Jacana Jacana es un proyecto familiar que hace más de 10 años le apuesta a concientizar sobre la conservación medioambiental a través de la música. Sus canciones se escriben en coautoría de los niños de las comunidades donde desarrollan los talleres, como es el caso de Minca, en la Sierra Nevada de Santa Marta.
En Minca, Sierra Nevada de Santa Marta, un grupo de niños indígenas colaboraron en la traducción y composición de canciones sobre la naturaleza en lengua kogui, hoy están agrupadas en el libro Jacana La Sierra. Le cantan a esa naturaleza que está tan integrada a su ancestralidad. Hablan de la tierra, del sol, de los bosques y de las especies que los acompañan en su vida cotidiana selva adentro.
El libro fue el resultado final de una beca otorgada por National Geographic en la categoría storytelling a la que se postularon Janni Benavides, Andrés Álvarez y su hija Julia Álvarez, una familia oriunda de Bogotá que hace más de 10 años le apuesta a la música como instrumento de enseñanza y concientización.
“Jacana Jacana es un proyecto familiar que se expandió hasta estos lados de la región Caribe después de que unos amigos nos enseñaran lugares naturales como la Ciénaga de Mallorquín, un importante ecosistema de manglar”, explica Janni, quien dirige el proyecto en compañía de su esposo.
En un principio eran talleres de música que se dictaban a niños en Bogotá. Pero ahora, al vivir rodeados de naturaleza, los talleres de Jacana Jacana se han vuelto itinerantes. Su objetivo principal es lograr que los niños aprendan cantando, siempre involucrándolos en la creación, divulgación y socialización de los mensajes que se expresan en las letras.
“Nosotros le damos una charla, rescatamos ideas para componer las canciones juntos y luego los niños las presentan al tiempo que cuentan lo aprendido sobre la naturaleza”, explica Janni. Incluso, destaca que una de las estrategias que han utilizado para cultivar la inspiración musical en talleres que han dictado en Barranquilla, por ejemplo, ha sido leer los cuentos que Horacio Quiroga escribía sobre las selvas de Brasil
“Tus raíces van profundo, llegan lejos, tienen rumbo, se conectan con el mundo / En tu tronco las chicharras, cantan fuerte para el agua, mientras que la lluvia pasa” (Fragmento de la canción ´Caracolí´, el nombre de un árbol propio del bosque seco tropical).
Asimismo, menciona que tuvieron que aprender a distinguir los diferentes dialectos de los kogui pues, la palabra ‘lluvia’, que aparece en la canción anterior, por ejemplo, tiene diferentes pronunciaciones según el lugar de ubicación: “En algunos lugares, como Palomino, las comunidades la pronuncian como ‘ñikala’ y en otros ‘ñijhala’. Se trata de ser muy respetuosos y cuidadosos a la hora de escribirlas”, comenta Janni.
Para la distribución de Jacana La Sierra contaron con el apoyo del Ministerio de Cultura, el cual les permitió llevar libros hasta colegios de Mendihuaca, Minca y Guachaca, en Magdalena. Tiempo después, la cantante Catalina García, de Monsieur Periné, también decidió aportar al proyecto destinando un porcentaje de los ingresos generados por los clics en su sencillo Mundo paralelo, lo que les permitió llegar con talleres a Pueblo Viejo, ubicado a ocho horas al norte de Mingueo, en La Guajira.
“Nosotros siempre habíamos tenido la intención de ‘meterle’ el tema ambiental a nuestros talleres y apenas llegamos a Puerto Colombia (Atlántico), decidimos escribir canciones sobre esos ecosistemas tan importantes que muchos aún desconocen, como los manglares o el bosque seco tropical”, cuenta Janni quien, además, es la responsable de las ilustraciones de los libros.
Para Jacana La Sierra, por ejemplo, menciona el trabajo tomó tres años entre investigación e ilustración.
Actualmente, Jacana Jacana cuenta con tres cancioneros: uno sobre los bosques secos tropicales del Caribe, Jacana La Sierra y, el más reciente, El Gecko Tinajero de Tayrona, el cual está inspirado en el hallazgo de unos investigadores de la Universidad del Magdalena: el gecko, un reptil que se creía extinto pero que fue encontrado en las playas de Tayrona y que “se ha vuelto símbolo de la capacidad de resistencia de los reptiles”, según cuenta Janni.
“Es muy lindo cómo la música puede dejar una semilla en cuanto a la conservación y el conocimiento de una especie. Nuestro objetivo es generar una reflexión ambiental a través de la música y creo que lo hemos logrado”, concluye.