Este año, la semana más importante de la religión Católica celebra una tradición judeocristiana que se remonta a los tiempos del antiguo Egipto. Conozca más de su historia y lo que trae consigo.
Con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, el 24 de diciembre del 2024 en el Vaticano, se dio inicio a la fiesta jubilar, que terminará el martes 6 de enero del 2026. En esta ocasión la celebración tiene como lema ‘Año de la Esperanza’: «La catequesis desde la oración que el Papa nos propone es para despertar o reavivar ese sentido de la esperanza, que es una de las tres grandes virtudes de nuestra fe católica cristiana», comenta al respecto el monseñor Sergio Pulido Gutiérrez.
Pulido, párroco que desde 2022 es delegado arzobispal para la Basílica Metropolitana de Bogotá — Catedral Primada de Colombia—, comenta que el Jubileo «comenzó mucho tiempo antes de Jesucristo; en el judaísmo, cada 50 años era un año jubilar, la palabra viene de gozo, de júbilo, de alegría y ese año en Israel sucedían varias cosas, por ejemplo, las tierras se devolvían a sus dueños, las deudas se perdonaban, si había personas que estaban por alguna circunstancia en deuda con la justicia, eso se condonaba».
La página web oficial del Jubileo 2025 cuenta que «esta festividad se celebraba como un año de descanso de la tierra (para fortalecer los cultivos) y la liberación de los esclavos, para restaurar la igualdad y reducir las diferencias entre ricos y pobres. El inicio de la peregrinación judía estaba marcado por el sonido del cuerno de carnero, en hebreo ‘jobel’, de donde proviene el nombre cristiano Jubileo».
Aunque la celebración se remonta al antiguo Egipto, rememorando la peregrinación de los fieles en búsqueda de la tierra prometida, es hasta el 22 de febrero de 1300 cuando el Papa Bonifacio VIII proclamó el año jubilar, designando la celebración para cada siglo, para posteriormente pasar a un lapso de 33 años y, finalmente, el 19 de abril de 1470, con la bula Ineffabilis Providentia —documento pontificio que reglamentó la festividad—, el Papa Pablo II redujo la cadencia aún más, «y desde entonces se celebra cada 25 años para permitir que cada generación viva al menos un Año Santo», informa dicho portal.

En Bogotá, la arquidiócesis ha dispuesto de un calendario con ocho fechas de peregrinación en nueve templos a lo largo de la ciudad; sin embargo, puede consultar en las redes de la arquidiócesis de su ciudad o departamento por las fechas y parroquias asignadas.
En la Catedral Primada se han realizado 2 de estas liturgias donde «más de 45 párrocos atienden a más de 2.000 fieles. En estas peregrinaciones, desde las ocho de la mañana hasta el mediodía hay confesiones, también catequesis que da el señor obispo auxiliar y luego a las 12 del día la Eucaristía con la intención de obtener la indulgencia», añade Pulido.
El monseñor comenta que hay templos muy valiosos para visitar en todo el país en este año jubilar, como la Basílica Menor del Señor de los Milagros en Buga, la Basílica Menor de Nuestra Señora de Chiquinquirá o la propia Catedral Primada de Colombia, en Bogotá.
Desde Colombia Visible consultamos con varias arquidiócesis del país para conocer los templos designados para el Año Jubilar, algunos destacados son la Catedral Basílica Santa Catalina de Alejandría en Cartagena, la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria en Medellín, la Catedral San Pedro Apóstol en Cali, la Catedral de la Sagrada Familia en Bucaramanga y la Catedral María Reina en Barranquilla.
Para Pulido, «las prácticas religiosas, las creencias, las visitas a los templos, las peregrinaciones, tienen su valor, pero yo considero que todo eso es la corteza, la cáscara. La espiritualidad es la nuez, lo que está dentro, lo más importante; yo estoy convencido de que el encuentro con Dios se da en sí mismo».