Editorial: esto es Colombia Visible

Caracol y W Radio se unen para crear un espacio de buenas noticias: historias inspiradoras que ocurren todos los días, en los 32 departamentos del país, y que merecen ser contadas en la voz de sus protagonistas.

Hay, entre las cerca de 500 historias que hemos contado en los últimos meses, y las más de 100 iniciativas comunitarias que retratamos, una que resuena particularmente cuando pienso en el propósito detrás de un proyecto como Colombia Visible. 

En Villavicencio, un grupo de mujeres mayores, víctimas del conflicto, se dedicó a la ardua tarea de aprender a leer y escribir. Su propósito inicial era cumplir con diligencias legales, cuenta Rosa Emilia González, una de las precursoras del colectivo. 

17, 25, 33… el proyecto fue creciendo entre amigas, cada una iba llevando a las suyas y, poco a poco, las ambiciones también aumentaron: en un par de meses pasaron de poder firmar con su nombre a querer escribir un libro.  

Lo llamaron ‘Historias no contadas’ porque, justamente, ese era el propósito que más las movía. No necesariamente una vocación o una carrera en la escritura. No, era la necesidad de narrar sus propias vidas. Lo malo, lo terrible, pero también lo bueno, el proyecto comunitario que crearon, su emprendimiento, sus familias, sus amigas convertidas en colegas.  

Las historias definen, dan significado a las luchas cotidianas, salvan del olvido. Reconstruyen lo vivido y, de paso, a quien lo narra.  

Conectan con los otros… son identidad y encuentro. Ahí estamos tanto en la historia propia, como en la ajena. Son un espejo para mirarnos como individuos y como sociedad.  

En Villavicencio escriben estas noticias esperanzadoras; pero en Llanoverde, en el Valle, las cantan a manera de alabaos para honrar la memoria, y en Tumaco las bailan y las interpretan porque la danza se vuelve un espacio seguro para los jóvenes. 

Y en Cúcuta y en Zapatoca las tejen, como las arañas hacen su casa; y en Mompox las cocinan, del río y junto al río, invocando a las abuelas y a las madres.  

La Escuela de Alfabetización que crearon mujeres mayores víctimas del conflicto en Villavicencio se ha convertido también en un espacio de encuentro para compartir experiencias y hablar de construcción de memoria. / FOTO: Escuela de Alfabetización Celmira López

En Colombia Visible recorremos el país a bordo de estas vivencias, de relatos de superación, de creatividad. Buscamos todos los días esas historias que inspiran con el fin de que puedan ser conocidas, protegidas y, por qué no, replicadas.  

Somos una red, un techo (virtual) para tantas buenas noticias que ocurren y que suelen pasar desapercibidas entre tanto que acontece en un país como el nuestro.  

Recientemente lo llaman periodismo de soluciones, pero la idea detrás es tan antigua como el oficio: contamos ese tipo de historias desde las regiones con el fin de traerlas a la luz, de abrirles un espacio, de que puedan resonar e inspirar en otros contextos.  

Y estas vivencias, que nos permiten asomarnos a la vida de comunidades en todo el territorio, suceden en campos muy distintos: educación, ciencia, tecnología, artes, oficios, turismo, emprendimiento, medioambiente, paz y reconciliación, deporte…  

Por eso, la mejor noticia, tal vez, entre las tantas buenas noticias que trata de reunir Colombia Visible es que hay muchas cosas ocurriendo, así no lo sepamos.  

En ColombiaVisible.com, en Instagram, Facebook, Twitter, en Caracol y W Radio, en Tropicana, Oxígeno, Radioacktiva, Bésame y Los 40 estamos abriendo nuevos espacios para llevar historias como la de Rosa Emilia González que, habiendo terminado un primer libro, quiere junto a sus compañeras recopilar nuevas vivencias de la comunidad en un segundo volumen. También le apuntan a la universidad.  

“Vamos a ver si la vida nos alcanza”, nos dice entre risas.  

Ellas son el reflejo de un país sin límites.  

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