El animal fue encontrado en zona rural del municipio de Amalfi, en el noroeste antioqueño. Aunque estuvo cerca de morir en varias ocasiones, ahora vive tranquilamente en el Parque de la Conservación, en Medellín.
Creían que se parecía a un gato. A uno doméstico. A uno perdido. A uno que no sabían cómo había llegado hasta allí. Lo encontraron unos mineros en el Cañón de El Mata, a cuatro horas del casco urbano en Amalfi, uno de los municipios del noroccidente antioqueño.
El 11 de noviembre del año pasado, funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Económico, Sostenible y Ambiental de Amalfi revisaron el cachorro, que pesaba cerca de una libra, y comprobaron que no se trataba de un gato doméstico.
Por el contrario, se dieron cuenta de que se trataba de una felina silvestre abandonada, un animal que, además, era la primera vez que se encontraba en Latinoamérica: una ocelote albina. En ese momento, inició un proceso de recuperación del animal.
La recuperación fue un trabajo conjunto entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (mediante el convenio que tiene con la Universidad CES, que permite la atención de fauna silvestre) y la Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia (Corantioquia).
El rescate
Un día después de que los funcionarios de la Alcaldía de Amalfi recuperaran al animal, el equipo de fauna silvestre del Área Metropolitana, acompañado por miembros de Corantioquia, viajó hasta el municipio ubicado a unas tres horas de Medellín.
La valoración médica inicial arrojó que se trataba de una hembra infantil, albina completa, de 440 gramos, ojos rojos y pelaje blanco. Algo que valorarían como “extremadamente inusual”.
“Evidenciamos que se trataba de un animal silvestre por la forma en la que vocalizaba, por la anatomía de la cara”, recuerda el médico veterinario Carlos Madrid, quien hizo parte del equipo que rescató y atendió al animal.
También explica que la ocelote había sido encontrada cerca de una semana antes por un grupo de mineros que, aunque intentó atenderla de la mejor manera, no tenía los conocimientos necesarios.
El diagnóstico inicial es que todavía estaba en etapa lactante. Y que, además, estaba desnutrida y deshidratada, causas de su bajo peso.
Es difícil, explica Carlos, dar con el motivo por el que, a pesar de ser tan pequeña, hubiera sido abandonada. Sin embargo, hay hipótesis. La principal, señala, es que “en la naturaleza es sabido que cuando una de las crías está en desventaja, los padres los abandonan o los depredan. Tal vez la madre la pudo haber abandonado por su condición”.
Y es que, con albinismo, camuflarse se hace una tarea compleja puesto que, por su color blanco, contrasta con el bosque y estaría más expuesta a depredadores.
La recuperación
Sin embargo, distinto a los instintos naturales de muchos animales, la tarea de estos funcionarios consistía en proteger y rescatar a este y otros, independiente de sus condiciones genéticas.
“Es parte de nuestro quehacer, además tiene una alta relevancia a nivel investigativo, porque alteraciones genéticas como el albinismo se dan en poblaciones fragmentadas, divididas por la alta intervención humana. Empieza a haber segregación de individuos, lo que lleva a niveles de endogamia más altos”, indica Carlos.
Los ocelotes generan también un especial interés. Después del jaguar y el puma, se trata del tercer felino más grande que se puede encontrar en Colombia. Y a pesar de que en 1973 se prohibió su caza, justamente por esto, por el comercio ilegal y la destrucción y la fragmentación del hábitat, se encuentra en peligro.
Ante este contexto, inició un proceso de recuperación de la ocelote. Para empezar, en el Centro de Veterinaria y Zootecnia (CVZ) de la Universidad CES se determinó que tenía una neumonía que, aunque era leve, llevó a un síndrome respiratorio agudo.
Tras varios exámenes, incluyendo una ecografía abdominal y de tórax, se diagnosticó la existencia de un edema pulmonar, es decir, acumulación de líquido en el pulmón.
Al conocer la principal causa de estas enfermedades, se dio inicio a una terapia con especialistas en neumología, gastroenterología, endocrinología e imaginología. Terapia que incluyó la administración de oxígeno por una sonda nasal y de alimentación por una sonda nasogástrica.
“Tras días muy complejos bajo el cuidado del equipo humano del CVZ y del Convenio de Fauna Silvestre (del Área Metropolitana del Valle de Aburrá y de Corantioquia), la felina albina empezó a evolucionar positivamente”, dice Carlos.
Cuando se confirmó que ya se encontraba bien de salud, el equipo de expertos se enfrentó a la decisión de qué hacer con ella. Se optó por no liberarla porque, como asegura Carlos, por su albinismo está más predispuesta a enfermedades, por ejemplo, de piel. Además, se confirmó que es ciega, lo que aumenta su vulnerabilidad en su hábitat natural.
Desde el pasado 23 de diciembre, pasa sus días en el Parque de la Conservación, el que era hasta 2020 el antiguo Zoológico de Santa Fe de Medellín. Ahí ha encontrado un espacio en el que cuenta con todas las atenciones necesarias para su bienestar y preservación.