La Escuela de Robótica del Chocó llevó a dos de sus estudiantes a la NASA

Kelly Córdoba y Yorleidy Parra, visitaron la sede de la NASA, en Houston, Estados Unidos, como parte de una iniciativa que destaca el talento y liderazgo de las jóvenes en la ciencia.

Durante cinco días en 2021, Kelly Córdoba y Yorleidy Parra estuvieron en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa). Una semana en la que pudieron conocer, de primera mano, cómo funciona la agencia espacial estadounidense, cuya sede se encuentra en Houston, Texas.

Las dos adolescentes nacieron en Quibdó, Chocó, y desde 2017, hacen parte de la Escuela de Robótica del Chocó, creada por el profesor Jimmy García. Ambas fueron las elegidas para ir a la Nasa por la Fundación She Is –organizadora el viaje, que contó con otras 16 jóvenes de distintas partes del país–, para reconocer el liderazgo y los talentos de las dos jóvenes.

“Mi función como niña en la escuela es empoderar a otras niñas y despertarle el ‘chip’ a esas personas que piensan que nosotras no podemos trabajar en ciertos ámbitos que tengan que ver con tecnología”, dijo Kelly en una entrevista a Semana Rural sobre la importancia de las mujeres y las niñas en la ciencia.

Su sueño es ser bióloga marina y estar en la escuela le ha permitido explorar esa vocación. «No construimos robots para un juego, sino que lo llevamos al ámbito de un beneficio comunitario«, agrega.

Escuela de Robótica del Chocó
Kelly Córdoba y Yorleidy Parra visitaron las instalaciones de la NASA en Houston, Texas, gracias a la invitación de la Fundación She Is. / FOTO: Cortesía Jimmy García

El origen de la escuela

Cinco estudiantes y un profesor, Jimmy García. Ese fue el inicio de la Escuela de Robótica de Chocó, ubicada en Quibdó, en 2016.

Cerca de seis años después de su inicio, Jimmy es ahora director ejecutivo y cuenta con una asistente técnica, tres coordinadores y dos formadores. Igualmente, más de 1.500 estudiantes han pasado por sus aulas.

Antes de 2016, de convertirse en la cabeza de la escuela, Jimmy, quien es oriundo de Quibdó, era profesor de Informática en Medellín. En el colegio donde trabajaba antes tenía la infraestructura y los materiales para enseñar el tema. Además, gracias a su curiosidad en robótica, era la cabeza de un semillero en la materia, con el que llegó a varias ferias.

Sin embargo, en esos eventos se dio cuenta de algo: “Yo era el único chocoano, a veces el único afro, que estaba en ferias de robótica. No había equipos de Chocó que compitieran. Reflexioné y llegué a la conclusión de que alguien tenía que empezar a hacer el camino para que los niños chocoanos estuvieran en estos espacios”.

Escuela de Robótica de Chocó
La Escuela ha llegado también a Cauca, Valle del Cauca y Nariño. / FOTO: Escuela de Robótica de Chocó

Lo que han logrado

Seis años han sido suficientes para que la Escuela de Robótica de Chocó supere fronteras nacionales e internacionales. En ese periodo han llegado, cuenta Jimmy, a los cuatro departamentos del litoral Pacífico de Colombia: además de Quibdó, han ofrecido clases en Buenaventura (Valle del Cauca), Timbiquí (Cauca) y Tumaco (Nariño).

En 2019 representaron a Colombia en el Mundial de Robótica de China. Ese año, también estuvieron en la Cumbre de Mujeres Científicas de Paraguay. Ym en 2021, en agosto, dos de las alumnas de la Escuela de Robótica de Chocó estuvieron una semana en Houston, Texas, donde recibieron un entrenamiento en la sede de la Nasa, la agencia espacial de Estados Unidos.

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Pero, más allá de los logros, Jimmy hace otra la reflexión sobre su trabajo: “Lo más importante y por lo que trabajamos”, asegura, “es para transformar la vida de ellos. Hemos conseguido que un centenar de jóvenes evadan cosas como el reclutamiento de las bandas criminales. Optan por ocupar su tiempo libre con nosotros y a eso es a lo que le apostamos, más que a ir a un torneo”.

Más allá de la robótica

Escuela de Robótica del Chocó
Jimmy García fundó la escuela en 2016, después de dejar su trabajo como profesor de un colegio en Medellín. / FOTO: Cortesía Jimmy García

Cuando renunció a su trabajo como profesor en Medellín, Jimmy buscó el apoyo de instituciones gubernamentales y otras entidades públicas de Quibdó y de Chocó, pero no obtuvo el apoyo que necesitaba. “Ahí es cuando decido fundarlo de manera privada”.

Esa decisión llevó a que, por ejemplo, tuviera que invertir de sus propios recursos para comprar materiales y alquilar un espacio dónde dictar las clases.

“El segundo reto era renunciar a muchas cosas por perseguir el sueño de ubicar a Chocó en el escenario mundial de robótica”, agrega. Un sacrificio que ha cosechado sus frutos, pues en 2019 fue elegido Titán Caracol y el afrocolombiano del año en temas de educación en Colombia.

Recuerda, además, que en un comienzo no fue sencillo. “Los padres confiaran en el talento de sus hijos. Eran escépticos de elegir la robótica por encima de otros temas como deportes, música, baile, etc. Rompimos esos estereotipos, esas narrativas”.

Una idea que confirma una de sus estudiantes, Kelly Córdoba, quien dice que estar en esta institución le ha servido para saber que “las niñas no servimos únicamente para bailar o cantar, sino también para la robótica y la ciencia”.

“Estamos pedaleando”, concluye Jimmy, “contra el estigma de que este es el departamento más pobre. Hay muchos jóvenes con ganas de salir adelante, que todos los días piensan en lograr sus metas y sueños”.

Y está seguro de que no es solo en Chocó. Por eso, para 2022, espera llevar su escuela a otros lugares como La Guajira. “Nuestros programas pueden generar un alto impacto”.

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