El Área Metropolitana del Valle de Aburrá cuenta con un equipo de profesionales que tienen una tarea muy específica: garantizar que, a pesar de la intervención humana, la fauna silvestre tenga pasos seguros para moverse.
“Se debe avanzar con las obras y el desarrollo social, pero teniendo en cuenta que al hacerlo afectamos la fauna silvestre y, por tanto, debemos restablecer el ecosistema que impactamos”. De esta manera, Juan Fernando Londoño, ingeniero ambiental de la Subdirección de Proyectos del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, explica por qué analizan el impacto de las obras de infraestructura en la fauna silvestre y cómo se puede remediar dicho impacto.
Juan Fernando explica que es natural que los proyectos de infraestructura generen “fraccionamiento de los ecosistemas, más en un territorio como el Valle de Aburrá, que es tan conurbano y donde los suelos boscosos y la vegetación se van reduciendo por la expansión urbana”.
La solución que han encontrado a la problemática es restablecer la conectividad del territorio, protegiendo las rutas más utilizadas por las especies que lo habitan. Las estrategias para lograrlo son, en realidad, dos. La primera es sembrar árboles que fortalezcan nuevamente el ecosistema. Sin embargo, dice el ingeniero ambiental, en ocasiones esto no es suficiente, por lo que optan por la segunda estrategia: la construcción de pasos artificiales.
Así son los pasos de fauna silvestre
Juan Fernando señala que la aplicación de estas estrategias es “relativamente nueva”. Sin embargo, ya hay varias obras de infraestructura que se han hecho con éxito.
Todo comienza, indica, con un estudio de conectividad ecológica, que se debe realizar cuando todavía no se han iniciado las obras. Con este se determinan cuáles son las rutas críticas de desplazamiento de la fauna. Dicho estudio está compuesto por “modelaciones realizadas con sistemas como ArcMap. De acuerdo con lo que se determine en la modelación antes, durante y después del proyecto se ve cómo queda el escenario con obra, se compara con el escenario sin ella y se toman las medidas necesarias para restablecer la conectividad”.
Juan Fernando menciona tres intervenciones que se han hecho para que la fauna silvestre no se vea damnificada por las construcciones. Una de estas es el intercambio vial de Ayurá, al sur del Valle de Aburrá, en la frontera entre Medellín y Envigado. Sobre esta, Juan Fernando dice que se trata de “una intervención muy distinta a la de las otras obras de infraestructura”, puesto que se optó por un paso de fauna adosado a la estructura vial.
Sin embargo, dice que están pensando, desde la Subdirección de Proyectos del Amva en alianza con la Subdirección Ambiental de la entidad, cómo “mejorarla, porque es un paso que tiene 648 metros de longitud y los animales no recorren distancias tan grandes”. También en Ayurá hay otro paso que conecta ambos costados de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales San Fernando. Y en un tercer lugar, en el cruce de Las Vegas sobre la quebrada La Zúñiga, se realizó una serie de siembra de árboles.
La segunda infraestructura intervenida queda en la vía Regional Norte fase 2, en el municipio de Bello. Allí, se construyó un túnel linear de 1,50 x 1,50 metros para el cruce de mamíferos. También se instalaron dos tuberías paralelas de 14 pulgadas corrugadas para el cruce de animales y 11 obras hidráulicas transversales a la vía, que fueron adaptadas para que los animales puedan cruzar esta calle sin riesgo de ser atropellados.
Un reto que encontraron allí fue la amplitud de la vía, que cuenta con tres carriles, cada uno de 3,50 metros. “En estas vías que son de alta velocidad y de cruce de camiones, la fuerza que genera sobre el paso de fauna un vehículo grande puede desestabilizar el paso y hacer que el animal se caiga. Cuando son tan grandes es difícil. Sin embargo, estamos diseñando un paso adosado a una señalización horizontal (similar al del intercambio vial Ayurá). Es más costoso, pero genera mayor estabilidad”, indica.
La tercera intervención se realizó con el mejoramiento vial de la vía Barbosa – La Raya, que conduce hacia el municipio de Concepción. Allí, luego de llevar a cabo una caracterización de los animales que hay e identificar los puntos críticos con mayor presencia de especies, construyeron seis pasos de fauna aéreos y dos pasos de fauna subterráneos. La intención es permitir que animales desde perros zorros, pumas y tigrillos hasta coatíes, iguanas y zarigüeyas puedan movilizarse libremente.
Pensar las mejores rutas para la fauna silvestre
Conseguir que estos pasos sí sirvan a la fauna silvestre requiere de una amplia planeación que, como señaló anteriormente Juan Fernando, debe contemplar todos los escenarios antes, durante y después de la intervención. “Al verificar cuáles son las rutas más utilizadas por las especies en el territorio intervenido es que se proponen diferentes actividades para restablecer la conectividad”, dice.
El estudio de conectividad ecológica, entonces, permite mirar cómo está el territorio y cuál es la dinámica de desplazamiento para verificar el estado del ecosistema. Además, se estudia cómo quedará la obra para determinar el nivel del impacto. Pero, además, durante la construcción, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá también procura por el cuidado de la fauna silvestre.
“En la intervención de la vía Regional Norte fase 2 contamos con una veterinaria y un biólogo para tener un centro de atención y valoración de fauna temporal, para atender animales que pudieran resultar afectados durante la construcción, como ocurrió”, cuenta el ingeniero ambiental. También allí, asegura, se han realizado visitas para evaluar la efectividad de los pasos instalados. “Debe actuarse en todo momento”, asevera.
Esa planeación también incluye verificar que los cruces construidos sí sean utilizados por la fauna silvestre. Para esto, y gracias a las indicaciones de la Subdirección Ambiental, han empezado a direccionar a los animales a estos puntos con la siembra de setos. La idea es que con estas plantas se restrinja el cruce en ciertos puntos, con la clara intención de conducirlos hacia los pasos seguros.
Según Juan Fernando, todo este trabajo surge de una idea clara: “La intervención antrópica está afectando a los ecosistemas y, al hacerlo, también se afecta la fauna”. Por eso, concluye, “es muy importante que se mantenga el desarrollo de infraestructura en el territorio, pero teniendo en cuenta que no somos los únicos que hacemos parte de él”.