Desde la segunda mitad de 2020, Cristian Eduardo Laverde, estudiante de Música en la Universidad de Cundinamarca, no paga por su matrícula. Como él hay otros 12.000 estudiantes que han sido beneficiados por esta iniciativa.
Hasta marzo de 2020, antes de la pandemia del covid-19 y del programa de Matrícula Cero, Cristian Eduardo Laverde pasaba sus días entre las aulas de la Universidad de Cundinamarca (donde estudia Música) y los lugares donde trabajaba interpretando la flauta traversa: restaurantes, bares, parques o transporte público. Así conseguía costear su formación profesional.
Sin embargo, las restricciones de movilidad causadas por la pandemia significaron un cambio total en su estilo de vida. Al no poder salir a tocar, Cristian Eduardo, que en ese momento estaba en tercer semestre de su pregrado, se quedó sin fuentes de ingreso. Y, en ese momento, llegó una gran preocupación: ¿Cómo pagaría el próximo semestre? ¿Podría terminar su carrera?
Como él, miles de estudiantes de la Universidad de Cundinamarca se encontraron ante esa realidad. Es por esto que la Gobernación de Cundinamarca tomó una decisión: para el segundo semestre de 2020 los estudiantes de estratos 1, 2 y 3 (alrededor de 12.742) no pagarían nada por la matrícula. Aunque en un principio la iniciativa estaba pensada únicamente para ese semestre, se decidió que el programa irá hasta diciembre de 2023.
“Uno de los grandes derroteros de este gobierno es garantizar el ingreso y permanencia de 35.000 jóvenes cundinamarqueses en la educación superior. Otro gran compromiso que hemos hecho es mantener la matrícula cero en la Universidad de Cundinamarca hasta el año 2023”, anunció el gobernador de Cundinamarca, Nicolás García Bustos, en el Foro Visión Compartida Sabana Centro Chía en noviembre de 2021.
Estudiar con tranquilidad
En las vacaciones posteriores al primer semestre de 2020, Cristian, quien ahora tiene 29 años, estaba buscando opciones para su futuro. Consideró, por ejemplo, “visitar a mis tíos, echarles ‘la parla’ y decirles: ‘Ayúdenme, por favor para pagar mi universidad, miren que la situación está grave. Yo miro cómo les voy pagando’”.
Sin embargo, ese plan coincidió con el anuncio de la matrícula cero. Cuando se enteró, Cristian verificó los requisitos: vivir en estrato 1, 2 o 3; ser estudiante activo de la Universidad de Cundinamarca, y tener un promedio superior a 3,5. Cumplía con todos por lo que llamó a Bienestar Universitario. Desde allí le dijeron que se debía esperar a que se expidiera la resolución. Sin embargo, cuando llegó el recibo de pago de ese semestre vio la cifra a pagar: $0.
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“Sentí una tranquilidad, pude respirar porque podría seguir estudiando”, recuerda. “Días antes yo estaba mirando cómo inscribirme al Icetex o cómo solicitar un préstamo bancario, pero ya era la última opción”.
Actualmente, Cristian es profesor de música en la Asociación Nacional de Pensionados por el Sistema de Seguridad Social (Anpiss). Sin embargo, gracias a la mencionada prórroga del programa de Matrícula Cero, los ingreso que obtiene de ese empleo son para “pagar mis gastos de arriendo, de servicios, pero ya no estoy pensando en conseguir la plata para pagar un semestre”.
Aprovechar la Matrícula Cero
Esa tranquilidad que tiene ahora Cristian también tiene que ver con un tema que trasciende el pago semestral de la matrícula. Ser músico no es una decisión, como dice él, que se toma al salir del bachillerato “y sin nunca haber tocado un instrumento. Es un proceso que traes desde pequeño”. En su caso, ocurrió desde los ocho años, cuando inició clases que lo llevaron al instrumento que toca ahora: la flauta traversa.
Con la perspectiva que le da la certeza de que podrá seguir estudiando, Cristian enumera lo que sigue en su formación como músico. Luego de finalizar el pregrado, realizará una especialización para dedicarse a la docencia. Asegura que “en Colombia es difícil, pero es lo que me apasiona realmente. Quiero enseñar para enamorar a las personas de la música, para que los niños escojan un camino artístico”.
Planes que se habrían trastocado de no ser por el programa de Matrícula Cero. Cristian, quien vive en el municipio de Cajicá, recuerda que, con el impacto de la pandemia, tuvo que volver a la casa de su mamá: “Pagar la comida lavando los platos, barriendo, trapeando, porque no había de otra”.
Por eso, concluye con un llamado a otras personas que desean ser beneficiarios del programa: “Lo importante es que estén seguros de la carrera que eligieron. Que en la universidad deben estudiar y no que lo utilicen solo por aprovechar esa ‘vaina’, aunque no quieran”.
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