"Atravesada por la música" y por su experiencia como una mujer afro nacida y criada en Bogotá, la 'afro-rola', Lalo Cortés llega al Festival Estéreo Picnic para presentar su desamor "consciente" y "sensual".
Lalo Cortés tiene 25 años y una carrera musical que ya llegó al Festival Estéreo Picnic: se presenta el 26 de marzo en el escenario Banco de Bogotá a las 3:45 de la tarde. Sin embargo, cuando habla sobre lo que la define, ni la edad, ni la pasión por la música, ocupan el primer renglón. «Soy una artista afrobogotana», afirma.
Con esa misma certeza, aclara que lo dice porque la idea de una mujer negra nacida en la capital suele resultar extraña para el bogotano promedio, e incluso para los colombianos que no viven en la ciudad. «Crecer siendo una mujer afro en Bogotá es crecer como pensando que tu no mereces ser del lugar en el que naciste. Siento que es una cosa muy complicada, porque cuando tu eres una persona afrobogotana la gente no va a asumir que eres afrobogotana. La gente va a asumir que eres de otro lugar», agrega la intérprete de ‘Comprende’.
Entonces aparece una pregunta recurrente: «¿de dónde eres?».
Pasa con amigos, con familiares de amigos y, claramente, en los espacios de ciudad que se pueden habitar y en los que se negro o negra no es común. Es que Lalo recuerda, por ejemplo, ser la primera mujer plenamente identificada como afro en graduarse de su colegio, pese a que dicha población ha habitado en la ciudad prácticamente desde su fundación.
Algo similar sucede, continúa, cuando se encuentra con grupos conformados por personas afro: «Uno se reconoce como negro pero llega a un parche negro y uno es el rolo del parche, entonces tampoco se identifica como negro completamente».
Frente a esa situación, la cantante llegó a una conclusión clara: «Lo que yo pienso después de todo esto es que tengo que apropiarme de lo que soy yo, y yo soy una mujer afrobogotana». Un proceso que va desde reconocer las raíces propias hasta resignificar los espacios de la ciudad.
Sobre lo primero, Lalo cuenta que su origen se encuentra en varias partes del país. «Mi mamá es de Manizales, entonces tengo familia paisa. Mi papá es ‘afro-rolo’, afrobogotano, y biracial: mi abuela era de Tunja y mi abuelo de Tumaco, que es mi parte afro, que es la parte con la que yo me siento más conectada».
No solo por los aspectos físicos, sino también por la conexión que siente con las expresiones culturales negras y que, al final terminan posicionando a la música como un factor determinante. «No concibo mi vida sin música porque la música la atraviesa completamente. Para mí cantar, desde muy joven, se volvió la manera en la que yo existo en el mundo».
Eso, combinado con la experiencia de crecer en Bogotá, que la cantante define como «la ciudad de nadie y de todos al mismo tiempo», llevó a que Lalo también despertara interés por las expresiones ‘anglo’. «Todo lo que tiene que ver con soul, góspel, R&B, me gusta mucho la historia del hip hop, me gusta mucho el jazz. Todas son expresiones negras de revolución y desde ahí me siento conectada», comenta.
Y es con ese encuentro, que no sería posible si la capital no actuara como punto de conexión, que afrobogotanos como Lalo terminan resignificando los espacios de la misma ciudad. Bien queda demostrado cuando se le pregunta, ¿a qué suenan esos espacios de Bogotá que han ayudado a definir su identidad?
A Nina Simone
Smoking Molly es una casa de rock y blues ubicada en la Calle 29 Bis # 5 – 74, detrás del Museo Nacional de Colombia. Es, también, uno de los primeros lugares en los que Lalo se presentó. «Me suena a Feeling Good de Nina Simone, justamente porque es una canción que canté mucho en ese lugar». Una canción favorita, que habla de sentirse bien con los nuevos inicios, en un lugar que presenta justo esa posibilidad.
A Mercedes Sosa
Lalo estudió en el Colegio Unidad Pedagógica. «Algunas de las experiencias que viví en el colegio hacen parte del racismo estructural y eso es una cosa que nos atraviesa a todos. Pero amé crecer ahí». En parte, por la figura del rector Jaime Carrasquilla, «una persona que queríamos mucho, porque era como un abuelo para todos. Recuerdo que en la época en la que él falleció, sonó mucho Mercedes Sosa y me recuerda mucho a él».
A Juanes
El cantante paisa ha marcado a generaciones de colombianos y Lalo no es excepción. «He vivido toda mi vida en El Polo Club. Me suena a Juanes, porque mi abuela vivía aquí y yo recuerdo muy bien sentarme en su sala a escucharlo. Es un recuerdo muy vívido de esa experiencia».
A Mozart
«El teatro Julio Mario Santodomingo, me suena a muchas cosas, pero sobre todo me suena a Mozart«, recuerda Lalo. La razón no es otra que el II Festival Internacional de Música de Bogotá, que se celebró en 2015 con el compositor austriaco como figura central. Un evento que demostró el público que tiene la música clásica en la capital y que afianzó el interés de Lalo por la formación musical.
A jazz
El edificio Gerardo Arango, donde se desempeña la Facultad de Artes de la Universidad Javeriana, donde Lalo estudió Música con énfasis en canto. «Me suena a jazz, claramente porque fue el lugar en el que afiancé mi relación con la música y con el género».
A Lalo Cortés
Bogotá es, también, una ciudad vibrante y con espacio para que los artistas colombianos puedan crecer. En el caso de Lalo, darle desarrollo a una carrera que le canta, desde la experiencia propia y la estética sensual del R&B, a un desamor que la artista define como ‘consciente’. «un desamor que de alguna manera enseña y muestra lo importante que es ponerse a una misma primero», agrega.
Una carrera que, además, ha explorado el góspel y los cantos de alabaos en colaboraciones con artistas como Briela Ojeda; que planea estrenar el domingo del Estéreo Picnic y en formato de banda, un nuevo tema con N. Hardem y que se plantea seguir explorando los ritmos afro que suenan en Colombia.
«Me gustaría mucho explorar este new wave del que hablan Dawer x Damper que es el afrofuturismo Me parecería brutal indagar sobre todos esos ritmos que hacen parte de la afrodiáspora«, concluye Lalo.