En el sur de Bolívar, la memoria, la naturaleza y la cultura se unen para contar una historia de transformación. Tras años de conflicto, la comunidad apuesta por el turismo para resignificar su territorio y compartirlo con el mundo.
Al llegar, los habitantes de María La Baja dicen con orgullo que allí, “lo bonito es estar vivo”, una frase que se siente en la alegría con la que transitan sus días y en las sonrisas con las que reciben a quienes visitan este municipio en el corazón de los Montes de María.
Aunque por décadas la región se vio afectada por la presencia de grupos armados ilegales que irrumpieron en su tranquilidad y le pusieron un pare a sus costumbres, hoy, a través del turismo comunitario enfocado en temas de naturaleza, cultura y paz, encuentran una oportunidad para mostrales a Colombia y al mundo por qué son un destino que merece ser visitado.
Colombia Visible pasó 72 horas con la comunidad, explorando sus tradiciones y recorriendo los lugares que han convertido en símbolo de transformación. Los esfuerzos de las Tejedoras de Mampuján, expuestos en su Museo de Arte y Memoria; los campesinos que protegen una reserva natural como ejemplo de conservación; los cuerpos de agua que dan vida al municipio y sus cultivos, y los adultos que transmiten los conocimientos y la pasión por el bullerengue, ritmo típico de este pueblo hacen parte de este recorrido.
Al final del viaje, María La Baja se despide con la calidez de sus calles y de su gente, demostrando que Colombia y sus regiones se conocen mejor cuando son las comunidades las que abren sus puertas para evidenciar que resignificar los territorios es posible.