Con más de 20 años de trayectoria artística, Arcenides Piñeres ha desarrollado un estilo pictórico que denomina "geometrismo fragmentado". Actualmente trabaja como gestor cultural ofreciendo talleres artísticos a poblaciones vulnerables.
Cuando era niño, Arcenides Piñeres recuerda las decenas de cuadernos que se acumularon en su casa mientras descubrió el talento que guardaban sus manos por el dibujo. Dice que podía pasar horas sentado frente al televisor, pero no viendo los programas, sino a dibujando las caricaturas que allí aparecían. Las replicaba una a una, a detalle, como si de una sesión de dibujo con modelos en vivo se tratase.
«Daría todo por tener esos cuadernos ahora», comenta Arcenides pues, como dijo Pablo Picasso, uno de sus artistas referentes, «la calidad de un pintor depende de la cantidad de pasado que lleve consigo«.
Con el paso de los años, su técnica se fue perfeccionando tanto que el camino que quería seguir el resto de su vida comenzó a mostrarse frente a sus ojos. “Las personas pueden nacer con dones o habilidades. Yo siento que mis pinturas reflejan el desarrollo de una habilidad, el dibujo. Yo vivo por y para pintar”, agrega el gestor cultural de 43 años oriundo de Barranquilla.
Arcenides Piñeres llegó a Panamá en 2004 con varias de sus pinturas enrolladas bajo el brazo y con la esperanza de encontrar nuevos horizontes como artista en el país vecino. Y aunque sus pinturas fueron rechazadas por sus temáticas (en ese entonces pintaba obras alusivas a la violencia que atravesaba el país), Arcenides confió en su arte y permaneció en Panamá hasta 2007. Allí, además de cursar un Técnico en Pintura de Caballete y Escultura Pública en 2006, replanteó totalmente su estilo de pintura.
Ese nuevo estilo encontrado en tierra panameña lo llevó a conseguir sus primeros triunfos como artista: realizó una exposición titulada Al Ciber: Arte Cibernético, en la que mostró 20 pinturas, todas vendidas en su totalidad. Fue su primera exposición de pinturas basadas en el estilo pictórico que él denomina Geometrismo Fragmentado.
“En esa exposición lo que hice fue tomar pinturas clásicas y adaptarlas con este estilo que transmite cierto aire futurista. Yo transformo los personajes en figuras geométricas, pero les abro espacios estratégicos basándome en la Teoría de la Gestalt. Entonces deja de ser un mero rombo o cuadrado y cada quien pasa a interpretar los pedazos según su percepción del mundo”, comenta Piñeres quien, además, es muralista, escultor y músico.
Potencializando talentos
Arcenides comenta que, cuando una persona quiere formarse como artista, lo principal siempre será encontrar un estilo que lo haga sentir cómodo para transmitir sus emociones. Ese es uno de los trabajos que Piñeres realiza en los talleres que adelanta actualmente con poblaciones vulnerables: brindar un acompañamiento artístico y también ser un apoyo emocional.
Dos de los casos que recuerda con mayor emotividad son el de Jorge Mario Quintero, un joven con Síndrome de Down, y el de Douglas Valenzuela, un ex habitante de calle del Bronx. A ambos los ayudó a sacar adelante sus obras no solo con asesoría técnica, sino exponiéndolas en su galería donde, además, solía abrir espacios a artistas emergentes locales y nacionales.
“Jorge Mario Quintero tiene Síndrome de Down, pero eso no le ha impedido pintar más de 40 obras. Encontrar a una persona de esta población con tanta dedicación y pasión por el arte es muy gratificante. Uno deja de sentirse como un simple tallerista y se convierte en un ayudante en la construcción de un proyecto de vida”, agrega Piñeres, quien le dicta clases a Quintero en su residencia actual en Palmira, Valle del Cauca, desde hace un par de meses.
Jorge Mario Quintero tiene 38 años y su madre, Mirian, cuenta que desde pequeño siempre demostró interés por el arte, pero que comenzó haciendo trazos poco precisos. Desde hace dos años es alumno de Piñeres, con quien ha aprendido nuevas técnicas para pintar en óleo. Durante este tiempo, la madre ha notado que los cuadros de su hijo “han adquirido más luz”, al tiempo que, según ella, cada vez se nota más su estilo artístico.
La exactitud en la combinación de colores, la cantidad de pintura y la creatividad a la hora de pintar sus cuadros ha incrementado, según Mirian. “Mi hijo es chico Down, pero eso no le ha impedido dedicarse a su arte. Uno ve que la buena orientación puede hacer que el talento cada vez se vaya manifestando más. Y que el artista, pese a las limitaciones, se vaya soltando”, comenta la madre.
Para ella, al igual que para la madre de Diana Molano, la colombiana con síndrome de down que publicó un libro de poemas, el arte es el mejor canalizador de emociones. Y un puente para que cada uno de ellos descubra y refuerce sus capacidades.
Según él, la Teoría de la Gestalt fue uno de sus referentes teóricos ya que esta corriente de pensamiento de la psicología, está enfocada en el estudio de la percepción. Según sus planteamientos, dicha percepción se construye mientras el sujeto intenta agrupar la información que transmiten diferentes partes y que luego, al juntarse, son capaces de transmitir un concepto menos abstracto. Ese es uno de los varios principios fundamentales de la Gestalt: la tendencia al cierre, el cual utiliza Arcenides a la hora de diseñar sus pinturas.
Piñeres manifiesta que su intención nunca ha sido transmitir un mensaje unánime e invariable, sino dejar que sus obras sean un estimulante psicológico que permitan que cada quien produzca su propia representación mental del cuadro.
Su exposición, basada en la transformación de pinturas clásicas dentro de la historia del arte como La Monalisa (Leonardo Da Vinci), Gótico Americano (Grant Wood), El Nacimiento de Venus (Sandro Botticelli), entre otras, representó para él un viaje en el tiempo:
“Si tú te pones a pintar La Monalisa, por ejemplo, debes transportarte en el tiempo; tratar de captar los colores que utilizó Leonardo, replicar una atmosfera similar en el paisaje detrás. Además de querer introducirles mi toque de Geometrismo Fragmentado, me gustaba experimentar lo mismo que esos pintores sintieron al crear esas majestuosas obras”, comenta Piñeres.
El arte como herramienta para la rehabilitación
Por otro lado, Douglas Valenzuela, con quien Arcenides trabaja desde 2020, se hizo conocido por «su historia de vida en la que el arte ha sido un facilitador de su resiliencia», comenta Piñeres.
Valenzuela es un ex habitante de calle del Bronx con más de 30 obras pintadas. Varias de ellas lograron ser expuestas en los eventos que organiza Piñeres como gestor cultural. En el libro La Vida desde las Calles, Douglas relata su encuentro con el arte el cual, según da a entender, se le mostró como un bote en medio del océano, ese donde también estaban otros artistas como Arcenides Piñeres, quienes le facilitaron un remo para que emprendiera la travesía con la corriente hacia otra dirección.