Este proyecto concibe “la basura como una solución y no como un problema”. Desde 2022 han recuperado más de 10 toneladas de residuos, generando ganancias para al menos 1.000 familias.
El interés de Julio Rodríguez por el reciclaje surge en su adolescencia, al observar los desechos que generaba la panificadora de su padre. Esta temprana experiencia lo llevó a concebir la basura como un inventario de recursos reutilizables: «Yo empecé a darme cuenta de que si organizaba los materiales podía mejorar la producción y generar un recurso extra, además de evitar la exagerada producción de residuos», recuerda.
Según Greenpeace, organización mundialmente conocida por la protección del medio ambiente: «En Colombia, se producen alrededor de 25.000 toneladas de residuos sólidos al día, de los cuales únicamente se recuperan y reintegran en el ciclo productivo el 13% y el 7% son recuperados y comercializados por recicladores de oficio.»
Con ello en mente, el diseñador industrial, graduado de la universidad Jorge Tadeo Lozano, creó la ‘Universidad de La Basura’—anteriormente ‘Error 314’—, para adelantar diferentes proyectos con la resignificación de residuos como su eje. Por ejemplo, la implementación de alumbrados navideños hechos a partir de materiales reciclados en ciudades como Bogotá y Cali.
En la capital colombiana, Rodríguez también lideró la elaboración de la bandera más grande del mundo en 2010, la cual media 36 metros de alto y seis de ancho, construida a partir de 80 mil tornillos, más de 50 mil amarres plásticos y cerca de 40 mil botellas PET. Por otra parte, en Cali, estuvo al frente de Eco Alumbrado Project, que utilizó 80 mil botellas PET para realizar siete árboles de Navidad, generando 60 empleos para la población de Guabal.

Su iniciativa más reciente, creada en 2022, es Ballenato Pacifico, proyecto que nace con el fin de cuidar los ecosistemas marinos del Pacífico colombiano, lugar al que llegan entre julio y noviembre las ballenas como parte de su ciclo de apareamiento.
Pese a que la Ley 9 de 1979 del Congreso de Colombia establece normas y procedimientos para regular, legalizar y controlar los desechos que puedan afectar la salud humana, son bastantes los territorios del Pacífico que no cuentan con rutas de recolección adecuadas.
Por esto, el proyecto busca incentivar el reciclaje y la reutilización de residuos en municipios como Nuquí, Juradó, Bahía Solano, Bajo Baudó y Litoral de San Juan, donde, de acuerdo con Rodríguez, 76.786 personas se han visto afectadas por el incorrecto manejo de residuos y la falta de rutas de recolección de basuras, ya que estos «degradan los santuarios de la vida generando la pérdida de la biodiversidad y la insalubridad de los territorios «, denuncia.
Con la Alcaldía de Nuquí como principal aliado y el acompañamiento de la Universidad de Medellín, el proyecto implementó una ruta de recolección de residuos, que termina en el puerto de Buenaventura, donde se vende el reciclaje obtenido, generando ganancias para las comunidades. «De lo que nos llega, invertimos una parte para seguir reciclando; hace poco compramos una pesa y así tenemos mejor control de lo que sacamos, y lo que queda lo repartimos entre nosotros», afirma Miladys González, líder comunitaria de Juradó.
González comenta que no se limitan a la recolección de los residuos, ya que desde 2024 se organizaron y crearon la Organización Agroambiental por un Juradó Limpio, donde la comunidad trabaja en conjunto en la separación y la reutilización de materiales.

“A través de este proyecto aprendimos a hacer macetas de botellas, realizamos organizadores a partir de las latas, flores en botella PET muy lindas, lámparas. Incluso unos pasacalles muy lindos en navidad, todo en material reciclado”, añade.
Ballenato Pacifico busca, por medio del concepto de los ‘tres tiempos de la basura’, concientizar a la población en el correcto manejo de los residuos y el consumo responsable de productos. A partir de la reducción (pasado), el reciclaje (presente) y la reutilización (futuro), se promueve el consumo responsable, la separación adecuada mediante bolsas de colores y la creación de nuevos productos a partir de materiales separados.
“Hasta el momento se han visto impactadas más de 1.000 familias, fruto de la iniciativa. Se han recuperado más de 10 toneladas de material; entre lo que se ha vendido y lo que se ha reutilizado. Ahorita estamos explorando abrir nuevas rutas de recolección de residuos para llegar a más gente”, concluye Rodríguez.