Pelo Bueno, la iniciativa que busca reivindicar las estéticas afro y rizadas

En 2015, Cirleyda Tatis, una mujer afro, decidió que no alisaría más su pelo y lo llevaría de forma natural. Esa decisión personal se convirtió un emprendimiento que le apuesta a exaltar este tipo de cabello.

Frustración y rabia. Eso sentía Cirleyda Tatis, comunicadora social con énfasis en Comunicación para el Desarrollo de la Universidad de Cartagena, cuando caminaba, hace unos años, las calles de su natal Cartagena (Bolívar) y recibía comentarios sobre su cuerpo, aspecto y cabello afro-rizado. Tiempo atrás había tomado una decisión: dejar de aplicar tratamientos sobre su pelo para que este creciera de manera natural. Podría parecer algo, en la práctica, sencillo. Sin embargo, fue un punto de inflexión en su vida.

Desde que tenía 10 años, y por los siguientes 16, Cirleyda se alisó su cabello. Lo hacía porque esa era la tradición, porque siempre le dijeron que su estética natural no era ‘presentable’ ni ‘estaba bien’. Ella se convenció de que esto era verdad, hasta que se dio cuenta de que los tratamientos le estaban haciendo daño: por los químicos que se aplicaba y la constancia con la que planchaba su cabello, lo estaba perdiendo.

“Por un tema de salud capilar decido que no me voy a alisar más nunca el pelo, no porque me interesara reivindicar nada, sino porque tenía miedo de quedarme calva”, recuerda. Sin embargo, hubo quienes vieron en una decisión personal, una afrenta. Para cuidar su cabello, Cirleyda empezó a usar trenzas. Al salir así, recibió comentarios que iban desde “parece un alien” hasta un hombre que le dijo “que me iba a prender un fósforo en ese pelo”.

La frustración y la rabia las desahogó en publicaciones en su cuenta de Facebook, que luego se convirtieron en videos de Youtube. Y una decisión, que surgió por un tema de salud, se transformó en Pelo Bueno, una tienda y peluquería con un objetivo claro: “Reivindicar la estética afro-rizada natural”.

Desde la sala de su casa

Pelo Bueno
Cirleyda Tatis creó en 2016, en la sala de la casa de sus padres en Cartagena, Pelo Bueno. / FOTO: Instagram (@cirlepelobueno)

A través de esas reflexiones, Cirleyda cayó en cuenta de que el racismo estaba normalizado desde su apariencia: “Frases como ‘ella es negra, pero bonita. Ella es una negra muy fina. Mírala que no se ve tan negra. Ella es negra, pero se ve muy delicada’. Expresiones que entendíamos incluso como un elogio. Y no es hasta que uno adquiere una conciencia racial que uno se da cuenta de que esa vaina no es un elogio, siempre fue racismo escondido en unas expresiones sutiles, micro-racistas”.

Y fue un proceso que también requirió que Cirleyda deconstruyera percepciones que ella tenía sobre sí misma, a través de la lectura de activistas como la filósofa Angela Davis. “Yo era una mujer que, hasta antes de recuperar el pelo, no me consideraba una mujer negra ni afro”, cuenta, “me convencí de que yo era una mujer morena con un pelo alisado que parecía natural”.

Todas esas discusiones las daba a través de sus redes sociales. Sin embargo, esto no lo generaba ningún ingreso. Por eso, mientras continuaba construyendo su propia identidad, comenzó a vender aceite de coco y otros productos para el cuidado del pelo rizado. Estas la llevaron a asesorar y cortar el pelo de mujeres de toda Cartagena en la casa de sus padres, en el barrio Olaya Herrera, al sur de la ciudad.

“A esa sala de esa casa, en uno de los barrios más pobres de Cartagena, llegaba gente de toda la ciudad. De los barrios con los estratos más altos, gente de Bocagrande, que tenía que recorrer más o menos una hora y media para llegar. Y me fui dando cuenta de que lo que hacía era valioso”, relata.

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Emancipación capilar

Pelo Bueno
Actualmente, el emprendimiento tiene dos sedes: en Cartagena y Bogotá. / FOTO: Instagram (@pelobueno.co)

Muchas de sus primeras clientas eran mujeres que, al verla en redes sociales, decidían dejar también el alisado. Como Cirleyda, habían escuchado toda su vida que su pelo natural era ‘pelo malo’.

Fue tal la acogida que de la sala de su casa pudo trasladar su negocio a un apartamento y, luego, a un local de 150 metros cuadrados. Actualmente, Pelo Bueno está en esa misma sede (que está siendo remodelada por segunda vez) y en Bogotá, y cuenta con 15 trabajadores. Sin embargo, el impacto para Cirleyda va más allá de los motivos económicos.

“Me siento orgullosa, porque dignificamos el servicio de peluquería rizado y entregamos a la mujer negra y a la mujer rizada lo que merece. Es darle lo mejor a una comunidad que ha sido bastante ignorada. También intentamos comunicar, educar y entregar herramientas que permitan a las mujeres afro y rizadas entender de dónde venimos, que tenemos una herencia de esclavitud todavía sobre los hombros y entorno a la cual se construyeron imaginarios que atraviesan estereotipos estéticos”, indica.

Y Cirleyda lo explica desde su propia experiencia: “Cuando tú inculcas desde temprana edad el rechazo de la estética propia, de lo que te hacer ser lo que eres, obtienes mujeres y niñas más vulnerables. Hay niñas que con dos o tres años ya fueron alisadas, para disminuir el ‘problema’ que es ser una niña con cabello afro en la sociedad que habitamos”, explica Cirleyda.

Sobre su trabajo, concluye que va encaminado a una meta clara: “Tenemos que empezar a reivindicar, a reclamar unos derechos y libertades estéticas que deberíamos tener la tranquilidad de gozar. Es importante reivindicar el pelo, porque queremos normalizar los cuerpos racializados, las estéticas racializadas y porque cuando tú normalizas este pelo y la estética afro dejas de ver a esa mujer negra sin educación, como una persona vulgar o corriente y la ves como un sujeto de derechos”.

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