A través del programa Marquesas, 225 mujeres del departamento aprenden a identificar y enfrentar las violencias basadas en género, intensificadas por la pandemia.
Marquesas, cuenta Nelly Russi, secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación de Cundinamarca, nace para hacer frente a la problemática de las violencias basadas en género, presentes todavía en muchos hogares y muchos contextos del departamento, particularmente en la ruralidad, y que se intensificaron a causa de la pandemia por Covid-19.
Por esto, el programa, que se ejecuta en alizanza con la Fundación Cabila, parte con el propósito de identificar las diversas afectaciones que han tenido 4.500 familias del departamento a causa de la pandemia, poniendo especial énfasis en el tema de género.
“Buscamos identificar cuáles son esas restricciones que tenían las familias por el confinamiento, las barreras en salud, salud mental, salud sexual y reproductiva, atención pre y posnatal y en general las problemáticas por las que pasamos las mujeres y más las que se encuentran en los municipios más pequeños” sostiene Russi.
En ese sentido, agrega, lo que pretende el programa es, por un lado, levantar datos acerca de esas afectaciones y, a partir de ellos, poder dar respuesta a través de las distintas rutas de atención, herramientas y otros mecanismos que existen a nivel municipal, departamental y nacional.
Para esto seleccionaron a 225 mujeres líderes de 45 municipios, cinco por cada municipio, a las que llamaron Marquesas, que fueron escogidas de 450 que inicialmente se postularon para el programa.
Esas 225 Marquesas se encuentran en este momento asistiendo a una serie de capacitaciones “en temas relacionados a cuáles son los efectos de la pandemia, qué es violencia intrafamiliar y de género, cuáles son las condiciones de vulnerabilidad en la que se encuentran las mujeres, factores de riesgo y prevención de violencias basadas en género y derechos humanos, así como en el conocimiento y manejo de los servicios y rutas de acción que hay a nivel municipal, departamental y nacional”, sostiene Russi.
Además, a cada una de ellas les fueron asignadas 20 familias con las que trabajar. Es a partir de ello, y a través de una serie de dispositivos tecnológicos que cada una de las Marquesas recibió, que esperan recoger los datos acerca de las afectaciones por la pandemia en esos hogares, al tiempo que las Marquesas replican el conocimiento recibido en las capacitaciones con cada una de las familias asignadas, impactando así, en total, a 4.500 familias del departamento.
Focos de impacto comunitario
«Lo importante es que se siembra la duda», dice María Teresa Vergara, una de las cinco Marquesas del municipio de Fómeque, cuando responde a la pregunta por impacto que ha tenido el programa.
Y agrega: “Las mujeres comienzan a ver dentro de sí, a preguntarse: ‘Mi papel es este, lo he hecho siempre, ¿pero es esto lo que yo debo hacer?’. Se detienen a pensar en los roles que tienen a diario y si están de acuerdo o no con ellos: ‘Ok, yo lavo la loza, pero ¿por qué soy siempre yo?’”.
Con ello, y a través del programa, Vergara asegura que busca dar cuenta y generar conciencia en los hogares acerca de las cargas adicionales que tienen las mujeres con el objetivo de que esas tareas y esos esfuerzos sean compartidos y redistribuidos entre las personas que componen ese hogar.
De la misma manera, Maria Oliva Vega, Marquesa del municipio de Caparrapí, sostiene que el programa ha sido fundamental tanto para ella como para las mujeres de las familias que tiene asignadas.
Al respecto dice que este les ha permitido fortalecerse como mujeres y “ante todo a aprender a ver que somos valiosas para una sociedad, para una familia, para una comunidad, así como a ver los diferentes tipos de violencia en las que nosotras hemos estado sumergidas a lo largo de la historia”.
Además, Liliana Casiano, Marquesa de Ubaque, asegura que el programa ha contribuido también a fortalecerse como líder de su comunidad, en la medida en que le ha permitido desarrollar nuevas habilidades “en la manera en cómo debemos abordar las familias, la comunidad o las personas y cómo también debemos ser más empáticos con la sociedad”.
Además, dado que este programa, coordinado por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, cuenta con un componente tecnológico transversal, las tres marquesas coinciden en que a través de él han podido fortalecer sus competencias y capacidades tecnológicas, cosa que también les ha permitido enriquecer sus procesos de liderazgo.
Por ejemplo, pueden compartir, intercambiar y comparar sus experiencias en el marco del programa con las integrantes que trabajan en otros municipios.
Así, con todo ello, las tres coinciden también en que el programa ha tenido buenos resultados a nivel personal y comunitario, pero insisten en que debe haber continuidad de estas inicitavias por parte de la institucionalidad, pues generar conciencia y transformación, así como atención y respuesta, alrededor de las violencias basadas en género no es algo que cambie de la noche a la mañana.