Amazóniko le apuesta a la educación para el reciclaje y la dignificación de recicladores en Bogotá a través de la tecnología. Ya han recogido 700 toneladas de residuos aprovechables.
El reciclaje es una de las formas en las que la sociedad civil puede aportar su grano de arena para luchar contra la crisis ambiental que enfrenta el mundo. Y, aunque sea una tarea que parece complicada para muchas personas y existe desconocimiento sobre cómo hacerlo, hay organizaciones en Colombia que se dedican a facilitar este proceso para los ciudadanos.
Una de ellas es Amazóniko, una plataforma digital de reciclaje colaborativo que opera en Bogotá desde hace cuatro años. Esta organización busca “potenciar la transformación de residuos, formar ciudadanos en el reciclaje y dignificar la labor de los recicladores”.
Para esto, a través de una plataforma, envían recicladores a los hogares de los inscritos con el fin de recoger los residuos aprovechables y también de asesorar en el proceso de disposición de los mismos. Después, conectan a los recicladores con empresas interesadas para obtener un pago justo por los materiales recolectados.
Hoy, el proyecto vincula a seis asociaciones de trabajadores y ha llegado a 7.300 viviendas registradas en Bogotá. Su trabajo ha hecho posible la recolección de 700 toneladas de residuos aprovechables, lo que equivalen a evitar la tala de 137.500 árboles y el ahorro de energía de aproximadamente 300.000 televisores.
Un problema ambiental y social
Daniel Rodríguez es administrador de empresas e hizo una maestría en publicidad creativa. Es el fundador y CEO de Amazóniko. Él cuenta que, cuando decidió emprender, tenía clara la razón por la que el reciclaje era importante desde el punto de vista ambiental.
“Hace cuatro años y medio, cuando empecé este proyecto, tenía una idea en la cabeza en la que sigo creyendo: los residuos tienen valor, y por lo tanto deberían ser una forma de pago. Claro, tienen un valor en el mercado cuando los recicladores los venden. Pero, a lo que me refiero es que tienen un valor intrínseco porque vienen de un recurso natural. De los árboles, del petróleo, de la arena y, para mí, ese es un valor importantísimo que las personas deben entender”, cuenta Daniel.
Sin embargo, su idea evolucionó con el tiempo, y Daniel entendió que además de la importancia ambiental, o incluso debido a ella, el reciclaje tiene una dimensión social relevante. “Me di cuenta que uno de los grandes problemas del reciclaje en Bogotá era la desconexión de la industria con uno de los actores más relevantes: los recicladores”.
Muchas veces las condiciones de trabajo de los recicladores son difíciles: en la mayoría de los casos ellos tienen que entrar a los botes de basura a buscar los residuos aprovechables y muchos viven en la informalidad, lo que limita sus condiciones dignas de trabajo.
“Comenzando este proyecto me di cuenta de que había muchos lugares en donde se aprovechaban de los recicladores. En algunas propiedades horizontales, por ejemplo, les condicionaban la entrega de los residuos para que trabajaran limpiando espacios o haciendo algunas tareas. En parte por eso decidimos que Amazóniko también sería una plataforma para ayudar a formalizar recicladores en asociaciones”, cuenta Daniel.
Un modelo sostenible de reciclaje
Amazóniko no solo logró desarrollar un modelo responsable en términos sociales y ambientales, también ser sostenible en términos financieros, por lo que es gratuito para los hogares a los que les llega un kit de reciclaje una vez se inscriben a la plataforma.
Daniel señala que “Amazóniko busca empresas que patrocinen el reciclaje de los hogares. Lo llamamos el Apadrinamiento de tribus y permite que los consumidores de grandes marcas hagan parte de la red”. De esta forma se consigue la financiación.
Luego vienen las y los recicladores que, a través de la tecnología, pueden realizar rutas mucho más eficientes y cortas, lo que les permite ahorrar tiempo y generar más ganancias. “También buscamos conectar a los recicladores con los hogares, pues en Amazóniko los dos actores tienen contacto directo al entregar los residuos y los recicladores dan retroalimentación a los usuarios sobre la forma en la que están separando sus residuos”, señala el director.
Además, los recicladores vinculados a este proyecto reciben acompañamiento para desarrollar habilidades blandas y Amazóniko los conecta directamente con los compradores de residuos para que no tengan que depender de intermediarios. El 100% de las ganancias de la venta de estos va para los trabajadores.
Daniel dice que “lo más importante para que las personas empiecen a reciclar es el cambio del chip mental de que los residuos no son basura. Los recicladores no pasan por basura, sino por material aprovechable. Separar los residuos ordinarios, los orgánicos y los aprovechables, secar y limpiar los envases, desarmar las cajas y no dejar restos de comida; todo eso hace la diferencia a la hora de reciclar«.
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