Cada año, la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FilBo) transforma Corferias en el corazón palpitante de la literatura nacional e internacional. Más allá de los lanzamientos de grandes sellos y nombres consagrados, un movimiento sigue creciendo con fuerza y autenticidad: el de las editoriales independientes.
Las editoriales independientes se consolidan como un eje central de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FilBo 2025) , con propuestas que invitan a repensar lo literario desde lo local, lo diverso y lo íntimo.
“Es muy importante que una feria como la FilBo resalte dentro de su programación y actividades a los autores y autoras del país, no solo por la calidad de nuestra producción artística, sino porque eso manda una señal clara a los visitantes internacionales de que nuestra literatura es relevante para nosotros mismos”, asegura al respecto Ana Cecilia Calle, editora de Himpar Editores.
Los autores colombianos, añade, «nos ayudan a entender el país, a pensarnos de manera crítica. En su mayoría, estos autores están siendo publicados por casas editoriales independientes. Es desde allí donde se está escuchando, editando y trabajando con las voces jóvenes que aún no han sido consagradas”.
Es que publicar desde lo independiente, dice la editora, es también tomarle el pulso al arte, a la sociedad, y proponer estrategias creativas para hacerle frente a la distracción y a la tristeza.
Para demostrarlo, lanzan en esta feria Es Época de Avispas. En este poemario, una voz incómoda y persistente, semejante al zumbido de las avispas, canta para insertarse en la memoria, así como se recuerdan las rondas infantiles. Nos lleva por la ribera del río Caguán, en Cartagena del Chairá, y nos cuenta del horror, del duelo, de la fuerza terca de la naturaleza. Los poemas de Luisa Masiel se nutren de la tradición oral del campo colombiano y de la escucha atenta de la plasticidad y sonoridad de las formas de habla cotidianas; nos recuerdan que al expresarnos buscamos y encontramos belleza y singularidad.

Otro de esos espacios vitales para la literatura colombiana es Laguna Libros, editorial que ha hecho de la búsqueda de nuevas sensibilidades su principal bandera. En esta FilBo llegan con un catálogo de 16 novedades, en su mayoría escritas por mujeres. Claudia Amador, Juliana Rodríguez, Laura Acero, Carolina Sanín, Juliana Camacho y Tania Ganitsky conforman una constelación diversa de estilos, géneros y perspectivas.
Uno de los lanzamientos clave de la editorial es Bordado de pelo: su narradora borda. Por agujas usa aguijones y por hilos, pelo. Acompañada de ratas, arañas y gusanos de seda, cuenta historias míticas, mundanas, grotescas. En Bordado de pelo, los relatos se entrelazan para invocar una historia de amor.
Este es el primer libro de Juliana Rodríguez Pabón. Sus cuentos comparten una misma narradora: Juliana, una mujer que se relaciona con el bordado como un oficio enrarecido y una forma de amar.

Por otra parte está Editorial Monigote, que mantiene un interés por “encontrar libros que nos hablen del mundo desde la complejidad de lo íntimo, lo político y lo simbólico”, explica Mauricio Gaviria, director editorial. “Estamos en una época en la que el libro se vuelve refugio y también resistencia. Las editoriales independientes tenemos la libertad de apostar por aquello que no es evidente, de acompañar procesos de creación largos, y de pensar no solo en lo que vende, sino en lo que importa”.
Una de sus grandes apuestas este año es Nuestras Señoras: un recorrido por Colombia y sus vírgenes milagrosas, escrito por el periodista Germán Izquierdo Manrique y fotografiado por Juan Esteban Duque. La obra, resultado de siete años de trabajo de campo, recorre el país desde el sincretismo religioso, explorando la figura de la Virgen María en las tradiciones populares.
“El libro no es confesional, es cultural”, subraya Gaviria. “Habla de cómo la fe construye comunidad desde las plazas, los ríos y los caminos veredales. La Virgen María no es solo una figura religiosa, es parte del alma colectiva del país. Este libro es una manera de entender cómo se manifiesta la espiritualidad popular en Colombia, cómo se cruzan la devoción, la geografía y la historia en las creencias cotidianas”.

Desde el diseño hasta el contenido, la propuesta de las editoriales independientes va más allá de publicar libros: se trata de una forma de edición que es también una declaración estética y ética. Así lo expresa Paula Guerra, de Lazo Libros, otro de los sellos protagonistas de esta edición.
“Las editoriales independientes son muy importantes porque es una edición que no obedece a tendencias o a propuestas comerciales”, explica. “Se atreven a publicar autores locales, le ponen una atención especial al detalle: a la tipografía, al tipo de papel, a la edición, al diseño editorial. Entonces también son libros bellamente cuidados desde su diseño”.
Lazo Libros llega a la FilBo con un nuevo lanzamiento para la primera infancia: Tucusito, escrito por John Moreno Riaño, autor del Casanare, e ilustrado por la diseñadora paisa Paula Ortiz. Es un libro lleno de ritmo y color que, en forma de adivinanza, lleva a los lectores más pequeños a descubrir que el Tucusito, como se le dice en el llano colombiano, es en realidad un colibrí.

La FILBo 2025 es una vitrina para las propuestas que han venido transformando el ecosistema literario colombiano. A fin de cuentas, las editoriales independientes han pasado de ser una rareza a consolidarse como un componente fundamental del panorama del libro en el país.
“En los últimos años el mercado de editoriales independientes en Colombia se ha fortalecido muchísimo. Ya no estamos obligados a comprarle solo a los grandes. Hay una oferta distinta para los lectores”, asegura Juan Miguel Hernández, miembro del equipo de Frailejón Editores, una de las casas que ha conquistado a la audiencia con ediciones artesanales.
Hernández destaca que este movimiento editorial ha logrado incidir incluso en lo político y gremial. “Hace un año y medio se constituyó la Cámara Colombiana de la Edición Independiente, una agremiación de más de 70 editoriales que se unieron para tener voz en decisiones sobre el libro, participar en ferias y ayudarse mutuamente”, explica.
En esta edición de la feria, Frailejón presenta seis novedades: cuatro de poesía y dos de crónica literaria. Entre ellas destacan los libros de poemas Contratono de María Gómez Lara y El templo está en mis ojos de Luz Elena Cordero. En narrativa, lanzan una antología del cronista santandereano Jaime Barrera Parra y un homenaje a los 100 años de la muerte de Luis Tejada con un libro de sus crónicas.
La editorial ha sabido conectar con las nuevas generaciones a través de canales digitales. “Instagram, los newsletters, ahí hay un público joven para el que la buena poesía puede ser viral. No son cosas excluyentes, son complementarias”, concluye Hernández.

Las editoriales independientes hacen más que editar libros: investigan, viajan a territorios, crean comunidad con autores, lectores y diseñadores. Su labor, muchas veces silenciosa, ha transformado el panorama editorial colombiano y ha demostrado que hay otras formas posibles de leer y contar el país.
Bien lo dice Guerra: “Además de su contenido de mucha importancia, son editoriales relativamente pequeñas, comparadas con multinacionales, y vale la pena apoyarlas. Vale la pena mirar hacia esa otra mirada de una edición incluyente, diversa, que no tiene el afán del mercado, sino que se disfruta cada detalle de una obra literaria o de ficción”.