Los indígenas de la etnia sikuani, en Meta, conservan el legado de sus ancestros, y su relación con los animales, con estas artesanías en madera en las que plasman sus creencias.
Ramiro Moreno Gaitán es un artesano de la etnia y cultura sikuani, en el resguardo indígena Wacoyo, dentro del municipio Puerto Gaitán (Meta), que hace un par de años se tomó la tarea de mostrar las artesanías locales a toda la comunidad de internet a través de Instagram.
Dice que cuando las personas nombran a Puerto Gaitán todo se tiñe de negro pues, para el imaginario colectivo, allí solo hay “petróleo y más petróleo”. Por eso, quiere demostrar que el petróleo no es el único oro negro que tiene el municipio. Las artesanías sikuani, también teñidas de ese color, tienen todo el potencial para ser una herramienta de rescate cultural y preservación de la identidad de un departamento con 14 asentamientos indígenas.
El pueblo de Ramiro resalta por sus trabajos en madera. Ellos transforman cada trozo del material en una pieza que condensa sus creencias ancestrales producto de Kuwei, su supremo creador, y atravesadas por cuatro elementos principales: la madera, los árboles, el pensamiento y los animales.
Ramiro se dedica a este oficio desde el 2004, pero recuerda que desde pequeño veía a su padre tallando la madera. Como es tradición, las técnicas se han transmitido entre generaciones. Y también han logrado sobrevivir a épocas violentas para el pueblo, como las ‘guahibadas’ (también conocidas como cacerías de indígenas) que fueron fomentadas por los ganaderos durante la época de los sesenta para despojarlos de sus tierras.
En el resguardo hay varios artesanos. Ramiro lidera el grupo Artesanos Kajuyali, conformado por 16 personas, mitad hombres y mitad mujeres. Sobre ellos recae el oficio de transformar la madera machaco (reforestable y tradicional de la Orinoquía) en obras de arte.
Cortan, secan, figuran y moldean con hacha, cuchillo y lija, en equipo, para fomentar uno de sus valores principales como pueblo, el trabajo colectivo (unuma).
Fabrican bancos pensadores, bancos ancestrales, canoas, percheros, juegos de mesa y elementos decorativos. Todo es manual, por lo que hacer un banco, por ejemplo, les puede estar tomando de 15 a 20 días.
“La madera originalmente es blanca. Ese color característico de las artesanías también lo sacamos de un árbol. Originalmente sale rojo, como una masilla. Esa masilla la quemamos y queda un polvo muy fino que se mezcla con líquido natural para pintar la madera de negro. Luego raspamos y hacemos las figuras”, explica Ramiro.
Dice Ramiro que la importancia de trabajar este material se remonta al génesis del pueblo.
“Hay una historia en particular incluida en el libro Relatos del pueblo sikuani que condensa buena parte de la cosmovisión, comportamiento y relación ancestral del pueblo con la madera.
Todo comienza cuando los animales derribaron un árbol. Los seres, que en un principio eran inmortales, de cuerpo animal y pensamiento humano, encontraron el árbol Kaliawirinae y se reunieron a pensar una manera más fácil de recoger los frutos y dispersar sus semillas. Decidieron que lo más adecuado era tumbarlo.
Al lograrlo, con ayuda de unas herramientas del poderoso Palomeko, cada animal buscó su clan: guacamayas, tigres, leones, peces, dantas… los mismos animales que hoy artesanos como Ramiro plasman en sus artesanías hechas con la madera que, alguna vez, según ellos, les sirvió a sus ancestros para convertirse en humanos.
«Con estas artesanías, además de la parte económica, queremos mostrarle a Colombia que Puerto Gaitán es más que petróleo. Cada artesanía es una muestra de la fortaleza que los indígenas en esta zona de los Llanos han logrado construir con los años”, comenta Ramiro, de 37 años.
Las piezas tienen un significado diferente: los bancos rituales, por ejemplo, es donde se les hace a las niñas la ‘bienvenida’ a la vida adulta cuando les llega la primera menstruación. En ese mismo ritual se le pintan triángulos en la cara, en señal de protección y orden para su vida.
Los triángulos también forman las escamas de los peces en la madera, un alimento fundamental en su dieta, al igual que el ají, un condimento muy común en el sur de Colombia.
En los bancos pensadores, en cambio, los líderes se reúnen en los kioskos para tomar decisiones sobre el resguardo, comer yopo, preparar medicamentos tradicionales, entre otras actividades.
Por otro lado, las piezas suelen tener formas de animales que, para ellos, tienen significados ancestrales que se desprenden de sus mitos originarios.
El significado de algunos animales para la comunidad sikuani
Las piezas en forma de animales que los ndígenas sikuani tallan en madera tienen un significado distinto para ellos. “Por eso yo siempre he dicho que nosotros no solo vendemos artesanías; estamos dando una parte de nuestra cultura”, comenta Ramiro.
En sus obras representan dos especies de tortugas, la tortuga galápago y el morrocoy de dos cabezas. Esta último, según el pueblo, avisa cuando pasará algo muy negativo como, por ejemplo, que acabará un pueblo. «También si alguien está en un lugar y la ve, es muy probable que muera. O muera una persona cercana. Para nosotros es una alerta”, explica el artesano.
Ramiro también menciona otra historia muy famosa en su tradición oral:
Se cuenta que una vez un oso se enamoró de una muchacha a quien le acababa de venir su primera menstruación, pero ella no le había avisado a ningún miembro de su familia.“Así se fue a bañar al caño y al cabo de un rato de haber regresado llegó un hombre muy elegante a buscarla. Entonces un médico regional notó que el hombre en realidad era un espíritu maligno, y que cuando echó a correr se convirtió en oso», narra el artesano.
Los problemas por la tierra y el desplazamiento forzado han provocado que muchas de las costumbres, tradiciones y valores del pueblo sikuani se debiliten. Para Ramiro, es importante que Colombia entera conozca que «aún hay muchos pueblos indígenas tratando hacerse visibles».
Puede apoyar el trabajo artesanal de los sikuanis de Puerto Gaitán en su cuenta de Instagram @Kajuyali_artesanos