En el departamento buscan preservar las formas tradicionales de practicar la ganadería, arraigadas en la cultura llanera por siglos y con un menor impacto en el ambiente.
El sol cae en las sabanas húmedas del Casanare, pintando de dorado los extensos humedales de pasturas nativas de la zona.
Los llaneros, exhaustos por la jornada, desensillan sus caballos, cuelgan sus sombreros y se preparan para descansar, después de un día más cumpliendo con una labor que lleva más de 400 años forjándose.
“La ganadería en esta zona lleva unos 200 años adaptándose al medio, sin modificarlo sustancialmente, por lo que los ganaderos del Casanare y Arauca, sin buscarlo, nos hemos vuelto personas que han entendido la importancia del medioambiente, para la cultura y los animales, y nos hemos dedicado a cuidar este ecosistema tan frágil”, comenta Andrés Reyes, miembro del Colectivo Ganadero de Casanare.
Organizaciones como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) determinaron hace varios años que las sabanas inundables son uno de los ecosistemas más importantes y frágiles en el mundo, alertando sobre la importancia de preservarlos.
El motivo de su fragilidad se debe a bruscas transiciones entre extremos periodos de lluvia y de sequía, por lo que se pasa de un exceso de agua a la escasez de la misma.
“El tipo de vida que se genera con la naturaleza en estos ecosistemas extremos de presencia y ausencia de agua, y la cantidad de biodiversidad que existe allá, ha hecho que el llanero, como nos denominamos nosotros, se haya compenetrado hace muchos siglos con ese paisaje”, dice Reyes.
Los llaneros le cantan a la biodiversidad de su tierra y a su cultura en los cantos de vaquería, expresión artística que hoy es patrimonio inmaterial de la humanidad.
También, dicen, con sus formas tradicionales de realizar la ganadería han logrado preservar el medioambiente, a lo largo de los años.
“A diferencia de otras zonas, sobre todo si nos comparamos con industrias ganaderas más desarrolladas, la nuestra se alimenta en su mayoría de pastos naturales, no sembramos monocultivos o estabulamos el ganado, para darles concentrados que los engorden lo más rápido posible. Nuestro ganado toma de las sabanas inundables lo que tienen por ofrecer de forma natural”, explica Reyes.
Y prosigue, “nuestras reses son productos criados en sabanas naturales, que han consumido alimento natural, que no ha alterado el medioambiente, ni ha tenido que dañar la tierra o el paisaje. Nos hemos adaptado al ecosistema, no lo hemos cambiado para poder ser más productivos. Esa es nuestra distinción”.
Es por esto que el Colectivo Ganadero de Casanare quiere desestigmatizar el concepto que se tiene sobre la ganadería y demostrar que las prácticas ganaderas que se tienen en las sabanas inundables son mucho más sostenibles e incluyen un tema cultural y tradicional.
“Los ganaderos del Casanare estamos abiertos a Colombia y al mundo, para que vengan a conocer nuestra cultura tradicional y sostenible de ganadería en las sabanas inundables de la cuenca del Orinoco”, invita Reyes.
Otras actividades comerciales
En las últimas décadas al Llano han llegado otras industrias como la del petróleo, la de los monocultivos de arroz y la de la palma africana para sacar aceite.
Estos, en palabras de Reyes, han estado desplazando a la ganadería tradicional. Aunque, agrega, en la mayoría del territorio del departamento de Casanare y de Arauca la cultura ganadera sigue siendo la más importante.
“No pretendemos que desaparezcan los monocultivos de arroz, de palma o la industria del petróleo. Todos tenemos que convivir en una sociedad armónica con la intensión de salvaguardar la biodiversidad de este ecosistema”, opina.
Con la protección de las sabanas inundables, además, se impulsará el turismo ecológico nacional e internacional que desde hace 20 años está llegando al Casanare, para conocer el ecosistema
“Tenemos que conservar esa cultura llanera y las sabanas inundables, porque eso es lo que le llama la atención a los turistas que nos visitan cada vez con mayor frecuencia”, concluye Reyes.