Desde 2015, 22 habitantes de este corregimiento caribeño le apostaron a recuperar los manglares del lugar, que se habían convertido en “un caño" por la cantidad de desechos arrojados.
76 toneladas. En el transcurso de cerca de siete años esa es la cantidad de desechos que han sido recolectados por un grupo de habitantes de Rincón del Mar, corregimiento costero en San Onofre (Sucre), quienes, preocupados por el estado de los manglares, se unieron para recuperar este ecosistema clave para la biodiversidad, la producción de oxígeno y el control de las inundaciones.
Ánderson Tuirán Blanco es uno de los 22 habitantes de Rincón del Mar que hace parte de esta iniciativa, llamada Mundo Verde. Cuenta que todo empezó cuando él, junto con sus compañeros, ayudaban a los turistas que llegaban hasta el corregimiento a cargar sus maletas hasta los hoteles donde se hospedarían. Dice que siempre se destacaban la personalidad de los habitantes y la belleza del lugar, no obstante, solía haber un reparo: el estado de los manglares.
Claro, dice Anderson, ese manglar que se extiende por varias hectáreas y que está conectado directamente con el mar, durante muchos años, y aun hoy a pesar de los esfuerzos, servía como “caño de acá, del pueblo”.
Esa crítica se convirtió en el punto de partida para que los habitantes del corregimiento convirtieran a los manglares en un atractivo turístico. De esas 22 personas que se unieron, hoy en día persisten nueve en esta tarea: “José, Ómar, Deivi, Wilfredo, Juan Carlos, Dioniso, Emilse, Marieta y yo, Ánderson”.
El mejor oxígeno del mundo
Cuando se le pregunta por qué es importante el manglar, Ánderson da varios motivos. Explica, por ejemplo que, por sus características, allí desovan varios peces que nadan por sus aguas. O que es, también, el espacio en el que habitan distintas especies de animales, desde cangrejos hasta osos perezosos. Además, que los mangles se encargan de desalinizar el agua del mar.
Además, resalta con certeza que “el mejor oxígeno del mundo es el del manglar”.
Y, aunque decir que es el mejor oxígeno es un asunto de percepciones, Ánderson no se encuentra lejos de la realidad. De acuerdo con el Banco Mundial, “(los manglares) tienen el doble de la capacidad de almacenamiento de carbono (1.000 toneladas por hectárea) que la que tienen los bosques de tierras altas y cinco veces más que los bosques de sabana”.
Para entender por qué el manglar en Rincón del Mar se convirtió en el sumidero de los desechos producidos en este corregimiento, es importante entender algo: los carros de basura no llegan hasta allí, lo que ha hecho que las personas vean en el agua, un sumidero.
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Por eso, explica Ánderson, cuando empezaron con las jornadas de limpieza encontraban desde excremento humano hasta neveras, televisores y muebles, pasando por cadáveres de animales.
“Uno se metía ahí sin protección ninguna, sin guante ni botas de caucho ni nada. Salíamos y en una canoa nos trasladábamos al lugar donde estaba el plástico, la basura, que andaba flotando por todos lados. Así empezamos. Van 76 toneladas de basura que hemos sacado en las canoas, que es la manera más fácil de moverse dentro de los manglares”, cuenta.
Manglares que hablan
Ánderson, con la experiencia que da una vida rodeada de manglares, explica que allí hay cuatro mangles (los árboles típicos de este ecosistema): rojo, negro, blanco y zaragoza.
“En el rojo habitán la mayoría de los peces que entran a desovar. El negro es el que absorbe el agua salada y desaliniza la que entra a la ciénaga. El blanco y el zaragoza están fuera del agua, y son donde se da la reproducción de diferentes clases de cangrejos: azules, blancos, rojos y violinistas”, indica Ánderson, con la misma información que da a los turistas que hacen el recorrido, que dura dos horas y cuesta $25.000 por persona, con lo cual financian las jornadas de limpieza.
En un comienzo, no había turismo. La meta de ellos era limpiar el manglar. Sin embargo, a finales de 2018, un grupo de turistas llegó a Rincón del Mar y participó en una de esas jornadas. Como agradecimiento, los integrantes de Mundo Verde los invitaron a hacer un recorrido por los manglares en sus canoas.
Nacía la opción de ver otros atractivos en la ruta, como el árbol que inspiró El higuerón, vallenato interpretado por Rafael Orozco y compuesto por Abel Antonio Villa para Candelaria Anaya, quien fue su esposa y musa de muchas de sus composiciones.
Sin embargo, la buena respuesta que han tenido con los visitantes no es igual a la que han recibido por parte de sus vecinos. “Con la comunidad, a veces, no tenemos ese abrazo amigable como con aquel que viene de visita”, reflexiona.
Aun así, dice que esto, lejos de frenarlos, refuerza un propósito que “no es fácil, pero tampoco imposible”. Además, porque, con los años, han comprobado que “la naturaleza nos habla. Nosotros no empezamos pensando que íbamos a tener esta opción de ganar dinero; pero la naturaleza nos enseñó que, como la limpiamos, podemos mostrarla como un atractivo turístico”.