En febrero, Sebastián Montoya se ubicó en el tercer lugar de la clasificación general de la Fórmula Regional Asiática. Ahora se prepara para correr con su padre, Juan Pablo Montoya, en las 12 Horas de Sebring entre el 16 y el 19 de marzo.
No se trata de que esté siguiendo los pasos de su padre. Se trata de que está siendo entrenado por su padre para forjar su propio camino. Con apenas 16 años, Sebastián Montoya, hijo de Juan Pablo Montoya, está mostrando que puede llegar a las esferas más altas del automovilismo.
Prueba de ello es que, apenas hace un mes, a comienzos de febrero, consiguió más de lo que él mismo pretendía en la Fórmula Regional Asiática en el circuito Yas Marina, que corrió con el equipo PREMA Racing / Mumbai Falcons: se ubicó en el tercer lugar de la clasificación general.
“Fue, honestamente, algo que no nos esperábamos. Vinimos acá para aprender y prepararme para el Campeonato Europeo de Fórmula Regional. Fue una cosa muy grande, nos vamos con tres poles, tres podios, dos ganadas y dos vueltas rápidas, muchos puntos y mucha felicidad. Vamos top 3 del campeonato con esta última carrera, fue algo que no me esperaba”, dijo el corredor a los medios tras conocerse esos resultados.
Resultados que son los frutos de un entrenamiento dirigido por Juan Pablo Montoya.
Fórmula 1, la meta de Sebastián Montoya
Aunque en un principio de su formación como piloto decía que no le interesaba la Fórmula 1, esa opinión, ahora que se encuentra camino a llegar allí, ha cambiado. Incluso, Juan Pablo Montoya lo tiene claro: “La meta de él es la Fórmula 1, tiene las herramientas para intentar lograrlo”, sostuvo el piloto colombiano en una entrevista con Win Sports a finales de 2021.
“De chiquito yo no quería correr F1. Quería correr Indy Car, porque yo me veía carreras del 2010 cuando tenía 2 o 3 años y la que siempre me veía era la de Tony Kanaan cuando se ganó las 500 Millas (de Indianápolis), Eso fue para mí espectacular”, contó Sebastián en una entrevista con AS Colombia sobre lo que pensaba en un principio frente a la Fórmula 1.
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Pero el proceso para llegar hasta allí no es sencillo y requiere de una amplia preparación, que no depende solo del entrenamiento de su padre. Por ejemplo, en 2018, con 12 años, Sebastián entró a la Academia de Pilotos de Ferrari,escudería a la que pertenecía Michael Schumaher, uno de los principales contrincantes de Montoya.
“Quien quiere volverse piloto profesional es él. Estamos en Europa porque él quiere Fórmula 1 y yo le dije ‘quiera lo que quiera hay que ir a Europa’. Hay que ir a donde está el mejor nivel, hay que buscar lo más duro”, contaba Juan Pablo en una entrevista para el portal Motorsports en 2020, para explicar la decisión de trasladarse al viejo continente.
La presión del apellido
No es extraño en este deporte que hijos de corredores se conviertan en pilotos también. Es el caso, por ejemplo, de Jacques Villenueve, hijo de Gilles Villenueve; Max Verstappen, hijo de Jos Verstappen, y Mick Schumaher, hijo de Michael Schumaher, por mencionar algunos casos.
Sin embargo, en el caso de Sebastián también está el peso de ser el hijo del que es considerado el mejor piloto de automovilismo colombiano.
“La presión fue grande, pero luego comenzó a pasar. Siempre me han corrido un poco más duro, menos limpio, más injusto por decirlo así, pero el profesor –su papá– ya me ha mostrado qué se debe hacer”, dijo al respecto.
Y lo cierto es que eso no ha sido un problema para la dupla de padre e hijo, al punto de que actualmente se preparan para correr en las 12 Horas de Sebring, una carrera de resistencia que se realiza desde 1952 en el Sebring International Raceway de Florida (Estados Unidos) y que este año será del 16 al 19 de marzo. La meta, al final, está clara: mantenerse, como familia, en el podio de uno de los deportes más populares del mundo.