Estas tres mujeres impulsan la reactivación económica del departamento a través de sus emprendimientos basados en tradiciones campesinas.
Luz María Basto es líder de la empresa Liber’arte Café y Panela, que se dedica a la producción de panela y café especializado, en Sasaima. Aprovechando la alta calidad del café que siembran, Libert’arte decidió abandonar el modelo básico de la venta del grano de café sin procesar, e incursionar en el café especializado. Así, producen cafés con aromas y sabores frutales y paneleros con los que esperan darse a conocer a nivel nacional y mundial.
Más al occidente del departamento, en Sutatausa, Luz María Rodríguez lidera su propio emprendimiento, no de café, sino de tejidos. Luz María aprendió a tejer cuando era niña, gracias a su abuelo Moises, y desde su adolescencia comenzó a emprender para ayudar con gastos domésticos. Con el tejido y el liderazgo en la sangre, en el 2015 creó Tejilarte, «un convite de oficios y saberes en el que se promociona todo el acervo cultural y el potencial que tiene la región del Valle de Ubaté». Hoy Tejilarte, bajo el liderazgo de Rodríguez, reúne a 80 personas, y forma a otras 150 en el oficio del tejido.
Con esa misma intención asociativa, en Sopó, surge el proyecto Mujeres Rurales de Cundinamarca, que se dedica a la producción y comercialización de productos agroecológicos. Trabajan con mujeres cabezas de hogar, víctimas del conflicto, jóvenes y adultos mayores. “Para nosotros es de gran importancia trabajar en equipo, trabajar en comunidad”, dice Carmen Mafla, integrante del proyecto. Sus productos los comercializan en mercados campesinos y a domicilio, pero siempre con su soberanía alimentaria como principal propósito. “Primero es nuestro alimento, para nuestra casa, y luego sí para poderle compartir a todos los que quieran comprar nuestro producto.”