Se trata de Taller los Guaduales, una iniciativa comunitaria que reúne a niños de la primera infancia de las zonas rurales de Villa de Leyva alrededor de actividades lúdicas, inclinadas a compensar los años de atraso en la educación que provocó la pandemia del covid-19.
El cierre de las instituciones educativas durante la pandemia del covid-19 significó un atraso en la educación de miles de niños en el país. Por eso, en la vereda El Roble, ubicada en Villa de Leyva (Boyacá), la comunidad decidió montar un espacio donde los niños de 3 a 5 años pudiesen asistir gratuitamente a talleres lúdicos para mitigar los efectos negativos en el aprendizaje y socialización provocados por la pandemia.
Rosana Silva una psicopedagoga pensionada que ha dedicado más de 30 años de su vida al trabajo con niños. Ella, junto con otras dos personas, están encargadas de coordinar el funcionamiento del Taller Lúdico Guaduales, una iniciativa de la propia comunidad que hoy atiende a los niños vulnerables de la zona rural de Villa de Leyva.
“Todo comenzó en mi sala, pero luego conseguimos que nos donaran una casa abandonada que es donde estamos actualmente. La remodelación corrió en gran parte por cuenta de una familia que se solidarizó bastante con la causa y también por donaciones de la comunidad”, explica Rosana.
Uno de los integrantes de esa familia que menciona Rosana es Fernando Villamizar, un señor reconocido en la comunidad por su labor social y por sus pinturas en acuarelas, que hace poco fueron vendidas en una galería del municipio con el fin de recolectar más fondos para el proyecto
«Acá en Villa de Leyva la gran mayoría de colegios reciben niños a partir de los 5 años. Pero sucede que en las zonas rurales hay muchas madres solteras, migrantes y personas que no tienen cómo pagar un transporte”, menciona Rosana cuando se le pregunta por la causa que los impulsó a crear este espacio al que actualmente asisten trece niños.
No es un jardín ni una guardería. El Taller Lúdico Guaduales es un trabajo voluntario de Rosana, María Eugenia Gaitán y Martha Lucía Gómez, tres pedagogas que quedaron preocupadas por los efectos de la pandemia en la educación de la primera infancia del municipio. “Ellos duraron meses encerrados con sus padres y sus madres, eso afectó sus habilidades comunicativas. Algunos llegaron aquí sin saber cómo socializar, pero a través del juego los avances se ven más rápido”, explica Rosana.
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Con actividades de yoga, clases de música y jornadas de educación física y motriz, Rosana, su equipo y la comunidad han logrado que esos niños, que nunca habían experimentado el ambiente escolar, adquieran los conocimientos que en aulas con 30 niños les tomaría el doble de tiempo.
“Aquí pueden aprender con la cara pintada, con crayolas, canciones, disfraces y demás. Lo más importante de todo es que están acompañados por profesionales que entendemos el atraso que causó la pandemia en su aprendizaje”, agrega Rosana.
La pedagoga, además, resalta que una de las tareas más importantes de este proyecto ha sido vincular a niños venezolanos a los talleres; pues, como muchos no tienen permisos, no son aceptados en las instituciones educativas del municipio.
En el Taller Lúdico los Guaduales no solo se preocupa por su educación, también organizan jornada de donación de ropa, chequeos médicos y charlas con profesionales en compañía del niño y la familia; ya que, según explica Rosana, para ellos lo principal es “lograr fortalecer ese lazo fraternal que une a toda la comunidad de la vereda bajo el mismo proyecto”.