Con la consolidación de diversos polos de desarrollo en el departamento, la Gobernación de Antioquia le apuesta a la recuperación del campo para impulsar, a su vez, la recuperación económica.
En los años cincuenta, explica el secretario de Agricultura de Antioquia, Rodolfo Correa, las actividades agropecuarias representaban alrededor del 65 % de la totalidad del Producto Interno Bruto (PIB) departamental. Siete décadas después, dice, esa participación se encuentra en alrededor del 5 %.
“El departamento se ha volcado de manera sistemática a la actividad productiva y de servicios de carácter industrial como principal generador de recursos económicos. El campo y la producción agrícola ha perdido mucho protagonismo”, explica Correa.
Con eso en mente, y con la idea fundamental de que “la paz de Colombia pasa por el campo”, la Gobernación de Antioquia creó una estrategia para recuperar el protagonismo del campo como uno de los motores de generación de recursos económicos y, así, de desarrollo social en el departamento.
Para el Secretario, si se cuida el campo, se cuida también la alimentación de las ciudades; pues, es allá donde se produce el alimento. Además, por extensión, se contribuye a salvaguardar el orden público, “porque la gente vive en paz mientras tenga alimentos. La seguridad alimentaria hace parte de la seguridad nacional”, menciona Correa.
De esta manera, para recuperar el protagonismo del campo antioqueño la Gobernación creó el Sistema de Abastecimiento Agroalimentario de Antioquia (Saba).
Tecnificación, producción, comercialización y desarrollo
La estrategia tiene un propósito fundamental: crear un sistema de producción y comercialización que genere economías de escala y se especialice de acuerdo con la vocación productiva de cada uno de los territorios, para consolidar así un modelo de polos de desarrollo agrotecnológico.
Para lograr eso, en el marco de la Agenda 2040 (un plan para el desarrollo del departamento, que busca recoger las necesidades e intereses de la población), la Secretaría de Agricultura desarrolló una serie de talleres en las nueve subregiones del departamento con los sectores interesados e involucrados en las actividades agropecuarias en una estrategia que se llamó ‘El campo que soñamos’.
Con ella, así como con otros estudios previos, identificaron cuáles son las vocaciones productivas de cada subregión y llegaron a la conclusión de que es necesario recuperar la capacidad productiva agropecuaria del departamento.
Así, en Urabá se priorizó el proceso de desarrollo cárnico; en el occidente, las frutas; en el norte, la leche; en el oriente, las hortalizas; en el sureste, el aguacate; en el nordeste, el cacao, y en el Bajo Cauca, el maíz.
Con eso claro comienza la implementación del modelo de desarrollo rural inspirado en el paradigma de los polos de desarrollo. En él, y con base en esa identificación de vocaciones productivas, se enfocan la inversión pública y privada en el fortalecimiento de esos sectores particulares, con especial énfasis en la tecnificación de sus procesos productivos.
“La inversión pública siempre fue dispersa, nunca correspondió a patrones que priorizaran las vocaciones y las potencialidades productivas de las regiones”, menciona Correa.
Por un campo más justo y competitivo
Con la implementación del programa, que es uno de los ejes del Plan de Desarrollo Departamental 2020 – 2023, se han impactado a alrededor de 330.000 personas dedicadas a las actividades agropecuarias.
Por un lado, explica el Secretario, se creó un sistema de comercio agrícola en el que se construyeron una serie de centros de acopio subregionales para pequeños productores, que permiten su encadenamiento y su conexión directa con los grandes comercializadores con el objetivo de eliminar las cadenas de intermediación.
“Ya desarrollamos la Ciudadela Agrotecnológica de Marinilla, especializada en hortalizas; estamos desarrollando la Ciudadela Agrotecnológica de la leche en Santa Rosa de Osos y la construcción de la Planta de Valor Agregado Cárnico en el municipio de Turbo. Además, estamos en fase de edificación de la Empacadora de aguacate en Urrao. Todo eso lo que ha permitido es consolidar la tecnología como alternativa para el incremento de productividad y competitividad”.
Adicionalmente, se conformó la Unidad de Información y Análisis Agroecológico de Antioquia, un centro de recopilación y análisis de datos desde donde se realiza seguimiento de los diferentes aspectos de la producción agropecuaria: sus indicadores y las condiciones agroclimáticas y biofísicas en cada subregión, entre otras cosas, según explica Correa.
Se creó también un sistema de crédito con una tasa de interés de alrededor del 0,3 % al mes, al tiempo que se dispuso de un fondo de 500.000 millones de pesos para el subsidio de los campesinos a la hora de pagar esos intereses.
Así, entre otras acciones, la Gobernación de Antioquia quiere volver la mirada sobre el campo con el objetivo de convertirlo, de nuevo, en uno de los principales generadores de recursos económicos para el desarrollo social del departamento.
Esto, a través de su tecnificación y modernización, al tiempo que garantiza la seguridad alimentaria de sus ciudades.
Antioquia se prepara para los próximos 20 años. La Agenda Antioquia 2040 es un documento estratégico territorial que, a partir de cinco pilares para la deliberación, busca establecer un modelo de desarrollo, una visión, una agenda programática y un sistema de seguimiento y evaluación para las siguientes décadas. El Sistema de Abastecimiento Agroalimentario de Antioquia no solo hace parte de la Agenda, sino que también está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.