Olivia Gómez es una cantadora tradicional y promotora cultural que trabaja hace 12 años con la población infantil de Malambo, Atlántico. Su labor la llevó a ser la primera mujer en recibir un homenaje en el Festival Decimeros y Bailadores de Cumbia de la región Caribe.
Olivia Gómez Severiche ama todo lo relacionado con el arte: música, literatura, narración oral, teatro, danza… múltiples talentos la convierten en una promotora cultural multifacética. Es espontánea, dice que siempre tiene un cuento o un chiste para contar.
Los primeros cuentos de los que tiene memoria se los escuchó a su abuela, mientras tejían juntas. También le gusta tejer, por eso se considera artesana, aunque hace tiempo dejó de practicar el oficio. Ahora se le puede considerar una “artesana de la palabra” pues su capacidad para tejer historias ‘en corto’, la han llevado a ocupar importantes espacios dentro de su comunidad.
Por ejemplo, en las 23 ediciones que se han realizado del Festival Decimeros y Bailadores de Cumbia de la región Caribe en Malambo, Atlántico, nunca se le había organizado un homenaje a una mujer. Este año, el pasado 20 de julio, la labor comunitaria de Olivia Gómez Severiche la llevó a romper esa secuencia.
Olivia tiene 38 años y es oriunda de Barranquilla, aunque ahora se reconoce como “malambera”. Recuerda que llegó a Malambo en el 2007, siendo una madre joven y aferrada a la convicción de velar por un mejor bienestar de sus dos hijos. Es tecnóloga en Gestión y Desarrollo Empresarial Comunitario, cantadora, narradora oral y animadora de lectura. Explica que durante todos estos años de trabajo ha aprendido que una de las diferencias más grandes entre estas últimas dos vocaciones, es la voz.
“Para leer un cuento se necesita entonación y llevar cierto ritmo pero los niños ya saben que el cuento está escrito. En cambio, cuando se está narrando, la voz parece que llegara directamente al cerebro porque se siente como si uno estuviera contando algo más personal. La historia está en tu cabeza. El oído del niño es el que crea las imágenes, no las ilustraciones del libro”, comenta la promotora de lectura.
La población infantil es el público favorito de Olivia. Desde hace más de 12 años, cuando decidió que quería dedicarse a este trabajo voluntario, ellos han sido “su primer filtro” a través de los gestos de concentración que hacen cuando comienza a contar sus historias. Recuerda una en particular que le escuchó a una chilena hace años.
“Había una mujer chiquita, chiquita, chiquita; que tenía un sombrero grande, grande, grande (…) La mujer vivía en una casa grande, grande, grande; con una puertecita chiquita, chiquita, chiquita”, narra Olivia entre risas, al tiempo que explica que estos juegos de palabras suelen ser claves a la hora de captar la atención de los infantes.
Olivia recuerda que cuando llegó al barrio Villa Esperanza, donde actualmente reside, la realidad de la comunidad era distinta. Por ejemplo, las casas eran de tabla ya que muchas de las familias que allí llegaban eran víctimas de desplazamiento forzado. Tiempo después tomó la decisión de comenzar a mejorar su realidad y terminó el bachillerato y buscó trabajo en un colegio local, donde comenzó a explorar los primeros escalones de su faceta como pedagoga la cual, después, enfocaría de a poco hacia la cultura.
“Yo vi a Heidy Mejía leyéndole libros a unos niños y allí supe que eso era lo que mi comunidad necesitaba. Metimos unos proyectos con la Fundación Huellas, que hoy en día ya no existe y recibimos unos recursos para llevar libros de barrio en barrio. Todo lo hemos conseguido así: con donaciones y ganando convocatorias de estímulos. Así pude comprar instrumentos musicales para los niños”, agrega Olivia quien actualmente es secretaria del Colectivo ´A Narrar se dijo Carajo´ en el que se promueven los talentos locales.
Uno de los cuentos que más le gustan a la cantadora es ´Se va el Caimán´ de Patricia Acosta, inspirado en la famosa leyenda del Caribe de El Hombre Caimán. Aquí un fragmento de su interpretación:
La animadora de lectura dice que la comunidad percibe su trabajo como una “iniciación a las artes”. Actualmente tiene a su cargo 20 niños y se presentó a la convocatoria ´Atlántico es más´ de la Feria Expohogar 2022 con su proyecto ´Cantando voy Jugando´, el cual quedó seleccionado con otras 17 iniciativas comunitarias de las 299 que se postularon a nivel regional.
Su trabajo por más de una década la llevó a ser seleccionada por uno de los fundadores del festival para rendirle homenaje por su labor constante por el municipio que la adoptó. Uno de los galardones además del homenaje fueron los tiquetes para un viaje a México al que irá a representar al país con sus narraciones orales en diferentes festivales como Viva la Palabra.
Olivia cuenta que dentro de sus planes a futuro, está realizar un encuentro de narradores infantiles para agosto o septiembre. También quiere que, además del bullerengue, la cumbia y otros géneros tradicionales, los niños reciban clases de ballet.
«Aquí en ocasiones no alcanzan los instrumentos. Tengo tres guitarras, una para el profe y dos para los niños. Ellos tienen que esperar su turno. Se les da clases de anotación musical, entonación y demás. Todo eso lo puedo enseñar porque me he capacitado mucho, siempre quiero aprender». Además, en pandemia realizó un curso de Educación Musical con Instrumentos Funcionales en el Servicio Nacional de Aprendizaje -SENA- con el fin de responder a las «necesidades artísticas» que se van manifestando en la población a la que atiende semanalmente en su casa, lugar que describe como una «Casita de colores» que tiene el municipio.