con el ministro de Hacienda y el ministro de Comercio sobre varios temas.
El primero fue que dejamos claro que el sector acompaña completamente el propósito del gobierno de internacionalizar más al país, porque entendemos que las zonas francas son el instrumento para lograrlo. Sin embargo, no a través de unos umbrales, que son inconvenientes.
Los umbrales son unos topes que establecen que se debe vender un máximo porcentaje al territorio aduanero nacional, es decir, hay un límite de las ventas que podrían hacer los usuarios de zonas francas al territorio nacional. Eso, visto desde otro ángulo, es como si les pusieran un límite o unos mínimos a las exportaciones.
Por eso decimos que no se puede exportar a través de decreto que diga el mínimo cierto porcentaje a exportar o, lo que es lo mismo a decir “usted puede vender máximo cierto porcentaje de su producción”.
Otro elemento problemático es que ese artículo establece que los usuarios de zona franca perderán su calidad de usuario aduanero o de comercio exterior si incumplen esos límites durante dos o tres años consecutivos. Eso atenta contra la continuidad de negocio y las reglas de juego con las cuales entraron muchos inversionistas.
Repito, está bien exigir un plan de internacionalización, pero que no se pongan porcentajes, límites ni se pierda la calidad de usuario. Se necesitan tiempos prudentes para internacionalizar esas empresas.