Estos cuentos plasman, por primera vez, la tradición oral de San Basilio de Palenque

Gleidys Salgado, gestora cultural y conocedora de la tradición oral de San Basilio de Palenque, lidera un proyecto literario que, a través de cuentos, busca plasmar en palabras esas historias que han sobrevivido en las voces de generación en generación.

“Se vienen a mi mente aquellos recuerdos mientras me encontraba sentada en una banqueta al lado de mi abuela. De repente la escucho susurrar y le digo: ‘¿Por qué no me cuentas una historia?’. Sonriendo, me empieza a narrar el cuento de Canbanbali, Canbalico, Gregorio Manuel perdió la voz…”

En un pueblo muy lejano (así como comienza uno de los cuentos más recordados en la tradición oral de San Basilio de Palenque) vive Gleidys Paola Salgado Reyes, se trata de San Basilio, el primer pueblo negro libre de América, fundado por cimarrones traídos de África, una mezcla cultural que aún permanece viva en sus diferentes expresiones: música, danza, literatura y tradición oral. Estas dos últimas despertaron especial atención en Gleidys cuando apenas era una joven que, como recuerda, se sentaba todos los días a escuchar a su abuela contar historias.

Gleidys Salgado recuerda que muchas de las historias que le contaba su abuela Trinidad Cáceres (considerada una sabedora tradicional por su comunidad) fueron las que inspiraron algunos de los cuentos que hoy espera publicar. /FOTO: Cortesía.

Su abuela se llamaba Trinidad Cáceres, nombre que curiosamente está relacionado con una de las creencias más profundas en la cosmovisión de la comunidad palenquera; la división de la realidad en tres mundos: el de los vivos, el de los muertos y el del agua.

“Esa concepción de ‘trinidad existencial’ dio pie para el surgimiento de muchas historias que se transmiten de generación en generación. Yo lo que hago es transcribir esa oralidad y también crear nuevos cuentos a partir de todo lo fantástico que me contaba mi abuela”, explica Gleidys.

Trinidad Cáceres era reconocida como una sabedora tradicional de la comunidad, entre otras habilidades por la curación con plantas medicinales.

“En el caso de mi abuela, ella hacia baños para curaciones del mal de ojo y todas funcionaban. Tenía mucha credibilidad tanto por su oficio como por la cantidad de conocimiento sobre el pueblo palenquero que guardaba en su cabeza”, agrega Gleidys, quien desde los 14 años ha estado involucrada con la gestión cultural, los recorridos turísticos y las danzas tradicionales de la región.

Creencias que inspiran a la literatura

Este es el primer libro del proyecto Reflejo Sur: llevará como nombre ´Los cuentos de mi abuela´ /FOTO: @reflejosur.

Para la publicación del libro ‘Cuentos de mi abuela, Gleidys ya tienen varios cuentos listos. Sin embargo, como actualmente el proyecto se encuentra en preventa, tanto ella como la ilustradora aún consideran agregar otras historias (dependiendo el dinero que logren recaudar en esta etapa). 

Así como Gleidys desea inspirar a otras personas con sus cuentos, en algún momento fue ella quien recibió la inspiración. Y el que más le removió las fibras, recuerda, es el rito Lumbalú

Según la tradición oral palenquera, al difunto se le debe cantar durante nueve noches, pues después de su fallecimiento, el muerto regresa a su casa dos veces al día. La muerte separa la sombra del cuerpo; la primera se va a otro plano mientras el cuerpo permanece en el cementerio o casariambe (casa de hambre). Esta ceremonia fúnebre se lleva a cabo en la comunidad cuando quien muere es un adulto.

Según explica Gleidys, este tipo de prácticas fueron consideradas por mucho tiempo como ‘satanismo’ o ‘brujería’ por parte de la Iglesia Católica, categorización que aún genera una percepción negativa hacia la comunidad. Lo que ella busca con sus cuentos es precisamente eliminar esos estigmas.

Todos estos cuentos vienen de nuestra ascendencia africana, pero nosotros nos hicimos autónomos de su cultura y la adaptamos a nuestra realidad. El ritual Lumbalú es Patrimonio de la Humanidad”, comenta.

Extranjeros en Palenque

La ilustradora francesa Mailys Cart-Lamy conoció a Gleidys Salgado y sus cuentos en una de sus visitas a San Basilio de Palenque, territorio cuyas historias había escuchado previamente a través de su novio colombiano líder del proyecto Reflejo Sur. /FOTO: Cortesía.

Gleidys Salgado conoció a un grupo de artistas extranjeros que, al enterarse de su interés por conservar y transmitir los cuentos tradicionales de la comunidad, decidieron ofrecerle sus servicios editoriales y de ilustración.

Mailys Cart-Lamy, la ilustradora francesa encargada de plasmar en imágenes la magia de las historias de Palenque, conoció la historia de San Basilio a través de su novio colombiano, muchos años atrás. Desde entonces, la curiosidad por conocer esta cultura se apoderó de ella.

Cuando llegó al lugar se encontró con la idea de Gleidys Salgado de transcribir la tradición oral a un libro y emprendieron el proyecto a través del colectivo Reflejo Sur con el fin de “ilustrar los relatos populares que evocan la idiosincrasia, ocurrencia y gracia de los pueblos que habitan la Serranía de San Jacinto”. 

Mailys ha trabajado en literatura infantil y siempre se ha interesado por esas historias que abordan temas sociales. Recuerda que, como Gleidys, recibió sus primeras influencias literarias de los cuentos que narraba su abuela cuando no sabía leer. Para ella, aunque en Francia los libros históricamente han sido más comunes que en Palenquetodos descubrimos primero el poder de la oralidad que el de la escritura”, comenta.

Palenque y la invención de los colores

San Basilio de Palenque

Uno de los cuentos de Gleidys habla de la creación del universo, más específicamente la creación de los colores.

Según el relato, cuando Dios creó el universo no les estableció ninguna categoría de ‘bueno’ y ‘malo’ a los colores. Fue un trabajo para identificar y darle detalle a las cosas: “Siempre decimos ‘tuve un día negro’, ‘esas aguas negras’, ‘fue una semana gris’ para hacer referencia a cosas negativas. Eso, aunque uno no lo note a la primera, crea estereotipos sobre las personas con ese color de piel”, comenta Gleydis.

Salgado ha escrito durante toda su vida y, aunque confiesa que antes era un ejercicio personal, ahora lo ve como un puente para rescatar los saberes, cultura y conocimiento de la comunidad palenquera. Algunos de sus cuentos son para niños, otros para todo público. 

“Cuando escribo es como si caminara en mi propio mundo, uno que las demás personas no perciben. Es difícil comprender una cultura tan distinta a todo lo demás que hay en el país pero creo que la literatura sirve para eso: utilizar la imaginación como excusa para contar complejidades de la sociedad y de la cultura”, concluye Gleidys.