Sueño Pacífico, una biblioteca en medio de la selva para generar conciencia ambiental

Sergio Pardo, un capitán de barco, está detrás de Sueño Pacífico, iniciativa creada hace poco más de un año en el corregimiento Ladrilleros, Buenaventura.

Es una casa en el medio de la selva en Ladrilleros, Buenaventura (Valle del Cauca). Allí queda la Biblioteca Sueño Pacífico, una iniciativa que se ha convertido en un punto de encuentro para la comunidad de este corregimiento, especialmente, para los niños, niñas y adolescentes. 

Es un espacio, creado por el capitán de barco Sergio Pardo, hace parte de una apuesta mayor: la pedagogía por el reciclaje y el tratamiento adecuado del plástico, a partir de un modelo abierto creado en Holanda en 2012, que se llama Precious Plastic (Plástico Precioso), y que apuesta por reutilizar este material para crear objetos de valor. 

“La biblioteca, que creamos hace un año, en 2021, es el canal con el que hacemos pedagogía en la comunidad”, explica Sergio, quien decidió irse a vivir a Ladrilleros en octubre de 2019, hace poco más de dos años, con la intención de implementar la metodología holandesa. 

Sueño Pacífico, un punto de encuentro

Biblioteca Sueño Pacífico
La biblioteca empezó a funcionar en 2021. Abre los martes, jueves y sábados. / FOTO: Plástico Precioso Uramba

Lo primero que hizo Sergio no fue la biblioteca Sueño Pacífico. A esa idea llegó cuando ya llevaba más de un año trabajando con la comunidad para enseñar la importancia del tratamiento adecuado del plástico y por una pregunta de una conocida, quien también lo apoyó desde el comienzo. 

“Me hizo una pregunta muy básica: ¿allá hay bibliotecas? Ella empezó a liderar la recolección de libros en Bogotá durante la pandemia de covid-19. Cuando tenía ya bastantes, me los envió. Y ahí nos dimos cuenta de que necesitábamos un espacio”, cuenta. 

Como entre la comunidad de Ladrilleros era conocido, empezaron a llegar, como las llama Sergio, las manos amigas. Y así llegaron a una sede de un grupo de adultos del corregimiento. Lo que siguió fue la adaptación del espacio para lo que se llegó a un acuerdo: ellos gestionaban los recursos para recuperar la sede a cambio de que les prestaran el espacio. 

«Ahora, los martes, jueves y sábados de todas las semanas la biblioteca abre para apoyar las actividades de la escuela de Ladrilleros: damos servicio de internet, los niños traen sus tareas y los apoyamos para que las hagan. También es un espacio donde muchos artistas han podido mostrar su arte en zona rural”, cuenta Sergio. Los miércoles, además, realizan un cineclub. 

Pero hay una acotación importante: el funcionamiento de la biblioteca está enmarcado en el tratamiento del plástico que se encuentra, por ejemplo, en la zona costera del corregimiento.

La prioridad, reciclar

Biblioteca Sueño Pacífico
Una de las actividades que realizan es el mercado del plástico. "Una vez al mes, convertimos a la biblioteca en un outlet de esas donaciones, donde las personas compran con el plástico”, cuenta Sergio. / FOTO: Plástico Precioso Uramba

En 2012, Dave Hakkens comenzó a trabajar en Precious Plastic como parte de sus estudios en diseño en la Academia de Diseño de Eindhoven (Holanda). Una forma que se basa en convertir los desechos en un elemento con otra vida. 

Cuando Sergio conoció esta iniciativa, pensó en Ladrilleros (donde había viajado seis veces antes como voluntario para jornadas de limpieza de playas) como el lugar ideal para implementarla. Y lo ha seguido haciendo en Sueño Pacífico. 

Por ejemplo, para las proyecciones de películas, la entrada no se paga en dinero, sino en plástico debidamente clasificado. Lo mismo si quieren comprar crispetas o alguna bebida: el cambio no es con efectivo sino con material reciclable. 

También realizan, de manera periódicamente, el mercado del plástico en la biblioteca. “Es un ejercicio muy bello con el que buscamos crear alternativas para el manejo de este material. Nosotros recibimos donaciones, como útiles escolares o juguetes o alimentos. Una vez al mes, convertimos a la biblioteca en un outlet de esas donaciones, donde las personas compran con el plástico”, dice. 

Sin embargo, ese constante flujo, esa conversión de la biblioteca en un punto de encuentro para la comunidad ha llevado a un deterioro de la sede. “En el quiosco había una tarima en madera. Pero con el trabajo constante de los niños, esta se deterioró”, explica Sergio como ejemplo de las necesidades a las que se enfrentan actualmente. 

A fin de cuentas, concluye Sergio, Sueño Pacífico es una apuesta que busca ser una estrategia “para crear acceso y nuevos espacios en lugares olvidados”. 

Biblioteca Sueño Pacífico
También realizan proyecciones de cine, donde la entrada y las crispetas se compran no con dinero, sino con plástico. / FOTO: Plástico Precioso Uramba